Colegio de la Piedad en la plaza de las Cañas
El portalón de San Lorenzo
Un paseo por el Colegio de la Piedad de Córdoba
La plaza de las Cañas fue un lugar habitual de nuestras avanzadillas infantiles, un oasis de cierta tranquilidad pasado el agobiante bullicio de la Corredera
Este pasado verano tuve la oportunidad de disfrutar de un breve video que me permitió visitar virtualmente el espléndido y encantador Colegio de la Piedad en la plaza de las Cañas. El recinto se había presentado al Concurso de Patios de Córdoba y el video mostraba un paseo por sus instalaciones acompañado de las precisas explicaciones de doña Belén Guerrero Criado, jefa de Estudios del colegio. Ilustró sobre sus patios, galerías y salas en las que el arte y la historia abundan y resplandecen de forma destacada. Todo el edificio es uno de esos típicos lugares desconocidos en nuestra ciudad, que en cualquier otra serían uno de sus principales atractivos.
Fotograma del vídeo sobre el Colegio de la Piedad de Córdoba
Esta plaza de las Cañas fue un lugar habitual de nuestras avanzadillas infantiles, un oasis de cierta tranquilidad pasado el agobiante bullicio de la Corredera. Aunque pillaba lejos de mi barrio, hasta allí iba con mi charpa en los años 50, cuando nos dirigíamos al concurrido establecimiento de Casa Venancio, al final de la calle Almonas, o a ese paraíso que era para los niños Casa Leal, en la calleja del Toril, con sus estampas del ‘Ladrón de Bagdad’ y los tebeos de ‘Roberto Alcázar y Pedrín’, ‘El Guerrero del Antifaz’ o ‘El Cachorro’.
Los huesos de los 'güitos' que se coleccionaban
Muchas veces alargábamos el paseo hasta la plaza de las Cañas, convertida entonces en un mercado con sus puestos de frutas y verduras. Allí, cuando nos había sobrado algo comprábamos algún que otro membrillo, y cuando no, que era lo más habitual, recogíamos del suelo los ‘güitos’, el hueso del albarillo, una fruta popular por aquellos tiempos. Al probarlos en la misma plaza la gente solía arrojar su hueso al suelo, y nosotros los chiquillos los recogíamos para coleccionarlos, al igual que hacíamos con las bolas (canicas), las cajas de cerillas y las cajetillas de papel Bambú, y papel Smoking.
En cuanto al Colegio de la Piedad como tal, recuerdo que nos enteramos de su existencia porque un día de 1955, durante un paseo por las Cañas, nos encontramos sentado en la puerta de su iglesia al compañero del Colegio Salesiano Jaime Linares Salido, que le disputó la Banda de Honor de la clase 4ª a José María Campos Moya. Al verlo por allí sentado fuera de sus sitios habituales nos entró la curiosidad, le preguntamos, y nos dijo que estaba esperando no recuerdo a quién, y que aquello era un colegio de niñas llamado de la Piedad.
Foto de la fachada de la iglesia y el Colegio de la Piedad, en la plaza de las Cañas. Córdoba
Recordando a sor María Dolores, directora
Con el tiempo, como nos pasa a casi todos, algunos lugares de nuestra infancia son poco a poco abandonados y nuestra vida se dirige por otros derroteros. Así que la plaza de las Cañas y su colegio comenzaron a dejar de ser sitios por donde yo pasase habitualmente.
Casi medio siglo después, a finales del año 2000, cuando colaboraba con don Manuel Nieto, el tiempo dio marcha atrás. Teníamos necesidad de visitar el Colegio de la Piedad y ponernos en contacto con su directora de entonces, sor María Dolores Torres. Muy amablemente ésta nos atendió cuando le explicamos que el objeto de nuestra visita era recabar información del Archivo de la Congregación sobre la madre María Josefa González Rodríguez (Madre María del Consuelo), Hija del Patrocinio de María cobardemente asesinada el 8 de agosto de 1936 a la edad de 86 años. Esta venerable monja estaba en el listado de la causa de beatificación de innumerables mártires de la Guerra Civil que esos años estaba impulsando el Obispado.
Sor María Dolores Torres, fallecida en 2011
La directora nos dio toda clase de facilidades para que trabajásemos sin ningún problema en su ordenado archivo, plagado de representaciones del Niño Jesús. Como curiosidad, recuerdo que en el camino nos señaló una antigua llave de paso de una conducción, ya sin uso, que les había traído durante siglos agua desde el venero de La Romana. Este venero nacía en un pozo de la actual calle María Cristina, tras el Ayuntamiento, y era conducido por la Espartería abajo hacia las fuentes de la Corredera y el Colegio de la Piedad, el cual tenía derechos a algunas pajas de agua. Nos comentó que de un día para otro esa agua dejó de llegarles, y creo recordar que aún estaban en ciertas disputas por esa falta de suministro.
