Fray Albino, el impulsor de La Sagrada Familia, en una de sus visitas al Campo de la Verdad (1950)

Fray Albino, el impulsor de La Sagrada Familia, en una de sus visitas al Campo de la Verdad (1950)Archivo Municipal de Córdoba

El portalón de San Lorenzo

La Sagrada Familia de Córdoba y la otra 'sagrada familia'

«Esas pobladas casas de vecinos compartían pozo, pila, corral o retrete, y una cocina de poyo corrido, donde cada familia tenía su hogar para guisar»

La Asociación Benéfica de la Sagrada Familia fue fundada el 5 de febrero de 1947 por el obispo de Córdoba Fray Albino González Menéndez-Raigada mediante escritura otorgada ante el notario don Vicente Flórez de Quiñones y Tomé. Tenía por objeto proporcionar viviendas dignas para la gran cantidad de familias cordobesas que malvivían en situaciones precarias en las zonas del extrarradio de la ciudad, junto a las murallas del Alcázar o a orillas del Guadalquivir. En estos sitios cada cual había hecho su casa con los materiales de desecho que encontrara. Por supuesto, carecían totalmente de las mínimas condiciones de habitabilidad e higiene.

Chabolas junto a la muralla de Córdoba que ya estaban en la II República

Chabolas junto a la muralla de Córdoba que ya estaban en la II RepúblicaSeñán

Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, cuando Fray Albino llegó a la ciudad Córdoba, a pesar de los tímidos intentos de su predecesor en la Silla de Osio, el obispo Pérez Muñoz y su Solariega, había un déficit de viviendas del orden del 50%, o lo que es lo mismo, unas 85.000 personas, nada menos que casi la mitad de sus habitantes, vivían en estas condiciones tan precarias que hemos citado, o un poco mejor en populosas casas de vecinos, sin agua corriente, en muchos casos sin luz, y la mayoría con una sola habitación o cuarto para su intimidad.

Esas pobladas casas de vecinos compartían pozo, pila, corral o retrete, y una cocina de poyo corrido, donde cada familia tenía su hogar para guisar y un pedazo reservado para poner el lebrillo que servía a modo de fregadero. Gran parte de esta falta de viviendas en los años 40 del siglo XX había sido provocada por el gran éxodo de familias rurales a la capital abandonando sus pueblos, sobre todo tras años continuados de sequías o al acabar desastres, especialmente la guerra civil. Todo ello complicado en este último caso por el consiguiente bloqueo al que se vio sometido el nuevo gobierno tras la Segunda Guerra Mundial en orden a todo tipo de materiales, bienes de consumo y productos agrícolas en general.

En este durísimo contexto La Sagrada Familia dio un paso al frente y construyó 4.629 casas, ocho grupos escolares, dos iglesias, dos cines, dos mercados y hasta un estadio de fútbol, el San Eulogio.

Para dar una idea de lo que supuso el volumen de construcción de dos de sus creaciones más famosas, el barrio del Campo de la Verdad, en sus tres fases, y el de Cañero, podemos citar el artículo que publicó el periodista Francisco Navarro Calabuig (1923-2006) en el diario ‘Córdoba’ de fecha 16 de junio de 1951, con motivo de la entrega de 1.403 casas en el Campo de la Verdad.

"Así por ejemplo en la construcción de estas casa los camiones de la Asociación que han tenido que transportar los materiales (nota: camiones facilitados personalmente por Franco a Fray Albino) se puede decir que han recorrido mensualmente unos 24.000 kilómetros, el equivalente a dar seis veces la vuelta completa a España, y que el material que han transportado, unas 146.000 toneladas, hubieran ocupado unos 14.000 vagones de ferrocarril”.

También nos habla en dicho artículo de que, simultáneamente, se estaban construyendo en el barrio de Cañero otras 1.615 casas, de las que ya había levantadas unas 300. Destaca que en ese momento había empleados unos 1.200 trabajadores, y que además la Asociación había procurado instalar comedores voluntarios para los trabajadores que comían por el precio de 1,50 pesetas, además de disponer de un cine, un economato y hasta el apoyo del Bar Jardín con precios muy económicos para que les sirviera de recreo y convivencia.

Talleres en el barrio

Nosotros podemos añadir a este artículo tan detallado que ese volumen de materiales que cita el periodista es referido a un momento de 1951 cuando sólo algo más de un tercio de las viviendas habían sido construidas, por lo que el montante final fue muy superior. No debió variar, sin embargo, el número total de trabajadores que llegaron a coincidir trabajando de forma simultánea, pues se iban coordinando según se distribuyera el tajo.

