El comandante de la Operación Atalanta Ignacio Villanueva Serrano

El comandante de la Operación Atalanta, Ignacio Villanueva SerranoGonzalo Jiménez Tapia

Entrevista | Ignacio Villanueva Serrano

El comandante de la Operación Atalanta: «​Si la UE no está en el Índico, lo ocuparán China, Turquía o EE.UU.»

Atalanta ha protegido 2500 buques del Programa Mundial de Alimentos y 3,2 millones de toneladas de ayuda han sido repartidas

Piratería, narcotráfico e inestabilidad son tres problemas que navegan por el océano Índico noroccidental. Para garantizar la seguridad marítima de esa ruta comercial que conecta Asia con Europa, la Unión Europea estableció en 2008 la Operación Atalanta, una coalición internacional en la que España juega un papel fundamental. La zona de operaciones se sitúa a 5.000 kilómetros, y abarca todo el centro del Océano Índico, al Mar Rojo, el Golfo de Adén, la cuenca de Somalia norte y sur, hasta las proximidades del Golfo de Omán. Pero tiene su cuartel general en la Base Naval de Rota (Cádiz), donde el vicealmirante Ignacio Villanueva Serrano, comandante de la EUNAVFOR Operación Atalanta, conoce de primera mano el trabajo diario de la operación.

–¿Qué papel juega España en esta operación?

–España juega un papel primordial. Entre el 75 y 80 % de las unidades y de personal vienen de España. La operación Atalanta es de la Unión Europea y tenemos 20 países incluidos, los cuales 16 son de la Unión Europea y cuatro de fuera. Además de las unidades en la zona, tiene el OHQ (Cuartel General, por sus siglas en inglés) aquí en Rota y España también designa al comandante de la operación. España ha mantenido el esfuerzo desde el principio de la operación, y es algo de lo que hay que estar muy orgullosos.

Lo que comemos y bebemos en Europa pasa por mi zona de operaciones

–Hay cuatro puntos geográficos esenciales en la Operación: Rota, Yibuti, Bruselas, y las fragatas sobre el terreno, como la Navarra ¿Cómo se estructura y coordina la operación entre esos cuatro puntos?

–Vamos a ponernos en el centro, no porque sea más importante, sino porque es donde estamos y me resulta más fácil explicarlo. El Cuartel General de Atalanta está en la base de Rota, lo forman unas 120 personas, al mando de un vicealmirante español, que en este caso soy yo. Desde aquí dirigimos y coordinamos todas las actuaciones que se hacen en la zona de operaciones, el océano Índico noroccidental.

Por encima está Bruselas con tres grupos importantes. El primero es mi jefe directo: el Comité de Seguridad Política de la Unión Europea (PSC), que representa al Consejo y está formado por los 27 embajadores de la Unión Europea. Me proporcionan la guía política y estratégica. En segundo es el Comité Militar de la Unión Europea, que funciona como consejo militar de la operación, al que reporto, explico y solicito información y medios. Por último, el Servicio exterior de la Unión Europea apoya e influye en la dirección estratégica de la operación.

Bajo mi mando, además del personal del Cuartel General en Rota están los efectivos enviados a la zona de operaciones, como la fragata Navarra actualmente. A bordo, además de la dotación habitual y su comandante, está embarcado un almirante español que está al frente de las fuerzas desplegadas, que depende de mí. Por último, y en paralelo, tenemos Yibuti, que funciona como centro logístico de apoyo y donde está el Destacamento Orión, del Ejército del Aire y el Espacio, que dan un apoyo muy importante durante los meses de despliegue en zona.

Equipo de abordaje de la Operación Atalanta

Equipo de abordaje de la Operación AtalantaEUNAVFOR

–A 5.000 kilómetros está la zona de operaciones. ¿Por qué es importante para España estar presente en Atalanta?

–Porque lo que bebemos y comemos en Europa proviene de las rutas marítimas que pasan por mi zona de operaciones, y mi obligación es mantenerlas abiertas contra la piratería y otros ilícitos, dando seguridad a la zona y a los países regionales. España no se defiende solamente dentro de las fronteras y el mar territorial español, sino que se defiende más allá de esas fronteras. Se procura dar estabilidad y continuidad a esas rutas marítimas para que no nos afecte.

