María Dolores Jiménez
María Dolores Jiménez, presidenta de Grupo Jicar
«He aprendido que siempre debes ponerte en manos de Dios»
Jicar ha sido galardonada con la Bandera de Andalucía de la Economía y la Empresa
Lleva desde las seis de la mañana en planta y lo más probable es encontrársela en un acto social por la noche de esos ineludibles por el cargo que se ostenta. Y estará fresca, lozana y llena de energía. Cuando usted, después de un día más o menos intenso, solo quiere perderse de manera horizontal en las profundidades de un sofá, María Dolores Jiménez estará saludando a un cónsul, contrastando opiniones con un consejero delegado o dirigiéndose desde un atril a la audiencia de un encuentro sectorial de la construcción. Y tan en forma como después del primer café de la mañana.
Sin ir más lejos, realizamos esta entrevista unas horas antes del acto en el que, a la empresa que preside, se le galardona con la Bandera de Andalucía por cumplir 65 años y ser un referente consolidado en el sector de la construcción y las infraestructuras. Y ella, que sabe que tiene otro día largo por delante, lo afronta con decisión y simpatía, talantes que transmite a lo largo de una charla trufada de recuerdos, datos ciertos, opiniones y sentido del humor.
No caeremos en el tópico de señalar que es una mujer inmersa en un sector masculinizado, porque ese discurso lo dejamos para los que sí ven el mundo dividido entre unos y otras y les interesa que siga así: María Dolores Jiménez está al frente de un grupo de profesionales y empresarios, de gente que se juega su patrimonio personal cada día y crea puestos de trabajos, y eso es lo suficientemente serio como para encima aplicarle una perspectiva de género que, a todos los efectos, ni paga el IVA ni el impuesto de sociedades. Y sí, es una mujer que lidera un grupo empresarial. Con toda la normalidad y los problemas, retos y también satisfacciones de cualquier profesional en su lugar. Y mucha energía. Su agenda se puede medir en vatios , kilómetros y metros cuadrados.
María Dolores Jiménez
- Bandera de Andalucía de la economía y la empresa. Enhorabuena.
- Muchísimas gracias. Para toda la familia es un honor y un orgullo recibir la Bandera de Andalucía. Es un reconocimiento a la labor que iniciaron nuestros mayores hace 65 años, que no es poco.
- ¿Las empresas tienen alguna bandera en esta época global?
- Yo llevo por bandera, vaya donde vaya, la de Andalucía. Nos consideramos una empresa 100 % andaluza. Si tenemos que salir fuera de España, si tenemos que ir al extranjero, seguimos siendo andaluces. Y somos cordobeses.
- Usted la bandera que nunca ha enarbolado es la del feminismo.
- No, jamás. Y, además, no lo considero necesario. Es cierto que hay que defender los derechos de las mujeres en algunos ámbitos, pero en Europa, en 2025, la bandera del feminismo no está justificada. Las mujeres tenemos la capacidad, la preparación y la libertad para tomar cualquier decisión y para hacer lo que creemos que debemos hacer en nuestra vida. Obviamente, el feminismo sigue siendo muy útil y necesario en países donde la mujer no es nada, ni siquiera un instrumento, desgraciadamente. Ahí sí hace falta esa bandera. Pero aquí, no lo considero. Una mujer puede emprender una empresa, cualquier tipo de negocio, desempeñar cualquier profesión, desde cirujano hasta torero o futbolista. Todo depende de lo que te propongas y para lo que estés preparada. Porque muchas veces se cree que, por ser mujer, ya tienes derecho a todo, y ese es un error. No. Cada persona tiene unas cualidades y unas virtudes, y son esas las que debe trabajar y desarrollar.
- En ese sentido, lleva muchos años en puestos directivos y de responsabilidad. ¿Qué ha aprendido?
