
Imagen del Papa Luna en el castillo de la localidad castellonense de Peñíscola
El Papa Luna: último pontífice español, conocido como «el antipapa», envenenado y refugiado en Peñíscola
Benedicto XIII fue uno de los principales protagonistas del largo y complejo Cisma que dividió a la Iglesia a fines de la Edad Media
La turística y popular localidad de Peñíscola esconde multitud de historias y secretos con siglos de antigüedad. Además de ser escenario de míticas series y películas como Juego de Tronos, el mítico castillo de este pueblo costero de la provincia de Castellón fue refugio del último pontífice español, el Papa Luna.
Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, fue pontífice aragonés y ejerció como Papa desde 1394 hasta 1423. Eligió la fortaleza medieval de Peñíscola como su sede, convirtiéndola en un símbolo de resistencia y fe en tiempos de división eclesiástica.
El Cisma de Occidente, comprendido entre 1378 y 1417, dividió a la Iglesia Católica, con papas rivales en Roma y Aviñón. Pedro Martínez de Luna, cardenal de Aviñón, fue elegido papa por los cardenales de esa ciudad en 1394, adoptando el nombre de Benedicto XIII. Sin embargo, su pontificado fue rechazado por la mayoría de los reinos cristianos, quienes reconocieron a otros papas rivales. A pesar de la oposición, se mantuvo firme en su posición, lo que le valió el apodo de «antipapa».
El Papa Luna fue reconocido como tal tan sólo por Aragón, Castilla, Navarra y Escocia, a lo largo de esas tres décadas se le opusieron el resto de los reinos cristianos, disputaron su titulación cuatro papas más y muchos le tacharon de hereje, de sacrílego y de causante de la división de la Iglesia. Aunque para unos fue el Sumo Pontífice y para otros «el antipapa», nadie puede negar su papel y relevancia como uno de los principales protagonistas del largo y complejo Cisma que dividió a la Iglesia a fines de la Edad Media.
Refugio y sede papal
Durante más de dos décadas Pedro de Luna ejerció como Sumo Pontífice sobre los territorios que le eran fieles, en medio de constantes negociaciones para poner fin al Cisma. Residió primero en Aviñón, en el palacio de los Papas, que abandonó en 1403 para vivir a caballo de diversas ciudades de Francia e Italia. En 1415 fijó su residencia en el antiguo castillo templario de Peñíscola, que convirtió en un palacio de leyenda. Desde allí, gobernó con autoridad espiritual y temporal, creando una corte papal que atrajo a eruditos, artistas y diplomáticos

Vista panorámica del Castillo de Peñíscola, donde murió el Papa Luna
Rodeado de reliquias y obras de arte, creó una de las bibliotecas más importantes de su época, compuesta por obras de teología, filosofía, arquitectura, medicina, alquimia y magia. Figuraban en ella también tratados bélicos, de astrología y astronomía y obras sobre las propiedades de las plantas. Las piezas más controvertidas de su colección, los «libros ocultos», llevaron a que se arrojasen sobre el papa acusaciones de hechicería y cultos demoníacos.
Entre las leyendas se dice, por ejemplo, que poseyó el legendario Códice Imperial, un pergamino escrito por el emperador Constantino, del que se decía que, quien lo leyese, sentiría cómo se helaba su sangre y cómo se tambaleaba su fe. Guardado y custodiado en una cánula de oro, sólo los papas y sus cancilleres tenían acceso a él, y al parecer Benedicto XIII se lo había llevado tras su salida de Aviñón. Aunque por mucho que fue buscado, nunca apareció, quedando para siempre su paradero oculto entre los muros de Peñíscola.
Desde Peñíscola, Benedicto se enfrentó a los romanos Inocencio VII y Gregorio XII y, tras el Concilio de Pisa, también a Alejandro V y Juan XXIII. Sobrevivió a varios intentos de envenenamiento y siempre se negó a abdicar, incluso tras la renuncia de los otros papas y el nombramiento de Martín V en el Concilio de Constanza en 1417. Pedro Martínez de Luna murió el 17 de mayo de 1423, convencido hasta el fin de que él era el único papa legítimo. Se dijo que sus últimas palabras fueron: Papa sum.
La historia de Benedicto XIII y su relación con Peñíscola es un testimonio de la complejidad y riqueza del pasado medieval europeo. Su elección de esta ciudad como sede papal en tiempos de división eclesiástica subraya la importancia estratégica y simbólica de Peñíscola en la historia de la Iglesia Católica. Hoy, la ciudad continúa celebrando su legado, recordando a los visitantes que, en tiempos de incertidumbre, Peñíscola fue un refugio de fe y resistencia.
La figura del Papa Luna ha sido reivindicada por Peñíscola como parte de su identidad histórica. En 2023, el Ayuntamiento presentó un nuevo logotipo institucional que incorpora su imagen, simbolizando su legado y la conexión de la ciudad con la historia papal. El 23 de mayo del mismo año, el municipio conmemoró el 600 aniversario de la muerte de Benedicto XIII con una serie de actos culturales y religiosos. Se depositó una corona de flores en la estatua de bronce del Papa Luna, ubicada a la entrada del castillo que lleva su nombre. Además, se celebró una misa en la capilla de la fortaleza y un concierto de música medieval en el salón gótico.