firma invitadaJosé María Castilla Jiménez

Sánchez, el Eróstrato

Actualizada 05:00

No cabe duda que nuestro ínclito presidente es un claro exponente de lo que en el mundo de la sicología se denomina el complejo de Eróstrato que, según los eruditos académicos de esta rama de la personalidad, es el trastorno según el cual el individuo busca sobresalir, distinguirse, ser el centro de atención. Pero si ampliamos el círculo de este trastorno a otros estadios sociales, la Real Academia de la Lengua lo define de la siguiente manera: manía que lleva a cometer actos delictivos para conseguir renombre.
Pues bien, que Sánchez es un individuo encuadrado dentro del trastorno erostrático no tiene discusión alguna. Es el único presidente en toda la Historia contemporánea de España que ha traspasado todos los límites que un gobernante virtuoso nunca debería sobrepasar. Recientemente ha citado a Aristóteles, de manera desafortunada e iletrada, pero le recordaremos que el maestro de genios, ya advirtió en su día al distinguir entre Gobiernos virtuosos y Gobiernos degenerados, los primeros eran para él los que buscan el bien común y los segundos sólo les interesaba el bien particular.
Que ha cometido presuntos actos delictivos, o al menos contrarios a derecho, los tenemos a mogollón, como racimos de uvas gordas y hermosas, y que hasta el momento ha alcanzado la mayor de la indignidades lo con la inmoral ley de impunidad (mal llamada de amnistía) de reos convictos de los peores delitos que se le pueden imputar a un político: sedición malversación, prevaricación, etc.; todos ellos al amparo de un golpe de Estado en toda regla, con la finalidad premeditada de los independentistas para desmembrar España y joder lo que tanto esfuerzo y sangre le ha costado al pueblo español, forja de una Historia sin parangón en Occidente y todo esto por ¡siete malditos votos!
Con el paso de los años, el hombre suele hacerse más escéptico, pero no menos crítico, con tendencia a la melancolía y dar por sentado que ya casi nada se puede evitar, sin embargo, esta resignación no puede ser el puente que nos lleve al olvido y a la desesperanza. Hay momentos en la vida que nobleza obliga y los españoles que parimos nuestra Constitución del 78 tenemos que levantarnos y luchar ante tantos sátrapas y desarrapados moralmente deficitarios.
Basta ya de tanta indignidad de la clase política gobernarte, con especial responsabilidad el partido socialista, y hagámosles frente con la palabra, la resistencia cívica y quienes tengan resortes nomotéticos con las acciones legales que pongan ante los Tribunales a los sediciosos, prevaricadores, malversadores, actuantes de cohecho, usurpadores de funciones del poder judicial, abusadores en el ejercicio de su función, etc., etc. Los políticos no tienen inmunidad ante delitos tan execrables como los que estamos viendo en esta égida sanchista.
En el infierno de Dante los prevaricadores y los traidores tienen por suplicio estar sumergidos en un lago de alquitrán hirviendo y enterrados hasta el cuello en un mar de hielo. Nuestro Código penal es más llevadero, pero también lleva su condena.
Jose María Castilla Martínez es abogado.
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