
Zuheros
El reto para el futuro de Córdoba: la despoblación
Los municipios con menos habitantes de la provincia se convierten en el objetivo de nuevas políticas demográficas impulsadas por la Junta de Andalucía y la Diputación
La provincia de Córdoba ha perdido 3.711 habitantes en el último año, lo que la sitúa como una de las más afectada de España por el descenso poblacional, según datos del INE. Pero más allá de la cifra general, lo que preocupa especialmente a las administraciones es el vaciamiento progresivo de sus pueblos más pequeños, donde las calles se silencian, las escuelas cierran y los negocios familiares no encuentran relevo.
En Córdoba, 15 municipios han sido identificados por la Junta como prioritarios por su riesgo alto de despoblación. Entre ellos, localidades como El Guijo, Fuente la Lancha, Valsequillo, La Granjuela o Conquista apenas superan los 300 habitantes. A estos se suman otros como Zuheros o Villaviciosa, que aún conservan parte de su tejido social pero sufren un declive sostenido.
Ante este panorama, el Gobierno andaluz puso en marcha en 2023 una Estrategia para el Reto Demográfico, financiada con el Fondo de Cohesión Territorial (FCT), que este año completa su tercera fase de ejecución. Con un presupuesto total de casi tres millones de euros entre 2023 y 2025, se han ensayado nuevas políticas de atracción de residentes, impulso al teletrabajo, acceso a vivienda asequible y reorganización de recursos ya disponibles en el territorio.
Además, el proyecto cuenta en 2025 con una nueva dotación de 2.009.003 euros, según el presupuesto autonómico aprobado por la Junta de Andalucía, que permitirán mantener e innovar en líneas de ayuda centradas en zonas rurales con fuerte declive demográfico.

Villaviciosa de Córdoba
«El presidente Juanma Moreno tiene clarísimo que uno de los grandes proyectos de futuro de nuestra comunidad autónoma es tener una demografía que se adecúe a las necesidades de nuestra tierra», afirma el consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública, José Antonio Nieto. «Se trata de una estrategia de toda la Junta, en la que todas las consejerías han hecho aportaciones, para vencer los problemas de pérdida de población, garantizar servicios públicos de calidad y dar respuesta a los retos que generan los flujos migratorios».
Una de las herramientas de este enfoque ha sido el programa de estancias subvencionadas en municipios rurales, dirigidas a jóvenes, teletrabajadores, emprendedores o familias que puedan instalarse temporalmente en pueblos andaluces con menos de 10.000 habitantes. Estos residentes cuentan con apoyo habitacional, espacios de trabajo conectados, acompañamiento personalizado y una comunidad de acogida activa.
En paralelo, la Diputación de Córdoba ha ampliado su línea de ayudas a la natalidad y adopción, extendiéndola en 2025 a todos los municipios de la provincia salvo la capital. Con un presupuesto que ha pasado de 300.000 a un millón de euros, las familias que tengan o adopten hijos pueden recibir una ayuda directa de 600 euros, en una medida que refuerza el apoyo a la conciliación y la sostenibilidad demográfica.
«El reto demográfico es uno de los mayores desafíos que tenemos por delante», declaró el presidente de la institución provincial, Salvador Fuentes. «El crecimiento vegetativo negativo, con más muertes que nacimientos, nos obliga a adoptar medidas estructurales como esta, especialmente en el acceso a la vivienda para jóvenes».
Pero las respuestas no llegan solo desde las instituciones. Desde la sociedad civil ha emergido este año el programa Relevo Rural, impulsado por las organizaciones Ruralízate, Rural Bridge, Como una Cabra y Rural Citizen, y financiado por el Fondo Social Europeo a través de la Fundación Biodiversidad. Esta iniciativa conecta a personas desempleadas o con vocación emprendedora con negocios rurales en busca de relevo generacional, especialmente en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura.
Relevo Rural ofrece un itinerario de formación y acompañamiento para que los futuros repobladores puedan asumir proyectos empresariales ligados al territorio, desde oficios tradicionales hasta innovaciones basadas en economía circular. En octubre, los participantes seleccionados vivirán una inmersión en los pueblos para conocer de primera mano el ecosistema local, los negocios en transición y la comunidad en la que podrían llegar a integrarse.
Todas estas acciones se dirigen a un objetivo compartido: demostrar que vivir y trabajar en un pueblo no solo es posible, sino deseable. Que hay otra manera de habitar el medio rual, con calidad de vida, conexión digital y nuevas oportunidades para quienes decidan dar el paso.