Además, Atalanta proporciona esa estabilidad que requiere la zona, y forma parte de lo que llamamos arquitectura marítima regional. ¿Y qué es eso? Son los países regionales y los centros marítimos con los que colaboramos. Y lo más importante es que, estratégicamente, a la Unión Europea y España le interesa estar allí, porque si no estamos presentes en ese espacio lo ocuparán otros países como Turquía, China, o Estados Unidos.

¿Cuáles son los principales cometidos o misiones?

–Tenemos dos tipos de misiones, aquellas que llamamos ejecutivas, en las que, con un apoyo legal muy potente, somos capaces de ejercer acciones: realizar detenciones en la mar, abordar, retener o desviar un barco… Una de las principales consiste en defender, monitorizar y proteger los buques de alimentos del programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas. Las misiones contra la piratería, la más conocida, y la de armas, narcóticos y drogas también forman parte. Hay dos rutas principales de narcotráfico, ambas salen de la costa paquistaní de Makran, al sur de Ormuz, que está muy cerca de Irán. Después se separan, la ruta Smack Track va directamente hacia Seychelles y luego hacia la costa este de África; la otra atraviesa al Golfo de Adén y tiene como destino la costa norte de Somalia, se la conoce como Route 59.

Luego tenemos las misiones no ejecutivas, que solo permite apoyar, monitorizar, conseguir información para pasarla a las autoridades correspondientes, pero no tomar acción. La misión contra la pesca ilegal en la zona de Somalia es una de las más importantes. La otra misión consiste en realizar ejercicios conjuntos con naciones de la zona, como los que acabamos de hacer hace unos meses con India o Seychelles, para fortalecer y dar estabilidad. Estos ejercicios que requieren mucho planeamiento y contactos es lo que llamamos introducirse en la arquitectura regional marítima.

Quiero pedir a los lectores que cuando estén juntos, en familia, o con los amigos brinden en honor de nuestros hombres y mujeres

–Una de las funciones principales y, tal vez, menos conocidas es el apoyo al Programa Mundial de Alimentos ¿En qué consiste esa labor?

–Lo primero, vamos a dar cifras. Desde el inicio, Atalanta ha protegido 2.500 buques del Programa Mundial de Alimentos y 3,2 millones de toneladas de ayuda han sido repartidas. Desde el cuartel general del programa Mundial de Alimentos en Roma dar las directrices para fletar barcos desde Yemen y Arabia Saudita, entre otros países, con destino Somalia. Los buques cruzan nuestra zona de operaciones y desembarcan comida para los necesitados y desplazados en Somalia. Desde Atalanta protegemos esos barcos de ataques piratas a toda costa. Hasta la fecha, y toco madera, hemos tenido el 100% de éxito, sin que haya ocurrido ningún incidente de piratería u otro incidente ilícito. Hay distintas modalidades de apoyo. A veces somos capaces de meter un equipo de seguridad dentro de esos barcos y otras veces simplemente damos escolta y los monitorizamos.

Respecto a la piratería en la zona ¿en qué situación se encuentra actualmente?

Tuvimos una actividad bastante elevada en el año 2024, con casi 46 ataques piratas en la zona. Gracias a Atalanta y a nuestros aliados, entre ellos el grupo combinado marítimo de fuerzas que tenemos en Bahréin y la Marina India, hemos frenado el alza hasta el punto de que solo hemos tenido cuatro casos en 2025. Ahora mismo la situación es de control y calma, pero seguimos en alerta. Creo que habrá más casos a lo largo del año, pero no tantos como en el pasado. Creo que ha sido una acción muy eficaz que nos está pagando los dividendos.

–¿Cómo funciona un operativo contra la piratería, recuerda alguna misión concreta?

