La piedra filosofal
«Sánchez y Feijóo pactan que la Comisión Europea medie para renovar el Poder Judicial», publican como titular, junto con los resultados del Sorteo de Navidad. Y, además, el prodigio se ha podido lograr nada menos que ¡a petición del PP!
¿Quedará algún español que vea un humillante reconocimiento de minoría de edad en el hecho, aprobado por los dos principales partidos, de que cuestiones fundamentales de nuestra política nacional --trátese de Cataluña, la ETA o la organización de los jueces--, deban ser supervisadas, para salir airosos y no meter la pata, por instancias externas?
Así que la Comisión Europea. Como los niños pequeños confían por regla general en sus papás, nosotros nos encomendamos a Bruselas y al organigrama de la bandera azul con estrellitas. Una institución de tanto fuste moral como Naciones Unidas. Proyectando nuestra fe en que ejercerá de VAR objetivo, bondadoso y sabio, santificador de los goles que merezcamos encajar.
La noticia ilustra tantas cosas, y todas tan siniestras, que es para ponerse a pensar. O a temblar. El retrato-robot que de esos dos risueños políticos españoles se desprende es un poema. Ni tú ni yo, bro, sino lo que digan los jefes superiores.
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