- Precisamente, lo que te estoy comentando. He aprendido que siempre debes ponerte en manos de Dios, porque, por mucho que planifiques el futuro, es impredecible, y aún más en el mundo de la empresa. La empresa es algo vivo, y, por más patrones que intentes establecer, siempre surgen imprevistos y giros inesperados. A veces, la mejor oportunidad de tu vida aparece sin haber luchado por ella, y otras, aquello por lo que llevas años esforzándote no se materializa. Como decía siempre mi padre: «No estará de Dios. Esto no era para nosotros». Y cada día estoy más convencida de ello. Lo que más me ha enseñado mi trayectoria es que hay que ser leal, honrado, buena persona y dar siempre lo mejor de uno mismo. Luego, solo queda esperar que los resultados sean buenos y dejarlo, en cierto modo, en manos de Dios.
María Dolores Jiménez
- ¿Y las mujeres mandan mejor que los hombres?
- Bueno, mandan de una manera diferente. Creo que las mujeres tienen cualidades que los hombres no tienen, y los hombres, a su vez, poseen cualidades que las mujeres no tienen. Lo que sí tengo claro es que, para que cualquier negocio o proyecto funcione, sea del tipo que sea, debe existir un equilibrio. Es fundamental contar con las personas adecuadas para cada tarea y, sobre todo, que haya entendimiento, porque sin eso todo se vuelve muy difícil. La colaboración entre hombres y mujeres es esencial, especialmente cuando ambos creen en lo que hacen y están cualificados y preparados para ello. Cada uno aporta en su ámbito, pero juntos forman un equipo perfecto.
- ¿Cuál es el secreto de Jicar para celebrar 65 años en perfecto estado de salud?
- Pues, como te he comentado antes, el modelo de Jicar se basa en sus fundadores, Jerónimo Jiménez, mi padre, y Pedro Carmona. Ellos nos transmitieron siempre la importancia del trabajo, la constancia, la profesionalidad y la honradez. Mi padre, en particular, fue un ejemplo de sacrificio, entrega y humildad hasta su último día. Y la humildad es fundamental para asegurar la continuidad de cualquier proyecto. Hay que ser generoso y honrado; esas son las bases de nuestro modelo de empresa. Pero, sin ninguna duda, el éxito de una empresa siempre está en su equipo humano. Su gente es su mayor patrimonio, su mayor valor y su mayor fortaleza. Cada día estoy más convencida de ello. Descubrir a nuevas personas que colaboran con Jicar me reafirma en esta idea: sin un buen equipo humano, una empresa no es nada. Además de los valores y principios que te he mencionado, la clave es siempre la gente.
El delegado de Gobierno de la Junta en Córdoba, Adolfo Molina, y María Dolores Jiménez, en el acto del pasado jueves
- 65 años suponen una larga trayectoria. ¿Qué han aprendido de las crisis?
-Desde nuestros inicios, hemos diversificado mucho nuestra actividad empresarial. Hemos creado y participado en numerosas empresas, tanto dentro de nuestro sector como en otros completamente distintos. Somos socios de Prebesur, fabricantes de hormigón; de Serrot, dedicada a la edificación de viviendas; y de Mebisa, especializada en la fabricación de mezclas bituminosas. Además, gestionamos explotaciones agrarias en Las Arenosas, donde contamos con nuestra propia almazara y embalsamos nuestro aceite bajo una marca propia. También estamos presentes en la hostelería con el Hotel Castillo y contamos con gasolineras. Nuestro crecimiento ha sido muy ordenado y, más que lento, diría que sólido, avanzando poco a poco, sin hacer grandes inversiones arriesgadas. Hemos tenido oportunidades de especular con suelos, pero nunca ha sido nuestro modelo. Siempre hemos apostado por la prudencia y un crecimiento estructurado. Gracias a esa estrategia, hemos superado momentos de crisis en los que el sector se ha visto muy afectado. En esos tiempos difíciles, nos hemos tenido que ajustar, reducir estructura y adaptarnos, pero la diversificación nos ha permitido seguir adelante sin renunciar a nuestros proyectos.
Siempre hemos apostado por la prudencia y un crecimiento estructurado.
-¿ La economía va tan bien como nos dice el Gobierno?
