Las Cuevas de San José, en Castellón

Las Cuevas de San José, en Castellónturismolavallduixo.com

Castellón

Un tesoro natural bajo tierra: así es el río subterráneo navegable más largo de Europa y está en Castellón

Ni la ciencia ha logrado encontrar el origen ni el final del agua que atraviesa estas cuevas y que se sitúa en el corazón de la provincia

Más allá de las vacaciones de sol y playa mediterráneas, la Comunidad Valenciana esconde joyas turísticas únicas para descubrir. En el corazón del Parque Natural de la Sierra de Espadán, en la localidad castellonense de La Vall de Uxó, se encuentran las Cuevas de San José, uno de los enclaves más fascinantes y enigmáticos de Europa. Este santuario natural y arqueológico, declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Mundial por la UNESCO, alberga el río subterráneo navegable más largo del continente. Con una historia que se remonta al Paleolítico Superior, hace más de 15.000 años, el lugar ha sido testigo de la presencia humana desde tiempos remotos.

Estas cuevas son mucho más que una atracción turística, son un viaje al centro de la Tierra. Una exploración del pasado remoto y un canto a la belleza escondida de nuestro planeta. En sus entrañas, el tiempo parece detenerse, el agua susurra historias antiguas y cada rincón ofrece una postal de piedra que deja sin aliento. Un lugar donde el misterio sigue vivo, y al que siempre se vuelve con más preguntas que respuestas.

Un enigma para los expertos

Las huellas de estos primeros pobladores aún se conservan en los yacimientos arqueológicos encontrados en la entrada de la cueva, que revelan una vinculación ancestral con este misterioso espacio bajo tierra. A pesar de los avances en su exploración, las Cuevas de San José siguen siendo un desafío para la ciencia. El río que las atraviesa, conocido como San José, serpentea a lo largo de casi tres kilómetros de galería, de los cuales solo unos 800 metros son accesibles en barca y otros 250 a pie por una galería seca.

Una mujer realizando el paso en kayak por las Cuevas de San José, en Castellón

Una mujer realizando el paso en kayak por las Cuevas de San José, en CastellónCuevas Turísticas

Su origen y destino exactos aún son un misterio. El agua fluye incansable en la oscuridad, como un hilo conductor que ha unido culturas y civilizaciones a lo largo del tiempo. Durante la época íbera y romana, estas grutas también atrajeron la atención, como prueba la inscripción dedicada a Caio Cneo Craso, hijo del cónsul romano Marco Licinio Craso, hallada en las inmediaciones.

Las primeras expediciones modernas comenzaron a principios del siglo XX. En 1902 se alcanzó la Boca del Forn, y en 1926 se superó un sifón que bloqueaba el paso, lo que permitió descubrir el Lago Diana. Fue en 1936 cuando se dotó de iluminación a la cueva, lo que facilitó las primeras visitas turísticas en barca. A partir de entonces, la exploración se intensificó: en 1954, el Centro de Excursionistas de Valencia realizó la primera expedición de gran envergadura, y en 1958 se completó la primera cartografía oficial del entorno, alcanzando el Estanque Azul. Dos años después, se abrieron nuevas galerías al dinamitar los sifones del Lago Diana, lo que permitió el hallazgo de la Galería Seca y otras cavidades que conforman el actual recorrido visitable.

Nuevas galerías halladas en las Cuevas de San José, la Vall de Uxó, Castellón

Imagen de las nuevas galerías halladas en las Cuevas de San José, la Vall de Uxó, CastellónEspeleo Club La Vall de Uxó

Entre los espacios más emblemáticos del interior destacan la Sala de los Murciélagos, el Lago Azul, el Lago del Diablo, la Moreneta, la Galería de los Sifones y el Portal de Belén. También son célebres formaciones como la Medusa o la Cascada de la Flor, que parecen esculpidas por una mano invisible a lo largo de millones de años. Todo este espectáculo natural se despliega a lo largo de un entorno geológico que data del Triásico Medio, hace aproximadamente 250 millones de años, cuando el agua empezó a modelar lentamente las calizas de la región, dando lugar a este asombroso paisaje subterráneo que aún hoy sigue transformándose.

Rutas y precios

El recorrido por las cuevas es una experiencia única que se puede disfrutar durante todo el año, gracias a la temperatura constante de 20 grados que reina en su interior. La visita estándar, de unos 45 minutos de duración, se realiza en barca guiada por un barquero experto y culmina con un breve paseo a pie. Para los más aventureros, existe la opción del Espeleokayak, una modalidad que permite remar en kayak a través de las aguas del río subterráneo. Esta actividad, de aproximadamente hora y media, incluye incluso la posibilidad de bañarse en sus cristalinas aguas, ofreciendo una conexión directa con la naturaleza más profunda. Se realiza en grupos reducidos, entre seis y dieciséis personas, y requiere reserva previa debido a la alta demanda.

El acceso a las Cuevas de San José está abierto al público todos los días de la semana, con salidas programadas desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, aunque los horarios pueden variar en función de la temporada. Las entradas, que deben adquirirse con antelación, tienen un precio general de 14 euros, con descuentos para jubilados, estudiantes, familias numerosas o monoparentales y personas con discapacidad.

Más allá de las emblemáticas Cuevas de San José, quienes visiten la localidad de la Vall de Uxó encontrarán otros espacios de gran interés histórico y cultural. Uno de ellos es el Poblado Ibérico de San José, un yacimiento que conserva vestigios tanto íberos como romanos y que puede recorrerse a través de visitas guiadas que ayudan a comprender la riqueza arqueológica del lugar.

Otra opción para los amantes de la historia es adentrarse en la conocida Línea XYZ, una red defensiva levantada en 1938 durante la Guerra Civil. Este sistema, que unía Cuenca con Almenara, aún conserva restos de trincheras, fortificaciones y otras estructuras militares. Y el propio centro urbano de la localidad también invita a ser explorado, con lugares tan representativos como el Mercado Municipal, donde los visitantes pueden degustar productos locales y conocer más de cerca la tradición gastronómica de la zona.

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