La culpa fue de Walt DisneyBlas Jesús Muñoz

Puesta en escena

«Esto es Córdoba y aquí no hay precedentes del calibre del ‘caso Infraestructuras’ a los que agarrarse, así que seguramente el camino se aprenda andando»

Actualizada 23:52

¿Cuál es la vara de medir para que un concejal dimita? ¿Cuál es el rasero para que un alcalde haga lo propio asumiendo la responsabilidad del edil que estuvo en su gobierno? Esas son las dos grandes preguntas que ha dejado el penúltimo episodio del ‘caso Infraestructuras’ que, como es resabido, se desató con la detención y posterior puesta en libertad con cargos de David Dorado.
Ahí se desató el vendaval que deja las dos preguntas del principio, ya que el PP ha pedido a Dorado que renuncie al acta y PSOE, IU y Podemos que sea el alcalde el que se vaya, con Vox en un punto intermedio en el que no pide la salida del regidor, pero sí explicaciones.
Y ahí ha encallado la situación política, que no promete levantar el pistón a menos de medio año para que haya elecciones municipales. Así, los unos hablan de transparencia y firmeza, mientras los otros exigen responsabilidades y usan el término corrupción como el arma política perecta, en un tiempo en el que solo se sabe, de los candidatos de los partidos de la oposición a la Alcaldía que Podemos e Iu confluyen, pero aun no tienen decidida a su cabeza visible, que Hurtado vuelve para «salvar» al PSOE de una presumible debacle y a Vox se le espera, igual que al socio de gobierno que es Cs.
Entre tanto, el pleno de ayer despejó alguna duda, como que Dorado no piensa dimitir porque no ha hecho «nada malo» y que el alcalde se presentará a la reelección, con el previsible visto bueno del partido, y se ve ganador. Poco, pero algo es algo en un mandato que ha venido marcado por las polémicas en el seno de Cs, con la dimisión de Eva Timoteo y el ‘caso Torrejimeno’, que dejó la paradoja de ser acribillado por su compañera María Luisa Gómez Calero, quien reculó al entrar en el gobierno municipal sustituyendo a Timoteo.
Asuntos que, tal vez, se cerraron en falso y puede que hayan dejado más interrogantes que respuestas, las mismas que se espera, despeje la justicia con el ‘caso Infraestructuras’. Pero de los tribunales lo que no se espera es rapidez y, mientras, la puesta en escena se ha vivido en una tensa previa del pleno que se asemejó a otras vividas a nivel nacional. Aunque en esto, como en casi todo, los hermanos mayores de la capital las realizan con más pompa, boato y circunstancia.
Esto es Córdoba y aquí no hay precedentes del calibre del ‘caso Infraestructuras’ a los que agarrarse, así que seguramente el camino se aprenda andando y se descubra cuán larga es la senda y cuántas puestas en escena más hagan falta.
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