Armada  Colosos navales: los portaaviones más temibles y avanzados del mundo

El pasado mes de junio se conoció que la Armada española ha encargado el estudio de viabilidad de un nuevo portaaviones, el primero convencional, que podría operar hasta 30 aviones de combate de última generación y cuyo modelo estaría inspirado en el Charles de Gaulle francés, el buque insignia de la marina francesa. La empresa pública Navantia es la elegida para estudiar la viabilidad de este nuevo buque, que se sumaría a otro portaaeronaves anfibio como el LHD Juan Carlos I, que la Armada tiene también previsto adquirir en el futuro.

De llevarse a cabo esta operación, España daría un importante salto cualitativo y cuantitativo en su defensa naval. Los portaaviones son, desde la Segunda Guerra Mundial, un instrumento clave del poder militar marítimo. Su capacidad para proyectar fuerza a miles de kilómetros, albergar aeronaves y operar como base aérea móvil convierte a estos buques en indudables activos estratégicos. A continuación, detallamos algunos de los más potentes portaaviones del mundo, atendiendo a criterios de tonelaje, capacidad aérea, tecnología, sistemas de combate y proyección de poder.

USS Gerald R. Ford (CVN-78)

El USS Gerald R. Ford es el portaaviones más avanzado y nuevo del mundo. Es el primero de una nueva clase que sustituirá progresivamente a los Nimitz. Con un desplazamiento de más de 100.000 toneladas y propulsión nuclear, incorpora innovaciones como el sistema electromagnético de lanzamiento de aeronaves (EMALS), catapultas más eficientes y una isla de menor tamaño que mejora las operaciones en cubierta.

El portaaviones tiene capacidad para transportar hasta 90 aviones, incluidos F-18 Super Hornet, Boeing EA-18G Growler, Lockheed Martin F-35C Lightning II, Grumman C-2 Greyhound, Boeing F / A-18E, Northrop Grumman E-2 Hawkeye, Helicópteros SH-60 Seahawk y vehículos aéreos de combate no tripulados.

USS Nimitz (CVN-68)

Botado en 1972, el USS Nimitz es un buque histórico que tiene ya una hoja de ruta planificada para su complejo desguace. Forma parte de una clase de diez portaaviones nucleares que han sido el núcleo de la marina estadounidense durante más de cuatro décadas. Con más de 100.000 toneladas de desplazamiento, su grupo aéreo puede alcanzar los 90 aviones. Los Nimitz han sido modernizados para adaptarse a las nuevas generaciones de aeronaves y sistemas de defensa, y han participado en conflictos clave como el Golfo Pérsico, Afganistán e Irak. La fiabilidad y capacidad logística de los portaaviones de esta clase siguen marcando un estándar inalcanzable para muchas marinas.

HMS Queen Elizabeth

El HMS Queen Elizabeth es el mayor buque de guerra jamás construido para la Royal Navy. Tiene 280 metros de eslora, 70 metros de manga máxima en la cubierta de vuelo, 11 metros de calado y un desplazamiento de 65.000 toneladas. Puede transportar hasta 40 aeronaves. Está optimizado para operar con cazas de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL), como el F-35B Lightning II. Este portaaviones, junto con su gemelo HMS Prince of Wales, ha devuelto al Reino Unido al selecto club de las potencias con capacidad de proyección global. Su diseño de doble isla y tecnología integrada lo convierten en un actor clave en el Atlántico y el Indopacífico.

Almirante Kuznetsov, maldito

El portaaviones Almirante Kuznetsov, el mayor buque de la Marina rusa en servicio desde 1991. Conocido como el portaaviones «maldito», una serie de accidentes e infortunios lo mantienen en dique seco desde 2018, cuando una grúa de 70 toneladas cayó sobre la cubierta de vuelo, matando a un trabajador. Un año después, se registró un incendio en la sala de máquinas durante un trabajo de soldadura y otras dos personas murieron. Se esperaba que el portaaviones volviera a entrar en servicio a finales de 2024 según las autoridades rusas, plazo que no se cumplió. El ejército ruso no ha revelado un nuevo calendario. Varias publicaciones, entre ellas The Sun, han llegado a predecir que el portaaviones podría no volver a navegar nunca más.

Liaoning (CV-16)

El Liaoning fue originalmente un portaaviones soviético inacabado (el Varyag) adquirido por China en los años 90. Tras una compleja reconstrucción, fue activado en 2012. Con un desplazamiento de 58.000 toneladas, es un buque de entrenamiento y prueba para la aviación embarcada china. Aunque sus capacidades reales son limitadas, su valor reside en haber sido el primer paso hacia una flota de portaaviones operativa. Ha servido como plataforma de experimentación y base para la mejora del diseño en el Shandong y el Fujian.

El Fujian es el primer buque chino dotado con un sistema de despegue de catapulta electromagnética similar al que posee el Gerald Ford. Además, es capaz de desplazar unas 80.000 toneladas, lo que lo acerca a los portaaviones estadounidenses de la clase Nimitz y Ford, con capacidad de entorno a las 100.000 toneladas. Está preparado para acoger aviones de combate Shenyang J-15 Flying Shark, una versión china del Sukhoi Su-33 Flanker ruso.

Charles de Gaulle (R91)

El Charles de Gaulle es el único portaaviones nuclear no estadounidense en el mundo. Es el espejo en el que se mira la Armada española para su proyecto de nuevo portaaviones, que en este caso no dispondría de propulsión nuclear. En servicio desde 2001, desplaza unas 42.500 toneladas y puede operar alrededor de 30 aeronaves, incluidos los cazas Rafale M, el avión de alerta temprana E-2C Hawkeye y helicópteros NH-90. Este buque ha intervenido en operaciones en Afganistán, Libia y Siria. Su capacidad para integrarse en operaciones OTAN y liderar fuerzas multinacionales lo convierte en un componente fundamental de la estrategia francesa de disuasión y respuesta rápida.

El buque insignia de España, el LHD Juan Carlos I, es un buque de proyección estratégica con capacidad para operar como portaaviones ligero. Desplaza 27.000 toneladas y puede embarcar hasta 30 aeronaves en configuración STOVL, entre ellas los Harrier AV-8B Plus de la Armada Española. Aunque su misión principal es el transporte de tropas y material, su diseño con cubierta corrida y rampa le permite operar como portaaviones anfibio. Ha sido clave en misiones humanitarias y ejercicios con aliados. Su diseño ha servido como base para buques similares construidos en Australia y Turquía.

La supremacía en el mar sigue dependiendo, en gran medida, de los portaaviones. Estos buques reflejan no solo el poder militar de sus países, sino también su capacidad industrial, tecnológica y estratégica. Los portaaviones siguen siendo uno de los grandes elementos de la disuasión naval en un contexto de cada vez mayor tensión geoestratégica.