Facsímil de una gramàtica catalana del 1814, del autor, Josep Pau Ballot

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Llamar «Barna» a Barcelona no te convierte en moderno: lo demuestra un libro de hace más de dos siglos

Un usuario de Reddit localiza en una obra de Josep Pau Ballot una advertencia contra la abreviatura «Barna» para Barcelona

Un lector ha encontrado en un facsímil de una gramática catalana de 1814, escrita por Josep Pau Ballot, una advertencia del autor desaconsejando abreviar Barcelona como «Barna», por el riesgo de confusión que podía generar en la escritura.

El detalle, compartido en Reddit, indica que la reducción coloquial del nombre de la ciudad ya estaba lo bastante extendida en el siglo XIX como para preocupar a un gramático de la época.

Un apodo con raíces antiguas

Según la explicación difundida en redes, Ballot menciona expresamente la forma «Barna» en su obra de 1814 para pedir a los lectores que no utilicen esta abreviatura al referirse a Barcelona. Esta referencia permite situar el uso familiar de «Barna» al menos a comienzos del siglo XIX, desmontando la idea de que se trate de una invención reciente ligada a la cultura urbana del siglo XX.

En el mismo debate se recuerda que, en la tradición escrituraria antigua, era habitual marcar abreviaturas dentro de una palabra mediante una tilde o una virgulilla sobre determinadas letras, práctica que también se documenta desde siglos atrás. Este contexto ayuda a entender por qué los tratadistas de lengua veían con recelo ciertas formas abreviadas que podían considerarse poco claras o informales.

Hoy, «Barna» se utiliza de manera coloquial para referirse a la ciudad de Barcelona, especialmente en contextos informales y entre residentes. Se trata de una contracción del topónimo completo, que conserva el inicio y el final de la palabra, y que convive con otras formas como «BCN» o «Ciudad Condal».

La constatación de que un gramático ya advertía contra «Barna» hace más de doscientos años confirma que la tensión entre norma culta y uso popular viene de lejos. Mientras los especialistas han tendido a recomendar el nombre completo de la ciudad, la lengua hablada ha mantenido y consolidado este apodo breve, que hoy forma parte del paisaje lingüístico barcelonés.

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