Unos 90 de estos trabajadores estaban dedicados a labores de talleres, como se decía, pues todo el trabajo de madera, puertas, ventanas, vigas y cubiertas se elaboraba en los propios talleres que se instalaron ‘in situ’ en la acera de la derecha de la calle Fray Pedro de Córdoba. Allí, partiendo desde el clásico aserradero, se contaba con máquinas modernas para el ensamblaje de marcos, puertas y ventanas. Con frecuencia han llegado críticas de personas a las que, con la distancia del tiempo, les resultaba fácil espetar: «Es que han puesto maderas verdes», queriendo indicar así que se usaban materiales de baja calidad.

Pero la realidad era otra, y lo hemos visto en las construcciones posteriores de los años 1960-90, y aún en las de nuestros días: la madera en ventanas era (y es) un lujo, pues en la mayoría de las obras se emplean perfiles de hierro, chapa galvanizada y, como una excepción, el aluminio de corredera. En aquellos años 40 y 50, por el contrario, estos materiales modernos apenas se usaban (al menos en España), y lo único que abundaba era la tradicional madera. Y era tal el consumo que se hizo de ella en estas barriadas que, en muchos casos, para seguir la exigencia que demandaba el ritmo de la construcción no daba tiempo a su total secado.

Los materiales como rasillas para el tabicado e interiores, ladrillos, losetas, pilas, así como las placas turcas para los servicios (los saneamientos como se entienden ahora no existían y solo se contaba con lo que entraba de contrabando por Gibraltar) se elaboraban en un enorme taller que se montó en lo que es hoy el Parque del Arrabal, en el que trabajaban unos 60 operarios de forma permanente. Como excepción, las tejas de los tejados se adquirieron en parte a la Cerámica Madrileña, ubicada entonces al final de la carretera de Granada, y se empleó para fabricarlas los barros de esa margen izquierda del río situados un poco por encima del actual puente del Arenal.

En la calle Adalid, que lindaba con el nuevo estadio de San Eulogio, se llegó a fabricar todo el graderío de ese campo de fútbol, cuya inauguración «corría prisa», o al menos eso decía Fray Albino una de las muchas veces que llegó a visitar las obras, para que los alumnos del colegio que llevaría su nombre «pudieran hacer sus tablas de gimnasia y practicar ejercicios al aire libre». Por este motivo el famoso periodista Rafael Muñoz Muñoz ‘Leafar’ fue puesto por don Martín Moreno Roca, coordinador de las obras, como encargado de estar al tanto de cómo iba lo del estadio. Sobra decir que en ese humilde campo de fútbol nacieron el San Álvaro, germen del actual Córdoba Club de Fútbol, y ya en los setenta el modesto Fray Albino.

Viviendas en mejores condiciones

La Asociación también tuvo sus propios talleres de cerrajería, alfarería, fontanería y electricidad en general. En cuanto a las instalaciones eléctricas hubo que luchar con la dificultad de escasez de cobre, muy generalizada en todo el país. Del poco cobre que entraba en Córdoba podrían dar fe los chatarreros que en camiones camuflados lo solían traer de Gibraltar, y lógicamente lo llevaban a la Electromecánicas para ser fundido. Esta escasez hizo que las instalaciones eléctricas fueran en su gran mayoría de corriente sencilla a 125 voltios. Aun así, los futuros inquilinos de las casas tendrían al menos luz eléctrica «de contador» porque con toda seguridad en las viviendas de los que ellos venían, o no había luz, o tenían la de “perra-gorda», aquella que se encendía a las 8 de la tarde y se apagaba a la 7 de la mañana.

Todavía recuerdo a aquellos vecinos de San Lorenzo que se mudaron a las primeras casas del Campo de la Verdad, que cuando volvían de visita por su antiguo barrio y se les preguntaba que qué tal les iba respondían maravillados sobre algo que hoy nos parece tan simple como que tenían un grifo por donde salía el agua o un interruptor que les daba luz.

