Diana Morant, en su acto de proclamación como nueva secretaria general del PSPV-PSOE

Diana Morant, en su acto de proclamación como nueva secretaria general del PSPV-PSOEEuropa Press / Rober Solsona

El trampantojo de las primarias en la izquierda valenciana: PSOE y Compromís silencian a sus bases

Mientras Diana Morant ha sido elegida por imposición directa de Sánchez, Joan Baldoví organizó unas votaciones sui generis tras forzar a Aitana Mas a no competir contra él

Los partidos de izquierdas con representación parlamentaria en las Cortes Valencianas han vivido en los últimos dos años sendos cambios de liderazgo que han supuesto importantes modificaciones en sus hojas de ruta, ya que estos, por un motivo u otro, han sido de forma abrupta y prácticamente se han tenido que improvisar. En el caso del PSPV-PSOE, la pérdida de la Generalitat Valenciana por Ximo Puig le sirvió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para darle la puntilla política a su barón territorial. Por otra parte, Compromís tuvo que afrontar la dimisión a regañadientes de Mónica Oltra tras resultar investigada por, supuestamente, encubrir los abusos sexuales de su marido a una menor tutelada por su Consejería.
Otros dirigentes y de forma apresurada no son las únicas coincidencias entre socialistas y nacionalistas. Ambas formaciones se jactan de que, ante este tipo de situaciones, sean inesperadas o programadas, realizan procesos de primarias. Ante constantes apelaciones a dar «voz a los militantes» para que se expresen «libremente» en un supuesto ejemplo de «democracia» y «transparencia» internas y tantos otros mantras similares, son firmes defensores de este método. Sin embargo, los ejemplos más recientes dan a entender que ese afán hacia las bases podría ser más de cara a la galería que a la práctica.
La muestra más actual de ello es la del PSPV-PSOE, que proclamó hace unos días a la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, como su nueva secretaria general con vistas a recuperar el Ejecutivo autonómico en 2027, a cuyo frente está el 'popular' Carlos Mazón. En un pequeño mitin a las puertas de la sede de la federación, la protagonista del día agradeció a la militancia su apoyo. Lo hizo delante de un gran cartel con el lema 'Aquí Estamos' ('Ací Estem', en valenciano).

Reunión con Santos Cerdán en Ferraz

A tenor de los hechos, más allá de consejos de gurús de consultoría y el marketing político, la fórmula en plural del verbo «estar» bien podría referirse a Sánchez, ya que han sido él y su necesidad de controlar la filial socialista valenciana los que han colocado a Morant al frente. De hecho, no es que las bases no hayan hablado, sino que se les ha silenciado en el despacho del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en la calle Ferraz de Madrid. Hasta allí acudieron la pasada semana la propia Morant y sus dos contrincantes en las primarias, los secretarios provinciales de Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, respectivamente. Hasta ese momento eran precandidatos.
Entraron tres aspirantes y solo salió uno. Una, en este caso. Como si de algo prohibido o tenebroso se tratase, las primarias no debían celebrarse bajo ningún concepto. Esa era la consigna y no se podía salir de la cita sin asumirlo y firmarlo. El porqué no era que Bielsa o Soler careciesen de apoyo entre los militantes, puesto que lo tienen consolidado y, por si fuera poco, exponencialmente mayor que el de la ministra. La razón era mucho más sencilla: Morant es la apuesta de Sánchez. El resto sobra, temas menores.
Por tanto, el PSPV-PSOE, con la tutela del presidente del Gobierno, ha pasado en cuestión de días, e incluso horas, de apelar a que los afiliados se expresasen con total libertad a callarles y evitar elegir quién querían que les liderasen. De los creadores de «la amnistía es reparadora» llega «la candidatura de Diana Morant representa la unidad».
Joan Baldoví y Aitana Mas, en el pleno que ha evidenciado la ruptura de Compromis.

Joan Baldoví y Aitana Mas, en un pleno en las Cortes ValencianasEFE / Biel Aliño

A la izquierda de los socialistas la democracia interna cuenta, más o menos, con los mismos estándares. Tras la mencionada renuncia de Oltra, la coalición nacionalista quedó descabezada y sin rumbo. Su sucesora en el Consell fue Aitana Mas, pero la compleja configuración de la coalición no le aseguraba ser la candidata a la presidencia de la Generalitat en las elecciones del 28 de mayo, que serían poco menos de un año más tarde. Y, efectivamente, así fue. Mas forma parte de Iniciativa, la segunda de las tres 'familias' de Compromís en cuanto a peso interno, pero Joan Baldoví, por aquel entonces diputado en el Congreso, es de Més, la mayoritaria. La pugna estaba servida.

«Compromís no es una monarquía»

El primero que dio un paso adelante fue el parlamentario. Anunció sus intenciones de aspirar a la jefatura del Ejecutivo autonómico por sorpresa, no solo para la oposición, sino también para buena parte de sus compañeros, a quien no sentó nada bien el gesto, ya que se lo tomaron desde una doble vertiente: cerrar el paso a la heredera de Oltra y, en el caso en que los tiempos judiciales le favoreciesen a esta, evitar que tras ser desimputada le disputase ser cabeza de lista. Aún con todo, Mas llegó a plantearse la posibilidad de concurrir a unas primarias. Estaba decidida.
Pero la experiencia política de Baldoví, acostumbrado a negociaciones capitales y a la dureza de la vida pública en Madrid, era y es infinitamente mayor que la de su posible contrincante. De este modo, aunque la vicepresidenta nunca descartó su concurrencia al proceso interno y así lo dijo en varias ocasiones tanto pública como privadamente, el exalcalde de Sueca poco a poco le fue quitando esa idea de la cabeza. Tanto es así que, en lugar de organizar unas primarias entre ambos para que los afiliados de Compromís tuvieran la última palabra, se hicieron unas votaciones un tanto sui generis.
Al igual que con Morant, la lucha entre dos o más participantes era imposible de llevar a cabo. Por tanto, la solución fue la renuncia de Mas a optar a ser la candidata a la Generalitat en favor de Baldoví a cambio de ella concurrir a las votaciones orgánicas para elegir al número uno por la provincia de Alicante, donde Mas mantenía una agria disputa con Mireia Mollà, a quién echó fulminantemente del Consell tan pronto como tuvo oportunidad.
En esa ocasión se votó, pero con todo hecho porque la circunscripción del diputado era en la que se decidía el presidenciable y no hubo rival. «Para eso hacemos unas primarias. Si estuviera claro... Compromís no es una monarquía, por eso nos dotamos de mecanismos democráticos para elegir quién debe ser (elegido líder)», dijo Baldoví en una entrevista antes de las elecciones autonómicas.
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