Montaje de una imagen del Camino de Santiago y del joven peregrino desde Benidorm

Montaje de una imagen del Camino de Santiago y un fragmento del vídeo de Richard NevadoEl Debate

La historia de Richard Nevado, el joven alicantino que recorre más de mil kilómetros del Camino de Santiago desde Benidorm

Cada año, miles de personas se lanzan a los caminos que conducen a Santiago de Compostela. Unos lo hacen por fe, otros por curiosidad, deporte o turismo, pero muchos emprenden la ruta buscando algo más. El Camino de Santiago, en cualquiera de sus variantes, sigue siendo una de las grandes experiencias espirituales de nuestro tiempo, una oportunidad para detener el reloj y reencontrarse con lo esencial. No importa tanto el punto de partida ni la meta, sino el trayecto.

En ese espíritu se enmarca la historia de Richard Nevado, un joven de 24 años nacido en Benidorm, que el pasado 2 de octubre decidió emprender una aventura poco común: recorrer el Camino de Santiago desde su propia ciudad. Lo hace solo, a pie, con una mochila de apenas 17 kilos y una tienda de campaña que, por ahora, apenas ha tenido que usar gracias a la hospitalidad que encuentra a su paso. Su objetivo no es otro que caminar los más de 1.100 kilómetros que separan la costa alicantina de la tumba del Apóstol en un viaje que combina desafío físico y búsqueda interior.

Richard no es un novato en los caminos. Según cuenta en sus redes sociales, hace un año completó el conocido Camino Francés, desde Saint-Jean-Pied-de-Port, una experiencia que según dice le cambió la vida. « Al volver a casa empecé a ver señales del Camino desde Benidorm. Cualquier día se me va la cabeza y lo empiezo, y pues ha sido ahora», contaba antes de partir. Tras un tiempo trabajando en hostelería y varios intentos universitarios sin rumbo claro, decidió dejarlo todo para entregarse a lo que él mismo define como una autoterapia.

En lugar de tomar la Vía de la Lana, más habitual entre los peregrinos del sureste, eligió una ruta alternativa que atraviesa Castilla-La Mancha por caminos menos transitados. «En cuatro días no me he cruzado con nadie», reconoce. Su itinerario recorre pueblos pequeños y largas llanuras donde el horizonte parece no acabar nunca. «Cruzando estas tierras manchegas entiendo mucho mejor el Quijote», bromea en uno de los vídeos que publica en sus redes sociales.

Y es que cada jornada comparte sus avances, anécdotas y reflexiones en sus cuentas de TikTok e Instagram, @asiesrichard, donde ya lo siguen más de 5.000 personas. Lo que empezó como una forma de mantener informados a sus amigos y familiares se ha convertido en una pequeña comunidad de seguidores que lo animan y acompañan virtualmente en el viaje.

En los últimos días, su recorrido lo ha llevado desde El Provencio y Las Mesas hasta Socuéllamos, donde hizo un alto para reencontrarse con unos amigos y reponer fuerzas. En cada parada, Richard destaca la curiosidad y amabilidad de la gente que lo acoge. «El trato es increíble. Me preguntan por lo que llevo, por lo que hago, por qué camino solo. En cada pueblo hay alguien que me ofrece agua, comida o una cama donde dormir», cuenta.

Su ruta, el Camino del Sureste, es uno de los trazados más duros y solitarios, pero esa dificultad no ha desanimado al joven benidormense, aunque reconoce algunos obstáculos inesperados. En los tramos de montaña entre Torremanzanas e Ibi, por ejemplo, algunas flechas amarillas habían desaparecido, presuntamente borradas por personas vinculadas a cotos de caza. «Te obliga a estar muy atento, a confiar en la intuición y en el mapa», comenta. Pese a ello, la experiencia está superando sus expectativas: «A veces estoy solo durante horas, pero esa soledad es parte del proceso. Me ayuda a pensar, a escucharme».

El viaje no tiene un calendario cerrado. Su plan es llegar a Santiago en unos 45 días, aunque no tiene prisa. Cada amanecer se convierte en una nueva meta, y cada encuentro, en una lección. «Esto no va de kilómetros ni de llegar pronto. Es una forma de parar, de desconectar del ruido y reconectar conmigo mismo», confiesa.

En tiempos de inmediatez, Richard representa una versión moderna del peregrino clásico, alguien que busca sentido en la lentitud, en la huella que deja el paso por lugares y personas. A través de sus vídeos y fotografías, muestra no solo la belleza de los paisajes que atraviesa, sino también los momentos de cansancio, duda o soledad. En cada publicación hay una mezcla de autenticidad y serenidad que explica por qué tantos jóvenes encuentran en el Camino una forma de volver a lo esencial.

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