Imagen del Papa Luna en el castillo de la localidad castellonense de Peñíscola

Imagen del Papa Luna en el castillo de la localidad castellonense de PeñíscolaWikimedia Commons

Castellón  La curiosa historia del Papa que murió en Peñíscola y dio origen a la expresión 'seguir en sus 13'

Este dicho popular surgió durante el Cisma de Occidente, una de las épocas más tensas y complejas de la Iglesia Católica

El Instituto Cervantes explica que el clásico dicho 'seguir en sus 13' hace referencia a «persistir una persona con pertinacia en una cosa que ha aprendido o empezado a ejecutar» y «mantener una persona a todo trance su opinión». Esta expresión forma parte del acervo popular y se usa en multitud de conversaciones, pero es bastante desconocido que nació en el ámbito religioso y su origen se sitúa en la localidad castellonense de Peñíscola.
El siglo XIV estuvo marcado por el Cisma de Occidente, una cadena de acontecimientos que supuso la división en el seno de la Iglesia Católica, con una parte en Roma y otra en la ciudad francesa de Aviñón. En la corte del Papa Gregorio XI estaba don Pedro Martínez de Luna, cardenal de Aragón y proveniente de una las familias más reconocidas de dicho Reino. Con el Pontífice se trasladó a Roma, pero el clima de inseguridad que allí se vivía les hizo decidir el regreso al país galo.
Días antes del viaje, Gregorio XI murió. Era 1378 y se debía hacer un Cónclave para elegir al sucesor. A la reunión cardenalicia faltaron algunos de sus miembros, pero se terminó nombrando a Urbano VI nuevo Papa. Sin embargo, meses más tarde el propio Pedro de Luna y otros purpurados franceses invalidaron la decisión por considerar que se había tomado bajo violencia y amenazas, ya que los romanos tiraron la puerta del Cónclave abajo ante el temor de que el Santo Padre no fuese romano ni italiano.

Varios arrepentimientos a última hora

En ese momento, los díscolos designaron a Roberto de Ginebra como el verdadero sucesor de San Pedro, adoptando el nombre de Clemente VII. A la par, Urbano VII no abdicó, con lo que hubo dos papas simultáneamente. En esa época, y bajo la fidelidad guardada a Clemente, Pedro de Luna cogió fama y fue forjándose una leyenda que le llevó a ser uno de los personajes más reconocidos. Tanto es así que terminaría siendo papa.
Vista panorámica del Castillo de Peñíscola, donde murió el Papa Luna

Vista panorámica del Castillo de Peñíscola, donde murió el Papa LunaDiputación de Castellón

En 1394 falleció Clemente VII y, a pesar de que en un principio, los cardenales franceses acordaron e, incluso, firmaron que no nombrarían a su sucesor en aras de buscar la ansiada reconciliación con Roma, finalmente sí lo hicieron y fue elegido es Pedro de Luna, a partir de entonces Benedicto XIII. Estuvo en el cargo 20 años, en los que le dio tiempo a confrontar con otros 'homólogos' suyos como Inocencio VII, Gregorio XII, Alejandro V y Juan XIII (no fue Angelo Giuseppe Roncalli).
En 1415 se trasladó hasta Peñíscola, tomó el castillo como su residencia, adaptándolo como un palacio y construyendo en su interior una de las bibliotecas más amplias e importantes. Durante su etapa como Sumo Pontífice fue objeto de varios envenenamientos y, aunque las presiones para que renunciase al puesto fueron numerosas y él mismo llegaba a comprometerse a ello, siempre en el último momento se arrepentía y daba marcha atrás. Ese es el origen del dicho popular, puesto que Benedicto XIII 'seguía en sus 13'.
De hecho, tal fue le nivel de negativa a abandonar el que él creía que era un papado del todo legítimo, que se dice que cuando el 17 de mayo de 1423 Pedro de Luna murió, sus últimas palabras fueron «Papa Sum» (yo soy el Papa, en latín).
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