Según me comentó Rafael Lesmes Jaén, un antiguo y destacado arenero, la arena que se llegó a sacar para las casas del Campo de la Verdad y Cañero se obtuvo de la finca Molina del Arenal, aunque popularmente todos los que trabajaban en ese gremio la denominaban la finca del torero, por ser propiedad de Rafael González Madrid ‘Machaquito’. Estaba más o menos situada por donde está ahora el estadio El Arcángel, lo que viene a demostrar que el cauce antiguo del río discurría bastante más hacia el este que en la actualidad, y así entonces le entraba el agua al Molino de Martos por el lateral y no de frente como hoy. Hasta que llegaron los camiones fue frecuente ver los borriquillos cargados de arena montados en la barca del Arenal que no paraba de dar viajes de una a otra orilla.

En el libro ‘Fray Albino en el recuerdo’ (Córdoba, 2000, Obra Social Cajasur) que tuvo como coordinadores a Pablo Herrera Mesa y Juan Antonio Polo Molina, se nos viene a decir que La Sagrada Familia fue sólo la punta de un gran ‘iceberg’ de todo lo que constituyó la ingente obra social del obispo Fray Albino. Acertados artículos de Miguel Castillejo, Manuel Nieto, Miguel Salcedo, el padre Carlos Romero OP, Rafael Quirós, Hortilio Armayor, y algunos socios fundadores de la Tipografía Católica, como Navajas, Ortiz y Soriano, explican claramente en este libro lo que supuso el gran obispo para el pueblo de Córdoba.

El gran obispo asturiano Fray Albino

El gran obispo asturiano Fray Albino

Porque la repercusión de lo que hizo Fray Albino traspasó el ámbito de su diócesis: La Sagrada Familia tuvo repercusión tanto nacional como, incluso, internacional. Para presenciar las obras en las barriadas vinieron personalidades de Málaga, Granada, Valencia, Jerez, La Coruña, Bilbao, Oviedo y de muchas otras provincias españolas que, para tomar nota en sus propios proyectos, pusieron de moda el recorrido típico de visita de autoridades a nuestra ciudad, donde se incluía la Mezquita-Catedral y las barriadas construidas o en construcción de La Sagrada Familia.

Proyección internacional de fray Albino

En el extranjero se hicieron eco, entre otros, la revista prestigiosa internacional ‘Selecciones del Reader´s Digest’, o la proyección en directo que hizo la televisión francesa que llegó a entrevistar a Fray Albino. El propio Papa Pio XII, aprovechando la XIV Semana Social de España celebrada en Burgos, envió una carta a través de la Secretaría de Estado en la que públicamente ponderaba la obra de La Sagrada Familia. Posteriormente, sería el Nuncio de S.S. Monseñor Antoniutti quien transmitió al obispo de Córdoba la felicitación del Pontífice. Igualmente, el abate Pierre, conocido en París como el «apóstol de los traperos», o el sociólogo Schüster de Milán, fueron grandes divulgadores de la obra social de La Sagrada Familia. También al otro lado del Atlántico, en Hispanoamérica, fueron bastantes las personalidades seglares y laicas de Colombia, Chile, Méjico, Venezuela, etcétera, que llegaron a visitar personalmente las barriadas.

Sin embargo se vio limitada su repercusión, quizás de forma intencionada, en la mayor parte de la Europa occidental, influida por el predominio en esos años de la cultura de la socialdemocracia, más aún en la «modélica» cultura social nórdica y protestante, de la que luego sería su principal representante el primer ministro sueco Olof Palme, el mismo que se pasearía con una hucha pidiendo fondos para los terroristas de la ETA. Y la otra gran familia política europea, la de la democracia cristiana, sobre todo tras el Vaticano II, se fue también desligando de la obra que, si bien con origen en la Iglesia Católica de la que ellos decían proceder, venía de un país «atrasado» como España, donde no existía el «sentido democrático».

Portada del libro La sagrada familia de Alejandro Entrambasaguas

Portada del libro La sagrada familia de Alejandro EntrambasaguasEl Debate

La otra 'sagrada familia'

Paseando estos días por la exposición de la Feria del Libro que tiene lugar en el bulevar del Gran Capitán me llamó la atención un libro titulado 'La Sagrada Familia', de Alejandro Entrambasaguas. Me acerqué interesado para hojearlo, suponiendo que sería otra obra más sobre esta benéfica asociación, pero nada más ver con detalle la portada me di cuenta de mi error: se refería a la familia de Pedro Sánchez.

Pero como hay que tener curiosidad por todo lo compré. Al terminar de leerlo, porque es de fácil lectura, me ha invadido una sensación de profunda pena por este país, por cómo se ha podido llegar a la situación de corrupción que describe el autor donde intervienen políticos, asesores, empresarios, y la madre que los parió, todos al servicio de Sánchez y su intocable familia.

