El contingente español en Irak homenajea a los agentes del CNI asesinados en una emboscada en Irak hace 22 años

El contingente español en Irak homenajea a los agentes del CNI asesinados en una emboscada en Irak hace 22 añosPedro Erice

Centro Nacional de Inteligencia (CNI)  Homenajes a los héroes del CNI asesinados en una emboscada en Irak hace 22 años

«Hace 22 años, siete agentes del CNI fueron asesinados en una emboscada en Latifiya, en Irak. Todo nuestro cariño para los familiares y amigos de estos héroes silenciosos que dieron su vida al servicio de España. Siempre en nuestro recuerdo. Nuestro país no os olvida». Con este mensaje en sus redes sociales, el Ministerio de Defensa ha recordado a los siete de Irak, los heroicos agentes del Centro Nacional de Inteligencia. También el Ejército de Tierra ha querido sumarse al recuerdo con un emotivo mensaje: «Hoy nuestra memoria está con sus familias y compañeros, nunca olvidaremos su sacrificio».Por supuesto, como todos los años, se celebra un emotivo homenaje en la sede central del CNI en Madrid, ante el monumento que recuerda a los caídos en actos de servicio.

El contingente español destacado en Irak en la misión Inherent Resolve también ha rendido un homenaje a los agentes del CNI asesinados, en el que se ha cantado «el novio de la muerte». «Estando en Irak, no podíamos dejar de rendir un pequeño homenaje a nuestros compañeros del CNI caídos aquí en acto de servicio», ha desvelado en la red X el jefe de la misión, el general Pedro Erice, que recuerda su amistad con Carlos Baró, uno de los asesinados. «Su sonrisa vino a recordarme por qué estoy aquí. Descanse en paz».

En la entrada principal de la sede del CNI en Madrid existe un monumento con nueve llamas. Ocho de ellas llevan los nombres de los agentes fallecidos en Irak —Carlos Baró, José Antonio Bernal, José Lucas Egea, Alberto Martínez, José Ramón Merino, José Carlos Rodríguez, Alfonso Vega y Luis Ignacio Zanón— mientras que la novena está dedicada a todos los miembros del centro que murieron en misiones no reconocidas. Una de las principales salas de reuniones también lleva el nombre de «Héroes de Irak».

La operación de 2003 se desarrolló en un contexto extremadamente inestable. Irak se encontraba devastado tras décadas de dictadura y conflictos armados. En ese violento y complejo escenario trabajaban los equipos españoles, cuya misión exigía discreción, lealtad y espíritu de sacrificio.

El primer ataque ocurrió el 9 de octubre de 2003, cuando el agente José Antonio Bernal Gómez, destinado en Bagdad desde hacía dos años, fue asesinado frente a su vivienda situada en el barrio diplomático. Según la reconstrucción de los hechos, un grupo de cuatro individuos llegó en un Opel marrón. Uno de ellos, vestido como clérigo chií, llamó a la puerta. Tras un forcejeo, Bernal intentó huir calle abajo, pero un cuarto atacante le alcanzó con un disparo en la nuca a unos metros de una avenida principal.

Los ocho agentes del CNI asesinados en Irak en 2003

Los ocho de Irak, en 2003Centro Nacional de Inteligencia (CNI)

El ataque que marcó definitivamente al servicio se produjo el 29 de noviembre de 2003, cuando ocho miembros del CNI regresaban hacia Diwaniya y Nayaf después de varias reuniones en Bagdad. Se desplazaban en dos todoterrenos —un Nissan Patrol blanco y un Chevrolet Tahoe azul— con el nivel de alerta elevado debido al acoso creciente contra la coalición durante el ramadán. Avanzaban por la denominada ruta Jackson, la única transitable entre la capital y el sur del país.

A las 15.22 hora local, ambos vehículos circulaban a unos 120 km/h cuando quedaron atrapados en una emboscada. La complejidad del ataque apuntaba a un grupo con entrenamiento militar. Los todoterrenos lograron superar un punto donde habían sido colocadas trampas explosivas, pero poco después un sedán blanco adelantó al coche de cabeza y abrió fuego. El conductor, Alberto Martínez, murió en el acto y José Lucas resultó herido de gravedad.

Fuego enemigo

El fuego enemigo también averió las ruedas del vehículo, que quedó inmovilizado en el arcén. El coche atacante se situó entonces a la altura del segundo todoterreno y disparó contra su conductor, Alfonso Vega, y contra José Carlos Rodríguez, que viajaba detrás. El vehículo descontrolado se salió de la carretera, cayó por un pequeño desnivel y quedó atrapado en una zona de barro.

En ese momento había dos muertos confirmados y varios heridos graves. Según la reconstrucción posterior, el agente Carlos Baró consiguió contactar brevemente con Madrid para informar de la situación y pedir apoyo aéreo antes de que el fuego se reanudara desde dos edificios cercanos. Los cuatro supervivientes respondieron con sus armas reglamentarias, aunque la potencia de fuego insurgente era muy superior.

Los restos mortales de los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) asesinados en Irak llegan en un avión Airbus-310 que aterrizó en la base aérea de Torrejón de Ardoz

Los restos mortales de los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) asesinados en Irak llegan en un avión Airbus-310 que aterrizó en la base aérea de Torrejón de ArdozEfe

Ante la falta de coordinación por las interrupciones en las comunicaciones, se decidió que José Manuel, único agente que finalmente sobreviviría, cruzara la carretera para buscar ayuda. El tráfico estaba paralizado y una multitud observaba el ataque. Al intentar conseguir un vehículo fue rodeado y golpeado por varias personas. Según el relato posterior, cuando estaba a punto de rendirse, un notable local se acercó y le dio un beso en la mejilla, gesto que calmó al grupo. Poco después fue introducido en un taxi que se dirigió hacia Bagdad. Desde el vehículo vio los todoterrenos ardiendo y varios cuerpos en la carretera. La emboscada había durado unos treinta minutos.

José Manuel Sánchez Riera, exagente del CNI: "El uso de la violencia con un fin político no tiene justificación"

José Manuel Sánchez Riera, exagente del CNI, durante una entrevista en El DebatePaula Argüelles

España atribuyó el ataque a miembros de antiguas unidades especiales del régimen de Saddam Husein integrados en la insurgencia tras la disolución del Ejército iraquí. Los agentes españoles respondieron «con un comportamiento heroico» y que actuaron guiados por los principios que se enseñan en las academias militares: no abandonar a los compañeros y proteger a los heridos hasta el final.

La muerte de los ocho agentes provocó una fuerte conmoción en el CNI, en las Fuerzas Armadas y en la sociedad española. En el centro permanece una imagen de los caídos acompañada por la frase: «Solo el orgullo por su heroica muerte supera el dolor de su pérdida». Para el organismo, su sacrificio representa un legado de valores y servicio que considera necesario transmitir a las nuevas generaciones.

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