Un autodispensador de medicamentos de una farmacia

Un autodispensador de medicamentos de una farmaciaEuropa Press

La psiquiatra de La Coruña que falsificó 860 recetas de un psicotrópico se enfrenta a 2 años y medio de cárcel

La Fiscalía sostiene que la médica quería medicamentos para su consumo y aprecia la eximente incompleta de alteración psíquica

La Fiscalía pide dos años y medio de prisión para una médico psiquiatra de La Coruña que confeccionó y expidió 860 recetas de un medicamento psicotrópico para comprarlo en farmacias ubicadas en La Coruña, Culleredo, Betanzos y Cambre. El juicio se celebra este lunes en la Audiencia Provincial de La Coruña.

Se le pide, además, el mismo periodo de inhabilitación para ejercer un puesto público, si bien la Fiscalía solicita la eximente completa por alteración psíquica, dado que padece una serie de trastornos que merman de forma grave su capacidad de actuar, aunque no la anulaba.

Según la Fiscalía, M. M. S. C. es la presunta autora de un delito continuado de usurpación de estado civil o suplantación de identidad, otro delito continuado de falsificación de documentos oficiales y otro de hurto.

Entre 2016 y 2020, según el fiscal, la acusada, doctora del Servicio Gallego de Salud (Sergas), elaboró 244 recetas en formato electrónico para dispensar el medicamento. Simulaba que las mismas respondían a una prescripción médica real. Así, en algunas recetas aparecía su nombre como facultativa-prescriptora y, en otras, como beneficiaria. Incluso utilizaba el nombre de su exmarido y de un amigo psiquiatra. Ninguno de ellos, apunta el Ministerio Público, eran pacientes de psiquiatría.

También se hizo con los talonarios de recetas del Sergas de su padre, de su hermana, de otro facultativo y el suyo mismo para hacer prescripciones en papel. Para ello, según el escrito del fiscal, encargó confeccionar al menos tres sellos de facultativos e imitaba la firma de estos. Hacía constar en el apartado de paciente/beneficiario su propio nombre o el de terceros.

Con estos talonarios y sellos elaboró otras 616 recetas en papel. El Ministerio Público estima el perjuicio causado al Sergas entre 1.354 y 4.910 euros.

La Fiscalía explica que la mujer padecía trastorno depresivo mayor recurrente, trastorno adaptativo crónico, trastorno relacionado con uso de sustancias, trastorno por dependencia a psicoestimulantes, síndrome ansioso y trastorno obsesivo recurrente desde joven, por lo que, si bien sus facultades cognitivas estaban conservadas, sus capacidades volitivas (actuar) se encontraban mermadas en grado grave, aunque no anuladas.

Por todo ello, el fiscal pide dos años y medio de cárcel por un delito continuado de falsedad en documento oficial cometido por funcionario público en el ejercicio de sus funciones, además del pago de una multa de 5.100 euros.

La mujer carece de antecedentes penales, por lo que es improbable que una sentencia judicial dictamine su ingreso en prisión, aunque tiene otra causa pendiente en los tribunales por una supuesta agresión contra un paciente en una de los despachos de la unidad de salud mental del centro de salud de O Portádego, en Culleredo (La Coruña).

Estafas para el autoconsumo

La facultativa, al parecer, lleva varios años cometiendo estas estafas, pero su actividad ilegal no se destapó hasta que una médico psiquiatra que presta servicio en el hospital coruñés de Abente y Lago denunció que habían utilizado su nombre y sello de colegiada para expedir unas recetas de un medicamento psicotrópico, concretamente Rubifen.

Este medicamento es un psicotrópico que se utiliza para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), especialmente en niños, cuyo componente activo principal es el metilfenidato hidrocloruro.

Entre sus efectos, mejora la actividad de ciertas partes del cerebro que se encuentran con baja actividad y puede ayudar a mejorar la atención (nivel de atención), concentración y reducir el comportamiento impulsivo.

Durante la investigación, se descubrió que la detenida también utilizaba sellos y recetas en papel de más compañeros de profesión, entre ellos de varios familiares que también son sanitarios, así como los datos de pacientes para expedir las citadas recetas.

Aunque al principio se sospechó que tal ingente cantidad de fármacos estaba destinada para su venta a terceros, lo que supondría un delito por narcotráfico, todo apunta a que la mujer, en realidad, adquiría las medicinas para autoconsumo.

Así, para conseguir las cajas del psicotrópico, la médica se presentaba de forma alterna en diversas farmacias aportando las recetas en las que figuraban como pacientes compañeros suyos. También usaba la tarjeta de trabajador del Sergas de otros médicos psiquiatras de su entorno y que había obtenido de forma ilegal.

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