He sentido malestar leyendo sobre las peripecias de su hermano músico David Sánchez, al que han ayudado como si tal cosa senadores, diputados, alcaldes, y hasta empresarios, cerrando filas para proteger sus supuestas irregularidades hasta con dinero procedente de fondos europeos.

Se narra cómo de forma tétricamente organizada, una tal Leire (no me gusta nada eso de «fontanera» de La Moncloa, porque denigra a esa honrada profesión) ha intentado descalificar en todos los aspectos a la jueza cordobesa Beatriz Biedma, queriendo incluso comprar a fiscales y letrados como quien compra en un mercado. Menos mal que en todo momento la jueza se ha sentido respaldada por la Audiencia Provincial de Badajoz que lleva este caso del «hermanísimo».

Y no son sólo los chanchullos del hermano y los tejemanejes eruditos de su esposa. Para Sánchez la «familia» lo es en un sentido amplio, con prebendas del ‘pater familias’ que es él para todo aquel que se digne en ser su servidor incondicional. Así proliferan los casos de corrupción, favores económicos y otras bagatelas de las que disponen o han dispuesto estos personajes adictos mientras el resto de los españoles hacen mil y una piruetas para poder conseguir un sueldo digno con el que ir tirando o tener un techo para vivir. Es vergonzoso el abuso que sufren los caudales públicos de los españoles, que en vez de emplearse en sanidad, educación, vivienda y otros servicios esenciales para la ciudadanía se quedan para el lucro y enriquecimiento de estos pocos que forman una cadena de favores y rapiña organizada hasta en el mínimo detalle.

Qué contraste entre esta Sagrada Familia de tunantes y los sufridos trabajadores del campo, sanitarios, torneros, fresadores, soldadores, chapistas, carpinteros, pescadores, albañiles, transportistas, taxistas, autónomos de todo tipo, funcionarios, profesores, médicos… Con sus sueldos acosados sin parar por los impuestos inapelables del Ministerio de Hacienda, con cada vez peores servicios, con trenes que no salen o se paran en medio de la nada, con la amenaza de cortes de luz como si estuviéramos a principios del siglo XX… mientras los políticos de turno que se limitan a pulsar botones en el Congreso y el Senado (y que hasta en eso se equivocan algunos) echándoles en cara que sus pensiones «están en peligro» mientras los privilegiados de la «familia» meten mano en la caja común como si fuese un pozo sin fondo, o tienen normas y procedimientos jurídicos especiales para ellos. Hacienda te investiga implacable por un ‘bizum’ sin justificar y estos privilegiados se compran pisos a tocateja sin ningún problema. Y eso que la también sacrosanta Constitución dice que «los españoles somos iguales ante la ley». Pues menos mal.

Mientras Pedro Sánchez y su corte familiar están siendo acorralados judicialmente, pese a sus amenazas nada veladas a los jueces, siguen gastando una cantidad ingente de dinero en cuñas de publicidad con anuncios generalistas a favor de su Gobierno en todas la televisiones, periódicos y radios. Y es que mientras en los 70, 80, y hasta 90, cuando España todavía ocupaba un puesto de respeto en el concierto mundial, la publicidad hablaba de El Corte Inglés, de Coca Cola, de Iberia, de Bimbo, helados Camy, Atari, Apple, Exin juguetes, Famosa, Matutano, de los turrones de Jijona, de la Lotería, etcétera, ahora lo que cuadra las cuentas de los medios es la generosa propaganda de autobombo del Gobierno, curiosamente sin tener éste unos presupuestos aprobados para la legislatura y, por tanto, sin una partida económica específica para este dispendio.

No sólo son estas cuñas, es que, además la «Sagrada Familia» se siente respaldada por esa gran parte de la prensa española que nunca pregunta lo que debiera y calla lo que le interesa. Que se permite desde su alto pedestal moral criticar a la otra parte de la prensa que aún resiste y que cumple con su misión de informar verazmente a sus lectores. La propia Televisión Española se está viendo con tal descaro en su información partidista que supera en muchas ocasiones hasta al criticado NODO de la dictadura de Francisco Franco. Pero si entonces la voz en ‘off’ del noticiario del régimen comentaba de forma entusiasta y propagandística los avances de la obra de una Sagrada Familia ahora lo hace por defender a otra que más que contribuir a la mejora de los ciudadanos como aquella se dedica a meterle la mano en sus bolsillos.

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