Imagen de archivo del Embalse de Sichar, perteneciente a la cuenca del Júcar, situado en la provincia de Castellón

Imagen de archivo del Embalse de Sichar, perteneciente a la cuenca del Júcar, situado en la provincia de CastellónMinisterio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico

Los embalses de Castellón y Valencia almacenan la misma media de agua que hace diez años a pesar de las lluvias de la dana

La última semana, en plena ola de calor histórica, los principales pantanos de la Cuenca del Júcar descienden sus reservas

Ocho meses después de las intensas lluvias provocadas por la dana que afectó gravemente a la Comunidad Valenciana, el estado de los embalses en las provincias de Valencia y Castellón muestra una sorprendente estabilidad. A las puertas del verano y en plena ola de calor histórica, la cuenca del Júcar almacena actualmente un 60,72 % de su capacidad total, con 1.748 hectómetros cúbicos de agua embalsada. Esta cifra es prácticamente idéntica a la media registrada hace una década en estas mismas fechas, que rondaba los 1.475 hectómetros cúbicos. Un dato que llama la atención teniendo en cuenta tanto la magnitud de la riada como las temperaturas extremas de estos días.

El equilibrio entre las lluvias puntuales y el consumo sostenido ha permitido conservar unos niveles razonables, aunque por debajo de otras cuencas del país. En comparación con la media nacional, que en algunos casos supera ampliamente el 80 %, como ocurre en las cuencas del Duero (88,7 %), Ebro (87,4 %) o Tajo (82,4 %), el Júcar se sitúa algo por debajo. Aun así, se encuentra en mejor situación que otras zonas del sureste español, como Alicante, donde los embalses apenas superan el 25 %.

En la Comunidad Valenciana, la media de agua almacenada está en torno al 51,6 %, mientras que en Castellón se alcanza el 55,6 % y en Valencia el 56,7 %, según los últimos datos registrados en embalses.net.

Los embalses principales del Júcar

En cuanto a los embalses clave de la cuenca del Júcar, destaca el de Alarcón, el de mayor capacidad con 1.118 hectómetros cúbicos, que se encuentra actualmente al 68 % de su capacidad, con una ligera pérdida de cinco hectómetros respecto a la semana anterior. Contreras, con una capacidad total de 361 hectómetros, está al 77 %, tras reducirse también en tres hectómetros. Benagéber, en Valencia, presenta un 72 % de llenado, con una pérdida similar. Otros como Cortes II, con una capacidad de 118 hectómetros, muestran una situación más estable, incluso con ligeros aumentos, alcanzando el 90 %.

Tabla con los gráficos de la capacidad actual de los principales embalses de la cuenca del Júcar

Tabla con los gráficos de la capacidad actual de los principales embalses de la cuenca del Júcarembalses.net

El embalse de Tous, uno de los más importantes para el suministro y el control de avenidas, se encuentra al 44 %, habiendo perdido seis hectómetros en los últimos días. En Castellón, el embalse de Arenós está al 44 % de su capacidad, y el de Sitjar, más al norte, roza el 78 %, aunque ambos muestran variaciones mínimas.

En contraste, otros pequeños embalses como Bellús, Loriguilla o Guadalest apenas superan el 30 % de su capacidad. El caso más extremo es el del embalse del Algar, completamente vacío. Por el contrario, el de Ulldecona, en la parte norte de Castellón, mantiene una buena reserva con un 82 % de llenado.

Imagen de archivo del embalse de Bellus

Imagen de archivo del embalse de BellusCHJ

Capacidad después de la dana

Estos datos en los principales embalses de Valencia y Castellón, teniendo en cuenta las altas temperaturas que atraviesa toda la región en el último mes y medio y la escasez de lluvia desde el inicio de 2025 no serían nada sorprendentes e, incluso, se podría decir que son positivos. Pero, teniendo en cuenta las impresionantes cifras que dejó la dana a finales del año anterior, hace que se vuelvan casi increíbles.

Para poner en contexto, las fuertes lluvias del 29 de octubre en la Comunidad Valenciana dejaron un caudal de unos 2.283 metros cúbicos por segundo, cantidad cinco veces superior al río más caudaloso de España, el Ebro, con un caudal de 426 metros cúbicos por segundo. Un volumen tan elevado en tan poco tiempo podría hacer pensar que los embalses quedarían al borde de su capacidad y que perdurarían a rebosar durante meses. Sin embargo, la realidad fue muy distinta.

Apenas una semana después de las lluvias torrenciales, en el mes de noviembre, la cuenca del Júcar, la más próxima al área afectada, presentaba un nivel de llenado del 47,61 %. Aunque este porcentaje era ligeramente superior al registrado en el mismo periodo de 2023, cuando estaba al 46,45 %, seguía lejos del máximo. La razón de esta paradoja, de intensas lluvias sin una recuperación completa en los embalses, está en el lugar donde se produjeron las precipitaciones.

Aunque los aguaceros fueron intensos y devastadores, no cayeron en las cabeceras de los principales ríos, que es donde se encuentran los grandes sistemas de embalse y regulación. Por ejemplo, el embalse de Alarcón, que por sí solo representa cerca del 40 % de la capacidad total del Júcar, depende directamente de las aportaciones aguas arriba.

Aun así, el impacto de las lluvias se notó de forma inmediata. Solo en la última semana tras el temporal, el volumen embalsado creció un 7,27 %. Eso se traduce en 207 hectómetros cúbicos adicionales que pasaron a formar parte de la reserva del Júcar, un incremento considerable, aunque insuficiente para revertir completamente la situación de déficit estructural de la cuenca.

El inicio del verano y la llegada de una ola de calor sin precedentes suponen un nuevo desafío para la gestión del agua. Las altas temperaturas incrementan la evaporación y elevan el consumo, especialmente en zonas agrícolas. Sin embargo, los datos actuales permiten afrontar este periodo con cierta tranquilidad, al menos por el momento. El próximo trimestre será clave para comprobar si este equilibrio se mantiene o si, por el contrario, el calor prolongado empieza a dejar huella en la reserva hídrica de la región.

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