Tras varios días de trabajo en el archivo, finalmente pudimos conseguir la siguiente información que adjuntamos para la causa de beatificación de María Josefa González Rodríguez:
Documentos de la monja
Partida de Bautismo: 30 de Julio de 1848. Parroquia de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía de Córdoba. Libro 18, Folio 181, Número 36 (Los archivos de esta parroquia, actualmente desaparecida, se encuentran en la parroquia de San Francisco y San Eulogio de Córdoba).
Ficha de registro de la Hª. María Josefa González Rodríguez del Consuelo (Mª. Pepa). Que con el nº. Exp. 085 D. aportan las R.R. Hijas del Patrocinio de María. Archivo de la Congregación «Hijas del Patrocinio de María». Córdoba, s/c.
Partida de Defunción. 8 de Agosto año 1936. Registro Civil de Baena. Tomo, 85, Folio 95, Sección 2ª.
Partida de Defunción que figura en el Libro de Entierros de las Hermanas del Colegio del Espíritu Santo Educandas de la Villa de Baena. 9 de Agosto de 1936. Archivo de la Congregación Hijas del Patrocinio de María, Córdoba.
Su muerte
“Las circunstancias de su muerte se enlazan con las de los sacerdotes don Pablo Brull y don Rafael Contreras, que murieron también en este pueblo de Baena de la Campiña cordobesa. En el momento de la muerte era la Superiora del Colegio del Espíritu Santo de la localidad.
Al comenzar la Guerra Civil la comunidad de Hijas del Patrocinio de María en Baena fue amenazada de muerte varias veces. El Colegio, junto con su iglesia, fue saqueado e incendiado el día 24 de julio de 1936; las puertas de la iglesia fueron derribadas a golpes, al igual que las de la casa, y las milicias entraron violentamente. Las religiosas, incluida la madre María Josefa, fueron detenidas y llevadas a un cuartel, que se improvisó en el Convento de San Francisco.
Los apresados (81 en total), ante el avance de las tropas sublevadas sobre el pueblo el día 28 de julio, con ánimo de conquistarlo, fueron colocados como parapetos -escudos humanos- en las ventanas del Convento por los milicianos, de cara a los atacantes, para defenderse de sus asaltos y así poder dispararles con total impunidad. Entre ellos, a pesar de su avanzada edad (86), fue colocada la Madre María Josefa.
Mientras que algunos de ellos fueron rematados a hachazos por sus carceleros, la Madre María Josefa sólo fue herida por disparos y metralla que le afectaron en el vientre. Al penetrar las tropas nacionales en el Convento fue trasladada con heridas muy graves al Hospital de Jesús Nazareno de Baena. Murió allí después de terribles sufrimientos y dolores el día 8 de agosto. Su cuerpo fue trasladado entonces al Cementerio del Colegio, donde permanece”.
El padre Cosme Muñoz
Aparte de este trabajo sobre los mártires de la guerra colaboré con don Manuel Nieto en otro encargo que también tocaba directamente al Colegio de la Piedad. Esta vez había que recopilar toda la información posible sobre el padre Cosme Muñoz Pérez (1573-1636), fundador del colegio, para adjuntarla a su propio expediente de beatificación.
Monumento al padre Cosme Muñoz en la plaza de las Cañas
El padre Cosme Muñoz Pérez nació en Villar del Rio, obispado de Calahorra, en 1573, hijo de Juan Muñoz y Antonia Pérez, quienes lo enviaron a Málaga con un pariente que allí residía. Muy joven todavía tuvo un destino nada fácil y que lo curtió para el resto de su vida: sentó plaza en las galeras de España sirviendo en ellas durante cuatro años.
Instalado ya en Córdoba, su presencia eclesial fue constante a lo largo y ancho de toda la ciudad. Y así, aparte de sus fundaciones, fue padrino en bautizos celebrados en distintas parroquias: San Andrés (26), San Lorenzo y San Miguel (ambas con 15), el Sagrario (14), San Nicolás (9) y San Pedro (4).
Su muerte constituyó un verdadero acontecimiento para los cordobeses, que acudieron para despedir por última vez al que ya consideraban santo, por lo que algunos objetos suyos se conservaron como reliquias. Después de las exequias fue enterrado en la iglesia de su Convento de la Piedad.
