Sánchez pasa de la dana de Valencia en su balance del curso político mientras pone como «prioridades» Gaza o la Ley de Desperdicio Alimentario

«Bueno, que tengan unas buenas vacaciones. Espero que descansen y que la actualidad nos deje también descansar». De esta manera el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado por concluido el actual curso político. Lo ha hecho con la habitual rueda de prensa en estas fechas desde el Palacio de La Moncloa y rodeado de su Ejecutivo, de altos cargos y demás autoridades. En cuanto al fondo de su intervención, cero sorpresas: todo va muy bien e irá a mejor, podría ser el balance de su discurso triunfalista.

Sin embargo, en las formas sí ha habido un aspecto que ha sido, cuanto menos, llamativo. El líder socialista ha comenzado a hablar a las 12 del mediodía con suma puntualidad. Los minutos han ido pasando… Y seguían sucediéndose mientras repasaba los que a sus juicios son unos innumerables triunfos. Tras tres cuartos de hora, ha concluido. Y lo ha hecho sin nombrar ni una sola vez nada relativo a la dana de Valencia del pasado 29 de octubre,

En cero ocasiones. Ni por equivocación o resbalón dialéctico. No ha aludido para nada a la riada, ni a las 228 víctimas que la furia del agua se llevó por delante, ni a las familias que han tenido que despedirse de sus parientes, ni a los cientos de miles de personas que perdieron todo en cuestión de minutos, desde su casa hasta sus coches o negocios. Para Pedro Sánchez, la dana, que ha sido el acontecimiento medioambiental más catastrófico en décadas en toda España, no ha existido en el curso político que se acaba en cuestión de horas.

De la Eurocopa femenina a Ucrania

Cuando ha terminado su elocución, el jefe del Ejecutivo ha concedido turnos de preguntas a periodistas presentes en el complejo presidencial. Apenas tres o cuatro, siguiendo la actitud del Gobierno de no ser especialmente dado a la labor de fiscalización mediática. No obstante, ninguno de los agraciados ha sacado el asunto de la dana, con lo que a las 13:05 horas, ha deseado unas «buenas vacaciones» y se ha marchado.

De la tragedia, ni palabra. En cambio, sí ha tenido todo el tiempo que ha querido para nombrar, enumerar y explayarse con otras materias, que el propio mandatario ha calificado como «prioridades». Así, ha hablado sobre turismo, la bolsa y el Ibex-35, los éxitos de la Selección Española en el Mundial de Natación y en la Eurocopa de fútbol femenino, Fondos Europeos, e incertidumbre internacional.

También ha mentado el decreto antiapagones que fue derogado la pasada semana por una mayoría del Congreso de los Diputados, salud mental, becas, pensiones, dependencia, el Ingreso Mínimo Vital, vivienda, la ley de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, empleo, los gases de efecto invernadero, así como la lucha contra el cambio climático y el fomento de la transición ecológica. Nada de la dana hasta el momento, pero su exposición continuaba, eludiendo toda mención al temporal: batalla contra la corrupción, calidad del sistema judicial, cohesión territorial y las guerras en Ucrania y en la Franja de Gaza. Pero de Valencia, nada de nada.

En términos de comunicación política, propaganda y opinión pública, pudiera ser que Sánchez haya evitado cualquier palabra referente a la dana, incluso dejándose los millones movilizados por su Gabinete en ayudas a los afectados como una baza sin poder explotar discursivamente porque podría haber provocado que se le preguntara por el reciente informe que días atrás la Guardia Civil remitió a la jueza instructora que lleva la causa sobre la gestión política de la riada.

En él, tal como informó El Debate, la Benemérita exponía con datos concretos que ni la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ni la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no informaron «en tiempo real» de la magnitud de lo que estaba sucediendo en lugares como el barranco del Poyo. En este sentido, el Instituto Armado asegura que, si se hubieran tenido las informaciones y los avisos por parte de ambos organismos dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica se habría podido tener una imagen más real de la tragedia.