El candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, Carlos Mazón, junto al alcalde de Alicante, Luis Barcala.

El candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, Carlos Mazón, junto al alcalde de Alicante, Luis Barcala.LUIS BARCALA/FACEBOOK

Elecciones 28-M  El PP busca en Alicante una victoria contundente frente a los continuos ataques de Sánchez a la provincia

Luis Barcala aspira a la reelección con una mayor ventaja en una campaña marcada por el Tajo-Segura y unos Presupuestos en los que la provincia es la que menos inversiones del Gobierno recibirá en 2023

La ciudad de Alicante puede ser la excepción en las próximas elecciones del 28 de mayo en lo que a capitales de provincia de refiere. Frente a la máxima igualdad que se prevé que haya tanto en Valencia como en Castellón –donde a priori todo lo puede decidir un único escaño–, en la segunda ciudad regional no parece que vaya a haber cambio de regidor.
Siempre según las encuestas, esto sería posible porque el Partido Popular volvería a ser la fuerza más votada y, junto a Vox, el bloque de centro-derecha lograría mayoría absoluta en el Ayuntamiento alicantino. Así, el actual alcalde, Luis Barcala, ampliaría significativamente su representación pasando de sus actuales nueve asientos hasta los doce.
De este modo, los populares consolidarían una importante plaza electoral. Siendo feudo tradicional, pasaron a la oposición en 2015 fruto de un pacto de la izquierda. Sin embargo, el triunfo en una moción de censura aupó a Barcala hasta el bastón de mando, que lo revalidó en los comicios de 2019.
Por su parte, Vox también mejoraría sus resultados. De hecho, los dos concejales que obtuvo hace cuatro años el 28 de mayo serían cinco. Por tanto, sumados a los doce del PP el resultado es diecisiete, dos ediles por encima de la absoluta.

Desgaste de la izquierda

De todos modos, aunque se confirmase una ventaja holgada frente a los partidos de izquierda, una de las claves estará en ver qué diferencia hay entre los de Feijóo y los de Abascal. Dependiendo de ello, un hipotético Ejecutivo municipal con ambas formaciones dentro podría variar ostensiblemente según la fuerza de uno u otro.
De hecho, si Barcala obtuviese una victoria aún más amplia que la que pronostican las encuestas, podría gobernar en solitario porque, solo en el caso de los ayuntamientos, si un candidato no sale respaldado automáticamente gobierna la lista más votada.
Aún así, la estrategia de Vox puede que no esté orientada a negociar consistorio por consistorio y región por región, sino a que los posibles pactos tengan una visión nacional, más general y no tan particular.
En cuanto a la izquierda, el PSPV-PSOE cuenta con una candidata de peso, como es Ana Barceló. Integrada en el círculo de mayor confianza del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha sido la consejera de Sanidad durante la pandemia. Además, en el último tramo de la legislatura se ha encargado de ser la portavoz del Grupo Socialista en las Cortes autonómicas.
Ha ocupado este cargo desde que su antecesor, Manolo Mata, renunció a él para dedicarse a la defensa de José María Cataluña, extesorero de la organización y considerado por la Guardia Civil como el cabecilla de la trama Azud, donde se investiga una presunta financiación ilegal de los socialistas valencianos.
A pesar de que los sondeos apuntan a que Barceló añadiría un escaño a los nueve con los que cuenta, no serían suficientes para arrebatarle la alcaldía a Barcala.
Principalmente, esto no sucedería porque las formaciones a su izquierda sufrirían un desgaste en las urnas. A Compromís la precampaña se le está haciendo muy larga porque sus dirigentes no advierten que vayan a gozar del respaldo popular que sí tenía Oltra, por lo que la coalición no pasaría de dos representantes en el Ayuntamiento alicantino.
Igualmente, Unidas Podemos tendría muy difícil entrar en el Consistorio, ya que no alcanzaría el porcentaje mínimo de votos obtenidos. De ser así, sus ediles pasarían a cero.
El mismo panorama es con el que tiene muchas opciones de encontrarse Ciudadanos, no solo en Alicante, sino en muchos municipios de la Comunidad y del resto de España. En 2019 los 'naranjas' le otorgaron su confianza para conseguir cinco concejales, mientras que alcanzar tan solo uno el 28 de mayo se antoja algo prácticamente imposible.
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy participó en un mitin apoyando a Luis Barcala.

El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy participó en un mitin apoyando a Luis Barcala.EFE

Las próximas elecciones se desarrollarán tanto en la capital alicantina como en la provincia bajo el paraguas de dos grandes temas. Uno es el recorte al trasvase Tajo-Segura que el Gobierno central aprobó a finales de año sin atender a ningún criterio técnico. Este asunto puede suponer para PP y Vox una buena baza.
Pese a que Puig ahora presume de haber litigado con Sánchez en el Supremo para revertir la decisión, la verdad es que cuando se votó en el seno del Consejo Nacional del Agua el socialista se abstuvo, facilitando así la reducción de agua trasvasada.

A la cola en inversiones

A Compromís le sucede igual, ya que la defensa de la infraestructura, de los cultivos y los regantes ha ido aumentando según se acercaban los comicios. Las intervenciones al respecto de Baldoví en San Jerónimo son ciertamente escasas.
Por contra, tanto populares como Vox sí se han mantenido desde un principio en contra de la postura de Sánchez y la ministra Teresa Ribera, con lo que el relato sobre el Tajo-Segura a bien seguro lo explotarán.
Otro asunto de interés es el que se refiere a las inversiones por parte del Ejecutivo. Extrañamente, los Presupuestos Generales del Estado para 2023 establecen que Alicante sea la provincia de España donde el Gobierno menos vaya a invertir a lo largo del año. Esto sucede a pesar de ser una de las que cuenta con mayor actividad a lo largo de los doce meses y, por tanto, con mayor necesidad de recursos.
Aquí, de nuevo, PSPV-PSOE y Compromís tendrán que esforzarse para salir airosos en los distintos debates que haya. Los nacionalistas porque es difícil justificar por qué apoyan unas cuentas públicas tan lesivas para Alicante a cambio de nada. Y los socialistas porque tienen la tarea aún más complicada todavía de explicar por qué el Gobierno de su partido ha puesto a la provincia como el farolillo rojo de las inversiones.
Por si el panorama para la izquierda fuese poco alentador por sí, cabe resaltar que el presidente de la Diputación de Alicante es Carlos Mazón, candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, con lo que su peso en la zona es más que importante.
Con todo, la campaña girará en torno a dos temas de importancia local y provincial, pero con claras relaciones a escala nacional. Por una parte, el centro-derecha trata de vincularlos con la figura de Pedro Sánchez. En cambio, la izquierda centra buena parte de su empeño en tratar de desvincularse del presidente del Gobierno, sabedora de que no es un activo electoral en la provincia de Alicante.
Comentarios
tracking