–He tenido otras oportunidades cuando estaba allí en zona como almirante de la Fuerza, pero me gusta destacar dos casos que he tenido desde que soy comandante de la operación. Uno fue el caso del Chrystal Artic, que ocurrió en el golfo de Adén, justo encima del Cuerno de África. Un barco mercante disparó contra un esquife que se acercaba para piratearlo. Al disparar, explotó el depósito de combustible y los piratas se quedaron entre dos aguas con el barco dañado. Nos comunicaron la situación en el mismo momento del ataque y una unidad de Atalanta llegó inmediatamente. Recogió a los supuestos piratas. Uno de ellos estaba muy malherido, fue evacuarlo en Helicóptero para operarle antes de entrar en Seychelles. Se le curó, mientras entregamos a los demás a la fiscalía de Seychelles con las evidencias. El barco de la operación permaneció diez días en puerto apoyando a las autoridades judiciales de Seychelles hasta que aceptaron el caso. Efectivamente, aceptaron el caso y nosotros continuamos con nuestra labor. Me gusta este caso porque aplica unas reglas de enfrentamiento humanitarias y al mismo tiempo es firme en la captura de los supuestos piratas y cumple perfectamente la legalidad internacional.

El segundo caso fue el del Basilisk, un buque que tocó emergencia ante un ataque pirata. Los miembros de la dotación se metieron en lo que llamamos la oficina del pánico, una sala que se cierra por dentro y nadie pueden acceder desde fuera. Al comandante no le dio tiempo y se enfrentó a los piratas, recibió un disparo, pero consiguió esconderse en el barco. No hay nadie que conozca mejor el barco que el comandante. Los piratas le buscaron, pero no lo encontraron. Desde su escondite, el comandante del barco llamó por teléfono a Atalanta y nos actualizó toda la información. Mientras tanto, se planeó el abordaje del barco: oposición armada, de noche y con helicóptero. En este caso concreto, el abordaje estuvo a cargo de un equipo de Fuerza de Guerra Naval Especial español. Al final todo se resolvió, no fue necesario enfrentarse a los piratas porque abandonaron el barco antes de que llegásemos. Estos casos demuestran lo orgullosos que debemos estar los ciudadanos europeos por cómo tratamos los casos de piratería.

Buque mercante escoltado por la fragata Navarra como parte de la misión de la operación

Buque mercante escoltado por la fragata Navarra como parte de la misión de la operaciónEUNAVFOR

Esa acción militar para actuar en aguas internacionales debe tener respaldo legal ¿Cómo funciona la operación a nivel legal?

–Vamos a ceñirnos al caso de piratería. La piratería es un crimen universal amparado por una legislación de muy alto nivel en Naciones Unidas. Por lo tanto, un barco perteneciente a un estado puede actuar de dos formas diferentes. En la primera el buque de Atalanta que ha detenido a los piratas puede ejercer su jurisdicción nacional sobre los piratas, en España o Italia, que son las dos unidades de superficie que tiene Atalanta ahora mismo en la zona. En ese caso los piratas son juzgados en territorio nacional al que pertenece el buque. La segunda opción, la más habitual y la que utilizamos en Atalanta, se basa en acuerdos firmados entre la Unión Europea con países de la región, donde le ceda esa jurisdicción y son esos países que colaboran con la operación quienes juzguen a los piratas. La operación tiene una estructura legal muy potente que permite entregar a los piratas bajo estos acuerdos. Es más, una vez que el pirata ha cumplido condena, el país donde estuvo encarcelado contacta con Atalanta, como ya ha sucedido, y Atalanta paga el billete de avión a Somalia al exconvicto para que se reúna con su familia. Es decir, que el proceso de Atalanta es total, desde que se le detiene en la mar hasta que se le reintegra de vuelta en su casa.

Antes de terminar, ¿Qué le diría a los ciudadanos españoles sobre la labor de la Operación Atalanta?

Ya que estamos en un medio español, decir que hay que sentirse muy orgullosos de lo que están haciendo en la Operación nuestros hombres y mujeres. Quiero pedir a los lectores que cuando estén juntos, en familia, o con los amigos brinden en su honor, porque se lo merecen.

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