- No, no marcha tan bien y, para las empresas, la situación es muy complicada, especialmente en nuestro sector. La licitación pública, tal y como está planteada, es totalmente inadecuada para cualquier proyecto. Son licitaciones mal desarrolladas, con precios que no reflejan los valores reales de mercado. Además, el sistema es muy complejo, ya que la capacidad y la solvencia técnica prácticamente no cuentan. Puedes tener la mejor clasificación, pero no sirve de nada. Al final, el proceso se reduce a un juego burocrático donde la parte económica es la que decide. Si tienes suerte en la oferta económica, eres adjudicatario; si no, quedas fuera. En definitiva, el sistema de adjudicación de obra, tanto pública como privada, es extremadamente leonino. En edificación privada, por ejemplo, los promotores no permiten revisión de precios, lo que agrava aún más la situación.
A esto hay que sumarle otro problema fundamental: la falta de mano de obra. No hay ni cualificada ni sin cualificar. No entiendo cómo en Andalucía tenemos un 17 % de paro y, sin embargo, no encontramos trabajadores en ningún sector, y mucho menos en el nuestro. La formación profesional dual es una apuesta a largo plazo y hay que impulsarla, pero la necesidad de mano de obra es inmediata. Si queremos garantizar el futuro del sector, hay que empezar a industrializar los sistemas constructivos para generar empleo en fábricas y facilitar la incorporación de la mujer. Es un sector bien remunerado, pero sigue sin atraer a trabajadoras. No hay albañilas, ni maquinistas, ni camioneras. ¿Por qué? Yo estoy dispuesta a contratar mujeres peones, pero sigue sin haber interés. Es un aspecto en el que hay que trabajar.
- Desde el feminismo se reivindica la presencia de la mujer en carreras universitarias técnicas y científicas, pero no hay una reivindicación similar en otro tipo de profesiones.
- Claro. Para nuestro sector sería fantástico que la mujer se incorporara a los trabajos productivos de la empresa, desde peones hasta encargadas, alicatadoras o maquinistas. La incorporaríamos sin problema, pero no hay mujeres dispuestas a ocupar esos puestos. Por eso creo que la industrialización de los sistemas constructivos es tan importante. Facilita la formación, reduce la siniestralidad y, además, creo que ahí sí habría una mayor incorporación de mujeres. No es lo mismo trabajar en una fábrica haciendo módulos de cuartos de baño que alicatar cuartos de baño en un edificio. La industrialización permitiría un entorno más accesible y atractivo para ellas.
- ¿Y los jóvenes?
- Pues el problema es que muchos jóvenes solo buscan cursos remunerados. He organizado cursos en Construcor para gente joven, en colaboración con el Séneca, con 27 alumnos. ¿Cuántos hemos podido contratar? Uno. Solo uno. Los demás no están interesados. No les compensa. Dicen que no quieren trabajar en una carretera, que no les interesa el sector. Al final, estamos fomentando una situación en la que a la gente no le motiva ni le compensa trabajar.
- La patronal dice que en España hacen falta 700.000 trabajadores para la construcción y no los encuentran.
- No hay manera. Pero no solo faltan operarios, también técnicos. No encuentras jefes de obra ni técnicos cualificados. ¿Dónde están las mujeres en estos puestos? A mí me da igual contratar a una mujer o a un hombre, pero es que simplemente no hay. En niveles altos, es prácticamente imposible encontrar profesionales. Y en los oficios tradicionales, lo mismo: no hay maquinistas, no hay operarios de bulldozer, no hay relevo generacional. La gente no está preparada.
María Dolores Jiménez
En Jicar, hemos podido salvar parcialmente este problema con un sistema propio: contratamos al padre, el padre enseña al hijo y, antes de que se jubile, ya hemos incorporado al hijo a la empresa. Pero cada vez es más difícil. Los jóvenes prefieren estudiar cualquier cosa antes que subirse a una máquina. Antes lo hacíamos con los hijos, ahora incluso con los sobrinos y hasta los nietos de nuestros trabajadores. Pero cada vez es más complicado.
A la falta de mano de obra cualificada hay que sumarle la inseguridad jurídica que vivimos por parte del Gobierno. Hay muchísima inseguridad. Los sueldos se negocian sin contar con las empresas, sin tener en cuenta quién tiene que pagar. Es una situación tremenda. Además, hay escasez de materiales, la energía sigue subiendo... En definitiva, ahora mismo las empresas lo tenemos muy complicado. Y, en general, la economía también.
