Alerta roja y Alice en el país de las maravillas

Los valencianos miramos de nuevo con temor al cielo desde que el miércoles 8 de octubre la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activó los primeros avisos por lluvias ante la llegada de una dana bautizada como Alice. En Alicante, una tierra castigada como pocas por la sequía, llegó a activarse este viernes la temida alerta roja.

El organismo dependiente del Gobierno central ha optado por poner nombre a cada dana (lo que históricamente se ha conocido en estas tierras bañadas por el Mediterráneo como gota fría) para recalcar su potencial peligro ante la población. A partir de ahora, como ya sucede en otras latitudes con los huracanes o las borrascas, cada dana se identificará con un nombre. La próxima, tomen nota, se llamará Benjamín. Y la siguiente, Claudia. Y así sucesivamente hasta que Wilma cierre una hoja que habrá que empezar de nuevo cuando se agoten los veintiún nombres que ya están asignados.

Pero si hay una dana, ésta sin nombre, que ha pasado a la historia es la que arrasó buena parte de la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024 con unas consecuencias catastróficas. Aquella dana, anónima para la Aemet, provocó 229 muertos. Ahora, la agencia estatal sostiene que «el nombramiento de las danas con gran impacto ayudará a evitar que se las asocie de manera unívoca con impactos graves o catastróficos». Traducido, si la dana lleva nombre propio, prepárense para lo peor.

La trágica dana de octubre del año pasado ha marcado un antes y un después. Ojalá sirva para que sus consecuencias en forma de vidas humanas no vuelven a repetirse, en vez de que se emplee como arma arrojadiza entre los políticos.

Esta semana me advertía mi compañero en El Debate Carlos Latorre de la hiperactividad de la ministra y secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, en las redes sociales con motivo de la dana Alice. La líder de los socialistas valencianos se afanó en difundir los avisos que emitía la Aemet. Todo lo contrario de lo que sucedió en los días previos a la dana sin nombre del año pasado, conforme se encargó de cotejar Latorre.

La reacción de la Generalitat Valenciana, con Carlos Mazón al frente, de los ayuntamientos, las diputaciones provinciales y la Delegación del Gobierno ha resultado acorde con aquello que venían indicando los avisos de la Aemet con motivo del paso de la dana Alice.

La dana de 2024 quedará para siempre en el recuerdo colectivo de todo un pueblo que enterró a 229 muertos tras la peor catástrofe natural sufrida en España en las últimas décadas. La Comunidad Valenciana no había padecido un episodio similar desde la pantanada de Tous en 1982. El anterior precedente data de 1957 con la riada de Valencia. Cada una de esas tragedias trajo consigo respuestas en forma de nuevas medidas para proteger a la ciudadanía. La de Tous sirvió para establecer el sistema de avisos de la Aemet. La de la capital del Turia trajo consigo el desvío del cauce en la desembocadura para que ya no cruzara la ciudad. Cualquier esfuerzo por evitar una tragedia de tal magnitud es poco. En estos casos siempre resulta preferible pecar por exceso antes que por defecto. Así se explica la reacción de todas las Administraciones Públicas con la primera gran gota fría otoñal tras la del 29 de octubre de 2024, que incluyó la cancelación, inédita en democracia, de todos los actos con motivo del Día de la Comunidad Valenciana. Bienvenida la cautela, pero cuidado con saturar a una población, temerosa y con las heridas de la tragedia del año pasado todavía sangrando, con alertas que luego no se cumplen al pie de la letra, porque correremos el riesgo -y en este punto incluyo también a los medios de comunicación- de pasar de Alice en el país de las maravillas al cuento de Que viene el lobo.

En todo caso, si están en la Comunidad Valenciana este fin de semana, no se confíen y sigan las instrucciones de las autoridades, toda vez siguen activos los avisos por lluvias y tormentas el sábado 11 y el domingo 12 de octubre y la Aemet ha advertido de que «el nivel de riesgo es elevado».