El Obispado estudia las grietas aparecidas en la ermita del Colodro

Desde la pasada primavera, los fieles que acuden a la ermita del Colodro han detectado la aparición de unas grietas tanto en el interior como en el exterior del templo. La posibilidad de que estos daños vayan a más les ha movido a dar a conocer la situación de este inmueble, que es el convento de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada.

El propietario de esta ermita es el Obispado de Córdoba y desde el mismo han informado de que se han realizado catas tanto en el suelo como en la fachada «para determinar la patología que afecta al edificio y poder redactar un proyecto de intervención por parte de un arquitecto».

Efectivamente, como se aprecia en de las fotografías, en algunas de las grietas se han colocado testigos de yeso tanto en el exterior como en el interior del templo para comprobar la evolución de las fisuras y la gravedad de las mismas.

Este edificio está construido junto a una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad, sobre el cauce de un arroyo y, enfrente, tiene la plaza de la Lagunilla, cuyo topónimo procede de la abundancia de agua en el subsuelo de este punto del casco histórico.

La ermita del Colodro está cedida a la congregación de las Esclavas del Santísimo desde 1959, siendo la última de las fundaciones llevadas a cabo por sor María Rosario del Espíritu Santo, quien se encuentra enterrada en este convento que, además, es la casa general de la congregación.

Situada al final de la calle Mayor de Santa Marina, esta ermita está abierta a los fieles en horario de mañana y de tarde, con exposición del Santísimo Sacramento ante el que siempre hay un par de religiosas cubiertas con velos blancos.

La ermita

El origen de esta pequeña capilla se encuentra en que se levanta sobre el lugar en el que la tradición fija que pasaron su infancia los patronos de Córdoba, Acisclo y Victoria, en casa de Minciana, que no sólo los crió sino que recogió y enterró los cuerpos de ambos hermanos tras su martirio en tiempos del emperador Dioclesiano. Por este motivo, en la cartela que figura en la portada de la ermita está la espada y una flecha por ser las armas con que les dieron muerte.

Para perpetuar este recuerdo se levantó el templo, cuyo aspecto actual data del siglo XVII y en el que destacan, pese a sus reducidas dimensiones, el tamaño de los lienzos de San Acisclo y Santa Victoria que presiden el retablo. El motivo es que ambos cuadros fueron los que presentó Cristobal Vela como modelos para decorar el altar mayor de la Catedral, trabajo que finalmente se le encargó a Antonio Acisclo Palomino.