- En menos de 20 años hemos pasado de ser fácilmente propietarios a no poder ni siquiera alquilar. ¿Qué ha pasado?
- Pues este es, sin duda, el gran problema de la vivienda y del mercado inmobiliario en España. Es la mayor preocupación de la población y, a la vez, el mayor fracaso de la gestión pública en este ámbito. La raíz del problema se encuentra en cómo, tras la crisis, cuando la edificación representaba un 12-13 % del PIB, se desplomó hasta un -1 %. Durante años, los promotores y contratistas fueron demonizados, como si fueran los «malditos especuladores», cuando, en realidad, eran los que generaban suelo y construían vivienda. No solo se les estigmatizó, sino que se les negó financiación y apoyo. El agente urbanizador pasó a ser una figura desprestigiada, sin reconocimiento ni respaldo financiero, cuando, en realidad, convertir un suelo rústico en urbano requiere 20 años de inversión y recursos.
El principal problema de la vivienda es que no hay suelo disponible y el que hay es carísimo. A eso se suma una carga fiscal desproporcionada: se pagan hasta un 25 % de impuestos por una vivienda. Además, los jóvenes han perdido capacidad de ahorro y financiación. Para adquirir una vivienda de 200.000 euros, necesitan 40.000 euros solo para la entrada. Esa barrera es inasumible. O se financia el 100 % de la vivienda o los jóvenes seguirán sin acceso a ella.
María Dolores Jiménez
Pero el problema no es solo financiero, sino también normativo. Es inaceptable que en Córdoba, en las zonas de expansión, no se permita construir edificios de más de 10 plantas. Si en un terreno de 50 hectáreas se proyectan 3.000 viviendas, ahí deberían caber al menos 6.000 para optimizar el suelo y reducir costes. Eso es sostenibilidad real. Si se incrementa la edificabilidad, baja el precio del suelo, se reducen los costes de urbanización y el mantenimiento municipal también se abarata. No tiene sentido que en ciudades como Granada, Almería o Jaén se permitan edificios de 11 plantas y en Córdoba no.
Es inaceptable que en Córdoba, en las zonas de expansión, no se permita construir edificios de más de 10 plantas.
La administración y el Gobierno deben actuar de inmediato bajando el IVA y los impuestos, agilizando plazos y flexibilizando la normativa. No tiene lógica que, con la inteligencia artificial, puedas diseñar el proyecto de un edificio en 48 horas y que el desarrollo de un suelo tarde 15 o 20 años. Eso es incoherente. Es urgente hacer los suelos más sostenibles, con mayor edificabilidad y eficiencia energética, y apostar por urbanizaciones bien planificadas, con materiales innovadores y criterios de sostenibilidad real. Solo así se garantizará que la vivienda sea accesible y económicamente viable.
María Dolores Jiménez
- Usted está al frente, entre otras cosas, de su grupo empresarial y también de los empresarios de la construcción. ¿Liderar o ejercer el poder?
- Es mejor liderar. Nunca hay que ejercer el poder, al menos desde mi punto de vista. Hay que contar con todo el mundo, fijar los mejores objetivos y llevarlos a cabo, pero sin imponerlos. Es cierto que en algunas ocasiones hay que dejar las cosas claras, pero imponer nunca es la solución. Liderar significa trabajar con tu equipo, sumar esfuerzos y conseguir que todos remen en la misma dirección.
Creo que uno de los mayores problemas que tenemos ahora mismo en Europa, y no solo en España, es precisamente la falta de líderes. Nos encontramos en una situación en la que ni siquiera podemos opinar sobre cuestiones que nos afectan directamente dentro de Europa, porque hemos carecido de liderazgo durante demasiado tiempo. Y cuando no hay liderazgo, lo que queda es la imposición.
Lo estamos viendo en España con el Gobierno, que está aplicando medidas de forma unilateral sin diálogo ni consenso. No sé ni cómo pretende imponerlas, pero lo que está claro es que las imposiciones generan fracturas. Y eso es lo que está ocurriendo: España se está dividiendo, perdiendo competitividad y debilitando su posición dentro del conjunto de Europa. Ese es el resultado de gobernar imponiendo en lugar de liderando.