La plaza de las Cañas: un circo de noticias
Más allá del colegio, sin duda el edificio más representativo de la plaza, las Cañas ha sido, como hemos dicho antes, un espacio relativamente tranquilo frente a su ajetreada vecina la Corredera, y más aún en sus tiempos más antiguos, cuando aún no se había instalado allí el mercado, donde fue erial, sitio de juegos o recoleto jardín interior. Aun así, en aquella Córdoba su casco histórico bullía de vida a diferencia de la triste realidad de hoy. Por eso terminamos este artículo con unas breves y simpáticas reseñas o noticias acaecidas hace tiempo en dicho lugar.
‘Diario de Córdoba’, de fecha 30 de marzo de 1858, página 4.
«BACALAO DE ESCOCIA. Se acaba de recibir un gran surtido de éste y otras clases de bacalao en la droguería nueva, plaza de las Cañas propiedad de D. Pedro Garriondo, y también hay un excelente surtido de inciensos y estoraques a precios arreglados».
‘Diario de Córdoba’, de fecha 10 de junio de 1858, página 4.
«SE ARRIENDA. Un granero para cabida de 1500 fanegas, en la plaza de las Cañas, número 11, el que quiera información puede dirigirse a la plaza de San Salvador número 9».
'Diario de Córdoba’, de fecha 11 de mayo de 1862, página 2.
«GACETILLAS. Escándalo en plena plaza de las Cañas. Fue promovido ayer por la tarde cuando tres mujeres, de forma bárbara, arremetieron a golpes contra una chiquilla de unos once años de edad. La pobre víctima recibió tantos golpes que quedó imposibilitada de poder moverse, y no sabemos hasta donde hubiera llegado la feroz inhumanidad de las zurradoras.
Sin la oportuna intervención de algunos vecinos no se sabe hasta lo que hubiera ocurrido. Al parecer la causa de todo este enfrentamiento con la menor fue una disputa de a quien le tocaba poner el cántaro en la fuente de esta plaza, que por cierto quien quiera denunciar el mal estado en que se encuentra la citada fuente que lo diga.”
‘Diario de Córdoba’, de fecha 16 Abril de 1876, página 3.
“LA CATALANA. Casa de préstamos y Ventas públicas en la calle del Tornillo nº 1. Córdoba.
El Jueves 4 del próximo mes de mayo, a las once en punto de la mañana, se venderán en subasta pública los empeños de alhajas, ropas, cuadros y demás efectos que no hayan sido renovados por sus dueños. La entrada a la subasta será, por la plaza de las Cañas número 14. Hay venta diaria de objetos”.
‘Diario de Córdoba’, de fecha 24 de agosto de 1878, página 3.
«MELONES. Se venden melones en el puesto situado en la plaza de las Cañas junto a la fuente, son melones legítimos de Lopera y de clase superior, a 8 reales la arroba» .
‘Diario de Córdoba’, de fecha 7 de mayo de 1887, página 4.
«DENUNCIAS. ¿Y el municipal? Los muchachos que a todas horas invaden la plaza de las Cañas y calle de la Paja se han propuesto destrozar a pedradas los edificios inmediatos. Allá va una prueba; hace pocos días cayó una piedra en el patio interior del Colegio de la Piedad, rompiendo varios cristales, y últimamente los proyectiles de piedra caen en el edificio del Colegio, creando la alarma natural de las educandas, que muchas veces se encuentran en los patios disfrutando de las horas de recreo. Sabemos que el vecindario, ante estos espectáculos, trata de denunciar los hechos, a ver si por medio de la denuncia se evita abusar de los hechos que denunciamos.»
‘Diario de Córdoba’, de fecha 23 de abril de 1889, página 3.
«DENUNCIAS. El comportamiento de una mujer que arrojó una cubeta de inmundicias en la cloaca de la plaza de las Cañas y luego sumergió la cubeta en el pilón de la fuente inmediata».
Diario ‘La Voz’, de fecha 14 de Octubre 1902, página 10.
«FOCO DE INFECCIÓN. Los vecinos de la plaza de las Cañas no pueden soportar los pestilentes y nocivos olores que emanan de una antigua cochera convertida hoy en un depósito de pescado, a pesar de que carece, por su falta absoluta de ventilación, de las condiciones que exige la higiene a los locales dedicados a tales cometidos de depósito. Como se trata de un verdadero foco de infección trasladamos la queja al Sr. Alcalde, seguros de que ordenará la inmediata desaparición de este constante peligro para la salud pública.»
‘Diario de Córdoba’, de fecha 12 de Noviembre 1924, página 4.
“SUCESOS. El domingo a las nueve de la noche, en la casa de prostitución situada en la plaza de las Cañas nº 3, sostuvieron una riña José Trujillo Romero, de treinta y seis años de edad y Juan Sánchez Gallardo de treinta y cuatro. Este último agredió con una navaja a José Trujillo, el que resultó herido.
