Las barbas del vecino
No recuerdo qué escritor dijo, tratando de denostar al Quijote, que esta obra magna no era más que una suma de refranes mal refritos. Pues aunque lo fuera, que no lo es, tampoco eso sería un desdoro para la obra más significativa de nuestra literatura. Y es que los refranes, a mi parecer, llevan en su interior tantas sabidurías como cualquier tratado, suma o compilación filosófica.
Al hilo de la tragedia de la DANA ( en mis tiempos llamada borrascón de mil pares de diablos) me ha venido a la mente un refrán muy conocido : «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar».
De la DANA del Levante español ( en mis tiempos llamada borrascón de mil pares de diablos ) me duele su pasado tan presente, tan infinitamente presente: la tragedia que ha generado, los muertos, los sueños rotos, los negocios anegados, los cuerpos perdidos….Me duelen los ancianos , que coronando sus días, se encuentran ahora desamparados y desvalidos… me duelen las casas destruidas, la angustia diaria que han de sufrir esas pobres gentes al amanecer de cada día.…
De la DANA del Levante español ( en mis tiempos llamada borrascón de mil pares de diablos ) me preocupan también sus causas : los cauces fluviales abandonados a su ser por esa estulta concepción del ecologismo que tienen nuestro gobernantes ( patrios y europeos ) y, muy especialmente, la descoordinación de la Administraciones. Me detendré en esto último : y es que la caótica gestión de la DANA ha puesto de manifiesto que las Comunidades Autónomas son, más que otra cosa, una entidad superpuesta que sirve, principalmente, para frenar decisiones, obturar mecanismos, y ralentizar la adopción de medidas. Las Comunidades Autónomas pueden ser útiles como entes de descentralización administrativa para la gestión de asuntos menores. Pero darle potestades en materias que vertebran el Estado: educación, sanidad, seguridad… es una locura. Una locura que no sólo rompe España ( es baladí citar a las Vascongadas o a Cataluña) sino que mata a los españoles, como acabamos de ver en Valencia. Una pregunta me aguijonea: si el Estado y la Comunidad Autónoma han sido incapaces de gestionar una tragedia ubicada en un entorno muy concreto…¿ qué pasaría en caso de una tragedia de localizaciones más amplias, por ejemplo, un ataque exterior ejecutado en varios puntos de España, o una guerra, con efectos en diversas localizaciones de nuestra geografía ? Es duro imaginarlo porque, vista la experiencia de Valencia, tal vez tengamos que concluir que con toda nuestra tramoya de parlamentos, instituciones y organismos sólo somos un Estado ineficiente y de juguete.
De la DANA del Levante español ( en mis tiempos llamada borrascón de mil pares de diablos ) me preocupan sus protagonistas políticos : de una parte, técnicamente incapaces porque, aunque todos los sabemos y nadie lo dice (o muy pocos lo dicen )muchos de nuestros políticos ocupan altos cargos en virtud de los intereses de los partidos que los proponen y de los contrapesos que han de equilibrar. Pocas veces son designados por su capacidad técnica, solvencia intelectual, o formación….o ( a la vista está) integridad moral. De otra parte es evidente que la política está contaminada por la ruindad inherente a la partitocracia que sufrimos. A veces pienso que en la tragedia de Valencia muchos han estado más preocupados por salvar el culo de su partido que por servir a los intereses generales. Y es que los partidos políticos ( especialmente los grandes ) son máquinas de poder con un interés principal: copar gobiernos, parlamentos, instituciones, etcétera, para alimentar a sus gentes y a su estructura.
Pero sobre todo, hoy, de la DANA del Levante español me preocupa el futuro : el qué pasará cuando deje de ser noticia, y pasen los días, cada uno con su afán, y surjan otras noticias que generen interés…La vida seguirá en Valencia y, mucho me temo, que las terribles pero intimas tragedias de cada valenciano se irán olvidando y las instituciones políticas (Estado, Comunidades, Agencias…) que son antes que madre, madrastras, los dejarán abandonados, al albur de su destino y del sálvese quien pueda. Y es que uno no puede menos que mirar al pasado y recordar la erupción del Volcán Cumbre Vieja. Años después de la tragedia, las ayudas no han llegado plenamente, las compensaciones se han revelado insuficientes, los problemas urbanísticos permanecen y las trabas administrativas son constantes. Y mascullar esos recuerdos y ponerlos en relación con la DANA es todo uno. Y entonces mis labios musitan, con tristeza y desesperanza: «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar»