Imagen de algunos de los productos hechos con chufa valenciana
El nuevo aceite que sólo se produce en España autorizado por la Unión Europea como alimento
La gastronomía española vuelve a situarse a la vanguardia de la innovación alimentaria con un producto que tiene raíces profundamente valencianas. La Unión Europea ha autorizado por primera vez la comercialización del aceite de chufa como nuevo alimento dentro de su territorio, un hito que convierte a España en el único país productor de este singular aceite vegetal. La aprobación llega tras un exhaustivo proceso de evaluación llevado a cabo por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que ha determinado que su consumo es completamente seguro para toda la población.
Detrás de esta iniciativa se encuentra la empresa Tigernuts, con sede en el municipio valenciano de L’Eliana, que ha sido la responsable de impulsar la solicitud ante las instituciones europeas. El aceite de chufa también denominado «juncia avellanada» en la normativa comunitaria, se obtiene mediante el prensado en frío de los tubérculos, una planta que crece principalmente en la huerta valenciana y que ha dado fama mundial a la horchata.
Este método de extracción, mecánico y respetuoso con el medio ambiente, permite conservar al máximo las propiedades naturales del producto sin necesidad de refinado, lo que da lugar a un aceite virgen extra de color ámbar, sabor suave y aroma agradable.
Más allá de su atractivo organoléptico, el aceite de chufa destaca por su excelente perfil nutricional. Contiene una alta proporción de ácidos grasos monoinsaturados, así como vitamina E, un potente antioxidante natural que ayuda a proteger las células frente al envejecimiento y el estrés oxidativo. Estas características le confieren un potencial gastronómico y saludable muy prometedor, especialmente en dietas de tipo mediterráneo. Además, su estabilidad y resistencia a la oxidación lo convierten en una opción interesante para usos tanto en crudo como en cocina.
Proceso de evaluación de la UE
La EFSA sometió el nuevo producto a una rigurosa evaluación para garantizar su inocuidad. El comité científico analizó su composición, su comportamiento ante distintas condiciones de conservación y la posible presencia de contaminantes como metales pesados, micotoxinas o residuos químicos. También se estudiaron sus niveles proteicos para descartar el riesgo de reacciones alérgicas. Los resultados fueron concluyentes: el aceite de chufa cumple con todos los estándares de seguridad alimentaria establecidos por la normativa europea.
Esta autorización supone un paso decisivo no solo para la industria agroalimentaria, sino también para los productores locales de chufa. Hasta ahora, el destino principal de este tubérculo era la elaboración de horchata, una bebida tradicional que forma parte del patrimonio cultural valenciano. Con la aparición del aceite, se abre una nueva vía de aprovechamiento para un cultivo emblemático, con la posibilidad de diversificar la economía rural y aumentar el valor añadido del producto. En palabras de algunos expertos del sector, se trata de un auténtico «oro valenciano», no solo por su tonalidad dorada, sino también por el potencial económico y gastronómico que representa.
Imagen de un cultivo de chufa en Valencia.
La inclusión del aceite de chufa en el catálogo de «nuevos alimentos» de la Unión Europea es un reconocimiento que muy pocos productos logran. Según la legislación comunitaria, esta categoría se reserva para alimentos que no se consumían de forma significativa antes del 15 de mayo de 1997 en el territorio europeo, y que proceden de fuentes o procesos de producción poco comunes. Cada nueva incorporación requiere un análisis exhaustivo que evalúa la composición, el valor nutricional, los posibles efectos tóxicos o alergénicos y la seguridad del proceso de elaboración. Solo después de superar todos estos filtros puede autorizarse su comercialización y uso en el mercado europeo.
Para Tigernuts y para el sector agrícola valenciano, la noticia es motivo de orgullo y esperanza. La empresa, especializada en la exportación de chufa, llevaba años trabajando en el desarrollo y en la certificación del aceite. Su objetivo era dar un paso más en la valorización de este cultivo milenario, demostrando que la innovación también puede surgir de productos con una larga historia.
Con esta autorización, el aceite de chufa no solo enriquece el patrimonio gastronómico español, sino que también coloca a la Comunidad Valenciana en el mapa de la innovación alimentaria europea. Es un ejemplo de cómo tradición y tecnología pueden converger para crear algo nuevo, saludable y sostenible. Un producto que huele a tierra, a sol y a historia, y que promete llevar el nombre de Valencia más allá de la horchata: a las cocinas de toda Europa.