Los guardias nº 37 y 40 llevaron al detenido a Comisaría. Los facultativos de guardia le apreciaron una herida incisa en la cara externa del tercio medio del brazo derecho. Su estado fue calificado de leve, salvo complicaciones. El hecho ha sido puesto en conocimiento del Juzgado correspondiente.”
Diario ‘La Voz, de fecha 16 de abril de 1925, página 3.
«PARA EL SEÑOR ALCALDE. El agua que debe circular por las tuberías de la fuente de la plaza de las Cañas no circula desde hace por lo menos quince días y esto determinará la muerte del jardín plantado en aquél ameno paraje. Quizás esta falta la pueda ignorar Sr. Alcalde, se lo recordamos para que pueda tomar buena nota.»
Diario ‘La Voz’, de fecha 14 de noviembre de 1925, página 11.
“GRAN ESCÁNDALO. En la plaza de las Cañas, anoche, sobre las diez aproximadamente, produjeron gran escándalo los vecinos de esta capital Manuel Castellano López, de 41 años de edad, Gerardo Serrano Figueroa, de 24, y Santiago González León, de 54.
Una pareja de Seguridad detuvo a los alborotadores, invitándoles a que presentaran un escogido «menú» de detalles completamente personales ante el agente de guardia en la Comisaría de Vigilancia.”
Diario ‘La Voz’, de fecha 22 de octubre de 1928, página 7.
“POBRE ATRACADOR. En la madrugada de hoy ha sido la plaza de las Cañas teatro de un seceso sangriento, al que caracterizan algunas circunstancias originales dignas de ser tenidas en cuenta.
A la una y media, aproximadamente, marchaba por la citada plaza un sujeto llamado Manuel Expósito Castro. Parece ser que de una calleja o de entre los árboles del jardín le salió al encuentro un desconocido, que revólver en mano le exigió el dinero que llevase encima.
El tal Manolo no llevaba gran cantidad de dinero, pero sí una magnifica dosis de mal humor, así es, que cuando se vio requerido, contestó: ¡Que te crees tú eso! Y cogiendo una piedra del suelo asestó varios golpes en la cabeza al presunto atracador. Este resultó ser José Flores López, de 20 años, quien resultó lesionado, teniendo que recibir asistencia facultativa en la Casa de Socorro, donde los facultativos de guardia le apreciaron una herida contusa en el pabellón de la oreja del mismo lado. Después de asistido convenientemente ingresó en los calabozos de la Comisaria, en cuyo centro se formalizó la correspondiente denuncia del suceso, que en definitiva resultó bastante extraño.”
‘Diario de Córdoba’, de fecha 25 de julio de 1932, página 4.
«RECLAMACIÓN. Los vecinos de la plaza de las Cañas reclaman una especial limpieza por tener al lado la plaza del pescado; reclaman un barrido eficaz y después un riego con zotal diluido en el agua de riego para atenuar el constante olor a pescado y más aún en esta época de verano. Porque da la impresión de que en estos detalles nadie se fija y tiene que ser el vecindario quien lo denuncie.»
Diario ‘Sur’, de fecha 15 de febrero de 1934, página 2.
«SINDICATO. Para representar la Sección y nombrar Comité del Sindicato de la Industria de Elaborar Madera que quedó por nombrar en la reunión última, informar de la marcha de los trabajos que hay pendientes de gran importancia. La Sección de Trabajos colectivos de este Sindicato celebrará una reunión general mañana viernes en el domicilio social, plaza de las Cañas, sin número, a las diez de la mañana, para tratar el siguiente orden del día...//…»
‘Diario de Córdoba’, de fecha 17 de enero de 1936, página 4.
«LA FIERA. La joven de 19 años de edad Rosa Rivera Mohedano ha denunciado en la Comisaria de Vigilancia a una mujer conocida, como Rafaela «La Fiera», porque en la plaza de las Cañas la maltrató de obra, lesionándola. Rosa fue asistida en la Casa de Socorro de una herida contusa, leve, en el labio superior y de erosiones en la cara. Del hecho se ha dado cuenta al Juzgado correspondiente.»
‘Diario de Córdoba’, de fecha 26 de junio de 1938, página 2.
“NOTA IMPORTANTE. La Delegación de Trabajo señala como noticia importante:
Junta Administrativa de recargo especial sobre la Contribución Industrial con destino a los obreros y empleados adscritos a las Milicias Voluntarias…//… Estos pagos deberán efectuarse en la Agencia Ejecutiva de esta Junta situada en la plaza de las Cañas. Córdoba, a 25 de junio de 1938. Por la Junta, el presidente accidental, J. González Caballero.”