El alcalde de Valencia, Joan Ribó, y su concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, junto a un autobús urbano de la EMT.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, y su concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, junto a un autobús urbano de la EMTAY VLC

Comunidad Valenciana  Ribó deja la Empresa Municipal de Transportes en una situación de «quiebra técnica» y con agujeros de deuda

El alcalde de Valencia destina uno de cada cinco euros del presupuesto municipal par mantener viva la sociedad que gestiona los autobuses en Valencia a pesar de seguir perdiendo millones de pasajeros año tras año

Todo aquello que tiene el apellido «público» parece ser que ha de ser de obligatoria propiedad de la izquierda. La Sanidad, las pensiones o las prestaciones por desempleo están irremediablemente subyugadas al mantra propagandístico de la los partidos que no comulgan con el socialismo, el comunismos o el anarquismo.
Una de las patas que sostienen esa falaz cosmovisión radica en el transporte público y uno de los partidos que mejor la encarna es Compromís. Su gestión al frente del Ayuntamiento de Valencia está teniendo como resultado convertir a la tercera capital nacional en una de las ciudades más inseguras y sucias del país.
En lo que respecta al urbanismo y el transporte, el sectarismo del alcalde, Joan Ribó, se sigue plasmando en un modelo de ciudad que casi nadie entiende y con un transporte público nunca antes criticado pero hoy más que nunca puesto en cuestión.

El siempre polémico Giuseppe Grezzi

Al frente de la Empresa Municipal de Transportes está Giuseppe Grezzi, uno de los concejales más afines a Ribó y un edil de los que disfrutan como un chiquillo de una polémica. Su gestión en Valencia dejará una huella imborrable en forma de interminables atascos y un cabreo vecinas que ya es generalizado. Aún así, él sigue dándose en pecho creyéndose que sus vecinos aplauden con entusiasmo sus divisorias políticas. Quien no se consuela es porque no quiere.
Sin embargo, su balance como presidente al frente de la EMT no es que deje mucho que desear, sino que directamente hace aguas se mire por donde se quiera miran. Tal como explica el concejal del Partido Popular Carlos Mundina, en 2022 los autobuses valencianos transportaron a un total de 78 millones de pasajeros. Esa cifra, no obstante, está muy por debajo de la registrada en 2019, último año prepandemia, donde se subieron al transporte público 96 millones de viajeros.
En opinión del edil, estos malos registros se agravan con la «opacidad y falta de transparencia» que tanto Ribó como Grezzi están ejerciendo en todo lo que tiene que ver con la sociedad de los autobuses urbanos. «evidencia que quieren ocultar la nula gestión de la compañía, más preocupada en hacer obras provisionales como la plaza del Ayuntamiento que en mejorar el servicio de transporte público», asegura Mundina.
La EMT supone para los valencianos una buena parte del presupuesto municipal, en torno a los mil millones de euros anuales. Aún así, tal es la situación de «quiebra técnica» a la que Ribó ha abocado a la sociedad que es el propio Consistorio el que se ha visto obligado a aportar otros 98 millones de euros de manera extraordinaria «para mantenerla en servicio», según detalla el concejal del PP.
Con todo ello, Mundina se reafirma en que esa es la «realidad» de las cuentas de la EMT «y no las mentiras que cuenta su presidente, Grezzi».
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, junto a Giuseppe Grezzi en el Pleno municipal.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, junto a Giuseppe Grezzi en el Pleno municipal.BIEL ALIÑO/EFE

No se limita a este hecho la ristra de asuntos polémicos protagonizados por el concejal de Movilidad valenciano. Es el propio Mundina quien denuncia que «no se sabe nada» de cómo está tramitándose la moción propuesta por el PP y aprobada en el Pleno municipal para que los conductores de la EMT sean considerados «agentes de autoridad».
El concejal no esconde su enfado porque este asunto tan importante esté «guardado en un cajón de los despachos de Ribó y Grezzi», a la misma vez que lamenta que estos «hechos condenables» se estén produciendo porque «el Ayuntamiento tiene herramientas para evitarlo y no lo hace».
En la misma línea, el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, reprocha a Ribó y su equipo que estén destinando «uno de cada cinco euros de los valencianos» a mantener vivo «el despropósito de Grezzi». «Van para tapar los agujeros que deja la falta de viajeros, que dos años después sigue sin volver a las cifras anteriores a la pandemia», apunta el edil ‘naranja’.
A pesar de esas mastodónticas cifras, Giner echa en cara a Compromí y PSPV-PSOE que, por si lo anterior no fuera suficiente, se incorporen 30 millones de euros más «para cubrir la deuda y salvar los muebles», lo que, en su opinión, refleja la «incapacidad para ejecutar inversiones» del regidor valenciano, que únicamente pretende «salvar la pésima gestión de Grezzi».
Según Giner, Ribó debería «cesar de una vez por todas a Grezzi» y «no tolerar ni un segundo más esta sangría de dinero público a cambio de un servicio que no está gestionando a la altura de las circunstancias».
Por su parte, el portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Valencia, Pepe Gosálbez, califica las cuentas de la EMT como «una muestra más de las mentiras y las trampas» a las que Ribo tiene «acostumbrados» a sus vecinos. Por ello, cree que es «vergonzoso» que Grezzi «saque pecho de su gestión» cuando la sociedad pública «vive de inyecciones constantes por parte del Ayuntamiento».
Asimismo, rechaza que la misma mercantil municipal «necesite los ingresos de varios parkings de la ciudad para aparentar una solvencia que no tiene».
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