Carlos Mazón y María José Catalá celebran la victoria del PP el 28 de mayo

Carlos Mazón y María José Catalá celebran la victoria del PP el 28 de mayoEuropa Press / Jorge Gil

De la muerte de Podemos y Ciudadanos a la resurrección del PP: así ha sido el año político valenciano

Las elecciones del 28-M dejaron en la Comunidad un mapa teñido de azul, con un Consell liderado por Mazón en coalición Vox y una izquierda fuera de las principales instituciones

El curso político está a escasos días de finalizar y en la Comunidad Valenciana lo institucional se despide de una forma notablemente distinta a como dio la bienvenida a 2023. La cita que supuso un cambio significativo fue el 28 de mayo, fecha de las elecciones locales y autonómicas. Hasta ese día, las Cortes regionales estaban compuestas por seis partidos, la presidencia de la Cámara la ostentaba Compromís y el Consell estaba en manos del tripartito de izquierdas con Ximo Puig al frente.
Sin embargo, el cierre de las urnas ha llevado de nuevo al Partido Popular a ser la fuerza más votada, a ostentar la presidencia de la Generalitat y a gobernar en coalición con Vox. A los de Santiago Abascal, a compartir Gabinete y a estar al frente del Parlamento bajo la figura de Llanos Massó como segunda autoridad de la Comunidad, a la par que ha sacado al PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos del Ejecutivo y ha confirmado lo que todas las encuestas pronosticaban: Ciudadanos y los 'morados' se han quedado fuera del Hemiciclo valenciano.
Comenzando por el PP, el 28-M fue su gran día. Los sondeos le vaticinaban unos buenos resultados y serias opciones de volver al Palau, algo que sucedió en virtud a los 40 escaños que obtuvo. Esta cifra supuso sacar más del doble de representación que en la anterior convocatoria, cuando solo lograron alcanzar 19. De este modo, Carlos Mazón se convertía en el candidato con más respaldo ciudadano, un hecho que junto a las 13 actas de Vox, le colocaba muy cerca de devolver a su formación a la cima del poder autonómico. Lo hizo, además, en su primer intento y ante un Puig que buscaba un tercer mandato.

Coalición PP-Vox

La toma de posesión del 'popular' se celebró el 17 de julio y fue posible gracias a la mayoría absoluta del centro-derecha y al correspondiente pacto con Vox con el objetivo de revertir la gestión del tripartito en materias como la bajada de impuestos, impulsar un sistema educativo libre de ideología y adoctrinamiento o, entre otros, dar carpetazo al respaldo al independentismo catalán. En cuanto a la formación conservadora, no solo consiguió la presidencia de las Cortes, sino también la Vicepresidencia primera del Gabinete y tres carteras: Cultura, en manos también de Vicente Barrera, Justicia e Interior y Agricultura.
Hasta esa posición llegó Vox haciendo valer sus 13 escaños, tres más que los cosechados cuatro años atrás. Por tanto, ha pasado de tener un papel secundario en la oposición a gestionar áreas de relevancia en el Gobierno valenciano. Se debe destacar que el inicio de la andadura de la coalición no fue fácil porque la izquierda denostó el pacto minutos después de que se hiciera público, sin esperar a juzgar por la vía de los hechos a Mazón y sus consejeros y prefiriendo agitar la calle.
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, junto a sus consejeros.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, junto a sus consejerosEP / Joaquín P. Reina

Tras ocho años en la Generalitat, socialistas, nacionalistas y comunistas vieron cómo el tripartito que conformaban explotaba y se veía obligado a ceder el testigo al centro-derecha. Respecto al PSPV-PSOE, en las elecciones la candidatura liderada por Puig aumentó tanto en escaños (cuatro más) como en votos, con casi 55.000 papeletas más. No obstante, la suma de la izquierda se quedaba lejos de la mayoría absoluta.
Como consecuencia, la federación actualmente se encuentra en una suerte de tierra de nadie, sin terminar de hacerse a la idea de que ya no gobierna, con un Consell enfrente que avanza en su hoja de ruta e inmersa en un proceso de sucesión interna que culminará en un Congreso Extraordinario en el primer trimestre de 2024. Todavía no hay candidaturas oficiales, pero todas las miradas apuntan a la ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant.
Para colmo, 2023 termina de la peor manera para Puig, tras frustrarse su ansiado nombramiento como ministro y ver cómo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha preferido premiar y promocionar a otros expresidentes regionales que tuvieron el mismo destino en los comicios que el castellonense. Por si no fuera suficiente, ha dejado su acta de diputado en las Cortes y actualmente se encuentra a la espera de que se confirme su nombramiento como embajador de España ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El socialista Ximo Puig, compareciendo en la noche del 28 de mayo.

El socialista Ximo Puig, compareciendo en la noche del 28 de mayoPSPV-PSOE

Por su parte, no sería de extrañar que en Compromís sus dirigentes estén deseando que se termine cuanto antes este año. Los nacionalistas no solo han perdido la vicepresidencia y las consejerías que manejaban en la Generalitat. También han hecho lo propio con su gran joya institucional, el Ayuntamiento de Valencia. Ese batacazo electoral provocó una crisis sin precedentes entre las dos 'patas' de la coalición con más peso, Més e Iniciativa del Poble Valencià, el partido de Mónica Oltra. Tal fue y sigue siendo el nivel de bronca que la relación entre ambas familias está completamente rota.
Ha habido varios momentos que han supuesto fracturas internas, aunque dos han sido los que han terminado por dinamitar algo que a todas luces se veía que era insostenible. Uno de ellos fue el nombre de quién debía ser el senador por designación autonómica. Mientras Iniciativa apostaba por Carles Mulet, Més, donde milita el líder de facto, Joan Baldoví, lo hacía por Enric Morera, hasta julio presidente de las Cortes y que, finalmente fue quien consiguió el puesto en la Cámara Alta.
La segunda razón viene a cuenta del modelo de partido que debe seguir Compromís, es decir, mantenerse como coalición tal como defienden los de Oltra o avanzar hacia ser una formación al uso o una federación de partidos. Las reticencias de Iniciativa han provocado una salida masiva de militantes hacia Més. Muy mal 2023 y mucha incertidumbre en 2024 para los nacionalistas.
En cuanto a Ciudadanos y Unidas Podemos, ambas organizaciones se quedaron el 28 de mayo sin representación parlamentaria. Por un lado, los liberales se dieron un gran golpe, perdiendo la totalidad de los 18 escaños que tenían en el Hemiciclo. Para obtener asientos en el Parlamento valenciano es necesario alcanzar el 5 % de los votos, un porcentaje muy alejado del 1,5 % que obtuvieron.
Tampoco llegó a ese listón Unidas Podemos, quedándose en el 3,44 % de respaldo popular. Durante semanas, una de las grandes incógnitas radicaba en saber si los comunistas revalidarían alguno de los ocho diputados con los que contaban. Pocas encuestas así lo preveían, más aún cuando las excarcelaciones y las rebajas de condenas como consecuencia de la ley del 'solo sí es sí' o la Ley Trans marcaron buena parte de la campaña electoral.
Por tanto, 2023 políticamente deja en el centro-derecha a un PP resucitado y con una enorme cuota de poder a lo largo de la Comunidad y a Vox en subida y formando parte del Consell. En la otra cara de la moneda, la izquierda sufrió una debacle que ha hecho saltar por los aires el tripartito tras dos legislaturas: Unidas Podemos sin voz en el Hemiciclo, Compromís descompuesto, y el PSPV-PSOE sin la Generalitat y una constante marejada interna. En lo concerniente a Ciudadanos, su rol actual es el de un partido residual.
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