Nombres gallegos curiosos
Dos nombres gallegos con carácter propio y un significado que sorprende a muchos
Hacen referencias que pasan desapercibidas para quienes no conocen la tradición local
A pocos días de despedir 2025 y dar la bienvenida a 2026, Galicia se prepara para uno de los momentos más simbólicos del inicio del año: la expectación por saber quién será el primer bebé gallego en nacer. Más allá del dato anecdótico, la curiosidad se dirige inevitablemente al nombre elegido por los padres, una elección cargada de significado que conecta identidad, tradición y raíces gallegas.
Un nombre para niña muy curioso
Elegir un nombre propio no es solo cuestión de gusto. Para muchas familias, es una decisión cargada de significado. En Galicia, existen nombres que conectan directamente con la lengua, la historia y la naturaleza, y que esconden referencias que pasan desapercibidas para quienes no conocen la tradición local.
Entre los nombres femeninos más actuales, Sabela destaca por su sonoridad delicada y su trasfondo simbólico. Es la variante gallega de Isabel, de origen hebreo, cuyo significado tradicional se asocia a expresiones como «consagrada a Dios» o «Dios es mi juramento».
La popularidad de Sabela está ligada a la historia del cristianismo y a figuras como Santa Isabel, cuya influencia permitió la difusión del nombre por Europa. Con el tiempo, Isabel se adaptó a las lenguas locales, dando lugar en Galicia a la forma Sabela, plenamente integrada en la identidad gallega. Su onomástica se celebra el 5 de noviembre, manteniendo un vínculo histórico y religioso.
Pero más allá de su dimensión religiosa, Sabela tiene un vínculo muy especial con Galicia: también da nombre a una flor silvestre blanca típica de la región, conocida por su aroma y propiedades curativas. Este detalle refuerza el arraigo del nombre al paisaje gallego, convirtiéndolo en una opción especialmente significativa para quienes buscan un nombre que conecte con la tradición y naturaleza.
Actualmente, es frecuente en provincias como La Coruña, Lugo y Pontevedra, y su media de edad ronda los 17 años, lo que confirma que es un nombre vigente y elegido por nuevas generaciones.
Un nombre con una curiosa etimología
En el caso de los nombres masculinos, Brais es un ejemplo de cómo tradición e historia se combinan para formar identidad. Variante gallega de Blas, su origen se remonta al latín Blasius, que significa «tartamudo» o «el que balbucea». Pese a esta curiosa etimología, Brais ha ganado popularidad y hoy supera los 5.800 registros recientes en Galicia, situándose entre los nombres más elegidos por los padres.
Su consolidación se debe en parte a la tradición religiosa. La figura de San Brais, mártir y obispo venerado desde hace siglos, ha influido en la difusión del nombre. Además, Brais se asocia actualmente a cualidades como independencia, carácter reflexivo y pensamiento crítico.
Tanto Sabela como Brais son ejemplos de la importancia que tienen los nombres en la tradición gallega. Ambos reflejan la conexión con la lengua y el entorno cultural de Galicia. Optar por estos nombres supone mantener vivas unas raíces lingüísticas y culturales que sobrevive generaciones.