Entrenamiento de los soldados ucranianos en Sant Climent Sescebes
Fuerzas Armadas Así es como el Ejército en Barcelona entrena a soldados ucranianos
En dos años el Regimiento de Infantería 'Barcelona' 63 ha formados a más de 500 soldados ucranianos como jefes de pelotón
Hace solo unos días acabó la XI rotación del módulo Squad Commander de la EUMAM, un programa de entrenamiento para militares ucranianos, con rotaciones cada dos meses, por el que se les enseña, sobre todo, un planeamiento de acción táctica. Los «profesores» son los miembros del Regimiento de Infantería ‘Barcelona’ n.º 63, con base en el cuartel del Bruc, pero las ‘clases’ se trasladan a Sant Climent Sescebes (Gerona), donde el paisaje, desde luego, nada tiene que ver con Ucrania.
Pero allí, los instructores españoles les enseñan, por ejemplo, el planeamiento y ejecución de un ataque a una posición defensiva enemiga de nivel pelotón. Y durante el ejercicio se aplican técnicas tácticas y procedimientos del combate convencional, como coordinación de fuegos, reconocimientos tácticos a través de capacidades de sistemas aéreos no tripulados, el avance por saltos tácticos, combate en terreno abierto o la neutralización de posiciones fortificadas.
Entrenamiento soldados ucranianos
Y eso es lo que repiten una y otra vez durante dos meses el medio centenar de militares ucranianos. Y así es como el Regimiento de Infantería ‘Barcelona’ 63 ya ha formado a más de 500 soldados como jefes de pelotón y que, a su vez, mandarán a otros 5.000 hombres en puntos clave de Ucrania. En total, durante los dos años del programa y en España, se han formado a unos 7.500 soldados ucranianos.
El jefe del Regimiento, el coronel Pedro Valdés, explica que no les enseñan a combatir. Es más, deja claro que «aprendemos mucho de cómo ellos combaten». Entonces, los instructores españoles les enseñan «a mandar, a planear». «Ellos han combatido, pero nunca han hecho un planeamiento de acción táctica. Y les enseñamos a integrar el apoyo de fuegos; a valorar e integrar toda la inteligencia que tienen disponible, porque muchas veces no son conscientes de que tienen a su disposición herramientas y fuentes de información muy valiosas para ese planeamiento», precisa el coronel.
También les enseñan técnicas de apoyo sanitario en combate muy avanzadas. Valdés explica que dedican «mucho esfuerzo» a esta cuestión porque «hay que enseñarles a mandar unidades en todos estos ámbitos. Y hay un trasfondo importante: no es lo mismo un jefe que un combatiente». El coronel precisa que «un combatiente intenta tomar la vida del enemigo y preservar la propia, pero un jefe se siente responsable de la vida de 10-15 hombres. Y para sentirse responsable de esas vidas, primero, muchas veces tiene que poner en riesgo su propia vida, pero después tiene que ser capaz, por ejemplo, como le acabo de decir, de salvar la vida física de otros».
Entrenamiento en Sant Climent Sescebes
Pero en definitiva, resume el coronel, «transformamos a soldados combatientes, que llevan dos o tres años en el frente, en jefes de pequeñas unidades. Y les formamos para que sean capaces de liderarlas». Eso sí, los componentes del Regimiento ‘Barcelona’ no solo instruyen, también «reciben un aprendizaje importante».
¿Por qué? Valdés recuerda que sus hombres están conviviendo durante dos meses con personas que llevan dos o tres años en una trinchera, que han visto fallecer a compañeros suyos y que «han defendido a su patria con un sacrifico personal inmenso. Muchos de ellos ya vienen con taras físicas fruto de ese combate, con prótesis; y, por supuesto, con problemas derivados del estrés del combate».
El coronel asegura que pueden ver la experiencia de esas personas que «en defensa de su libertad política, están dando lo más grande que tiene la persona, que es arriesgar su vida y toda su estabilidad familiar». Recuerda que hay militares ucranianos que trabajaban en un banco, que eran maestros de escuela y que llevan mucho tiempo en la línea de frente, separados de la familia, «a veces con fallecimientos en su ámbito familiar».
«Y no olvidemos que son personas que han visto morir muchas veces en combate, incluso a la gran mayoría de los compañeros de la unidad en la que servían», resume. Por todo ello, y teniendo en cuenta todo este bagaje, el coronel cree que «ese contacto humano es un testimonio de vida para chavales de 19, 20 ó 21 años que, en esos dos meses, cambian profundamente ante este contacto y ante este testimonio».
De ahí que asegure que «recibimos mucho» en procedimientos de combate, dan una experiencia militar muy valiosa «pero recibimos aún mucho más en el ámbito moral e intangible de lo que es de verdad arriesgar la vida por tus conciudadanos, de lo que es el pagar el precio que tiene la libertad política de una sociedad y de lo que es ser militar, que en el fondo es estar dispuesto a dar la vida, pero de una forma muy consciente».
Acto de homenaje en El Bruc a los caídos, con soldados ucranianos
Y todo ello, recuerda, tras dos meses, de un programa «muy intenso» que abarca mañanas, tardes y noches y que es una experiencia de vida para todos.