El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto a Ana Barceló.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, junto a Ana BarcelóEFE

Elecciones 28-M  Así pagan PSPV-PSOE y Compromís a sus portavoces: ninguna sigue y tendrían poco peso tras el 28-M

Ana Barceló cuenta con pocas opciones de ser alcaldesa de Alicante, mientras Papi Robles acompaña a Joan Ribó en una lista que puede dejar de gobernar la ciudad de Valencia

Si la configuración y gestión de equipos en todos los ámbitos de las relaciones laborales es esencial, en el terreno político se vuelve vital. Que el líder de un partido o de un gobierno cuente con un estrecho grupo de confianza resulta indispensable para poder lograr los objetivos previstos.
Entre ese 'núcleo duro' suele estar la figura del portavoz parlamentario. Sus funciones van mucho más allá de pronunciar discursos utilizando la oratoria de manera sobresaliente. Es el máximo responsable del grupo en cuestión y el encargado de negociar, por ejemplo, la inclusión o exclusión –y en qué términos– de enmiendas a un determinado texto.
Igualmente, actúa a modo de enlace entre el poder Ejecutivo si es de su partido y el Legislativo, coordinando los mensajes a pronunciar y se ha de conocer 'de pe a pa' el reglamento de la cámara en la que esté porque en caso de protestas, quejas, peticiones y demás, será el portavoz quien se tenga que batir el cobre para que se le dé la razón.
Su trabajo, tanto por su inevitable y permanente exposición a la opinión pública como por sus incontables horas de dedicación, es habitual que tenga premio político por parte del líder del partido en cuanto a peso orgánico o responsabilidades públicas se refiere.

Regalo envenenado de Puig

Como de costumbre, este no es el caso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en menos de cinco años ha tenido tres portavoces en el Congreso, Adriana Lastra, Patxi López y Héctor Gómez. Es cierto que este último ahora es ministro de Industria, pero no lo es menos que su reubicación muchos creen que se debe a mantener en Moncloa la cuota canaria que había dejado Carolina Darias.
En lo referente a la Comunidad Valenciana, no se puede decir que las dos principales portavoces de la izquierda en las Cortes regionales tengan muchas opciones de promocionar una vez se hayan celebrado las elecciones del 28-M.
Respecto al PSPV-PSOE, su actual síndica, Ana Barceló, no volverá a ejercer como tal en la undécima legislatura autonómica. Por contra, optará a ser la próxima alcaldesa de Alicante. En principio y sin conocer el contexto, se podría decir que el líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig, le ha recompensado.
Sin embargo, en caso de ser un regalo, este es de lo más envenenado. Según prevén las encuestas, la lista más votada en la capital alicantina será la del actual alcalde, Luis Barcala. Aunque no alcanzaría la mayoría absoluta, si terminase logrando el apoyo de Vox, ambas formaciones la superarían con cierta holgura y, por tanto, no tendrían ningún problema para que el centro-derecha siguiera al frente del Ayuntamiento.
Esto no quiere decir que Barceló vaya a dejar de pelear por ser la regidora, pero no hay sondeo que le dé opciones reales de serlo. Además, cabe recordar que antes de ser la portavoz del PSPV-PSOE en el parlamento autonómico, la candidata fue la consejera de Sanidad durante la pandemia del covid-19, baza que exprimirá hasta el último momento.
Al igual que su jefe de filas, la relación de Puig con sus portavoces parlamentarios también es bastante agitada y siempre ha estado sujeta a los vaivenes e intereses políticos.
Así, Barceló tomó las riendas del grupo socialista en sustitución de Manolo Mata. Este renunció a su cargo –siendo además la mano derecha del presidente de la Generalitat– para defender en los tribunales a José María Cataluña, a quien el juez considera el cabecilla del caso Azud, en el que se investiga una supuesta financiación ilegal del partido de Puig.
La portavoz de Compromís en las Cortes Valencianas, Papi Robles, durante una sesión parlamentaria.

La portavoz de Compromís en las Cortes Valencianas, Papi Robles, durante una sesión parlamentaria.CORTES VALENCIANAS

Las aguas están revueltas en el socialismo valenciano, pero no lo están menos en las filas de Compromís. Los nacionalistas se enfrentan a un escenario nuevo para ellos: concurrir a unas elecciones sin el liderazgo de Mónica Oltra. Forzada a dar un paso atrás tras ser imputada por, presuntamente, encubrir los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años tutelada por su Consejería, ahora en la coalición manda Joan Baldoví.
El diputado se despidió del Congreso hace casi un mes, pero todavía no ha entregado su acta y sigue participando en las sesiones de la Cámara Baja como si no se presentase a unas elecciones autonómicas en un mes. Entre AVE de ida y AVE de vuelta desde Madrid, al nacionalista le ha dado tiempo para apuntalar su campaña y reorganizar las estructuras internas del partido, algo que afecta de pleno a la hasta mayo portavoz de Compromís en las Cortes, Papi Robles.
No es que la síndica haya ejercido su labor de forma blanda. Tampoco que le haya apretado las tuercas a Puig en los variados escándalos que le afectan. Todo lo contrario, de hecho, pero ahora es el tiempo de Baldoví y entre sus misiones está la de hacer olvidar a Oltra en el seno de la formación.
En cuanto a Robles, acompañará al alcalde de Valencia, Joan Ribó, como número dos de su candidatura, por lo que su pérdida de peso político será evidente. En el mejor de los casos para los intereses de Compromís, en el que la izquierda logre sumar en el Consistorio, tendrá un cargo de segunda fila. De ser así, el alcalde sería de nuevo Ribó y la vicealcaldesa, la socialista Sandra Gómez.
En cuanto a posibles concejalías a ocupar, el PSPV-PSOE no permitirá ceder a Compromís Hacienda ni las competencias de la Policía Local. Tampoco estaría al frente de Cultura Festiva, la cartera más codiciada, puesto que ya tiene nombre y apellidos: Pere Fuset, de Compromís.
No obstante, tanto a Robles como a sus compañeros de coalición les puede ir peor y pasar a ser concejales rasos, sin ninguna competencia en el Ejecutivo municipal. Este es el contexto que dibuja la gran mayoría de encuestas y sondeos, que otorga a la popular María José Catalá una clara victoria electoral el 28-M que le permitirá, si se granjea el apoyo de Vox, devolver al PP la alcaldía de Valencia.
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