Imagen de Juanfran Pérez Llorca tras tomar posesión como presidente de la Generalitat Valenciana
Feijóo y Pérez Llorca, cruce de caminos con un doble objetivo: mantener la Generalitat y echar a Sánchez de La Moncloa
El secretario general del Partido Popular, Miguel Tellado, se mostró esta misma semana convencido de que el nuevo presidente de la Generalitat Valenciana, Juanfran Pérez Llorca «va a estar a la altura» de su cargo y de que «no va a fallar». Igualmente, incluyó al mandatario en los dirigentes que practican una «política útil», con lo que aseguró que en Génova están «muy satisfechos» con la designación. No fueron unas expresiones al uso, sino que las pronunció en las Cortes autonómicas minutos antes de que el jefe del Consell tomara posesión.
El hecho de que Pérez Llorca sea presidente es algo sobrevenido, tal como él mismo reconoció en su investidura. Pero por ello mismo, las palabras de Tellado cobran especial relevancia en lo político en general y en lo orgánico en particular. Y es que tanto él como Alberto Núñez Feijóo y su equipo conocen de primera mano lo que significa estar en unas responsabilidades y de que, prácticamente de la noche a la mañana, diversas circunstancias se unen y provocan un giro de 180 grados.
Pérez Llorca ha dejado de ser alcalde
En el caso de Génova, fue en febrero de 2022 cuando la estrategia diseñada por el entonces presidente del PP, Pablo Casado, y su número dos, Teodoro García Egea, contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se vino abajo precipitadamente. Con un liderazgo que no contaba ya con el aval de los barones territoriales 'populares', estos forzaron la caída de la cúpula del partido y que fuera Feijóo el que se pusiera a los mandos con tal de recomponer una formación que había sufrido dos varapalos electorales en menos de tres años y, así, construir una alternativa sólida y real con tal de derrocar al sanchismo y volver al Palacio de La Moncloa.
La situación del ahora líder de la oposición era del todo cómoda (políticamente hablando) en su tierra: encadenaba mayoría absoluta tras mayoría absoluta en la Xunta de Galicia, con un PSOE hundido y un Vox fuera del Parlamento. Pese a todo ello, se mudó a Madrid porque así se lo pidieron sus colegas de las comunidades y, posteriormente, una abrumadora mayoría de militantes. Si la política nacional ya de por sí es extremadamente dura, volver a coser a tu propio partido multiplica lo arduo de la tarea.
El contexto de Pérez Llorca coincide en múltiples aspectos con el de su jefe de filas. Tras la dana del 29 de octubre de 2024, la imagen pública del ya expresidente de la Generalitat, Carlos Mazón, se desplomó, lo que tuvo una traslación en las encuestas. Aunque el centro-derecha mantendría el poder, tal como viene informando El Debate, la bajada importante del PP a costa del aumento en escaños de Vox era algo a remediar con urgencia. Y el sacrificio no ha sido menor: dejar de ser alcalde de su pueblo, la localidad alicantina de Finestrat.
También en la casuística valenciana hubo discrepancias internas, por lo que el jefe del Consell tiene por delante la misión de que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) vaya todo a una y coseche unos resultados en las elecciones de 2027 que le permita gobernar, incluso, sin necesidad de que los de Santiago Abascal entren a formar parte del eventual Gabinete.
Vista puesta en el ciclo electoral
En este sentido, los caminos cruzados de Feijóo y Pérez Llorca hasta llegar a los puestos que hoy día ocupan también continúan en lo que a mirar al futuro se refiere. Y en ello, el objetivo es doble y compartido. En términos regionales, el PP autonómico requiere de que a nivel nacional, la formación esté compacta y apoye sin fisuras a quien se presente, después de más de un año de tiranteces por la gestión de la riada de Mazón y las diversas informaciones que en este tiempo han ido publicándose.
Pero en lo nacional, la reciprocidad es también indispensable. Si la Comunidad Valenciana vuelve a darle un masivo respaldo a Feijóo cuando se celebren los comicios generales, la etapa de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno estaría más cerca si cabe, a tenor de los diferentes estudios demoscópicos. Para conseguirlo, curar las heridas es ineludible. Por el contrario, si esos votos se dispersaran por la sensación ciudadana de que todo sigue como tras la riada, no sería descartable un escenario de decepción 'popular' como en julio de 2023.