Trabajo en una viña

Trabajo en una viña

Carta pastoral

«Siempre estamos a tiempo para la conversión»

La parábola de los trabajadores de la viña centra la carta pastoral del obispo de Córdoba para escribir sobre las buenas obras, la conversión y la santidad

Es tiempo de vendimia y de recogida de frutos, como apunta el obispo de Córdoba Demetrio Fernández al inicio de su carta pastoral semanal que publica hoy jueves con el título de 'La viña del Señor'. El evangelio de este XXVII domingo del tiempo ordinario recoge una primera lectura - Mateo (21,33-46)- y la conocida como 'parábola del dueño de la viña' (Mateo 20:1-16). Sobre ellas el prelado traza diversas lecturas en su misiva que invitan a la reflexión.
La primera de ellas es el símil que establece de la viña con la vida que Dios regala al hombre, y que puede estar llena de frutos producto del amor y el cariño o producir todo lo contrario. «Muchas veces damos uvas amargas de esas que se escupen nada más entrar en la boca. Si la viña no da los frutos que se esperan de ella, la viña es dejada por su dueño. Y vienen los que la maltratan, la pisotean. La viña se convierte en un erial, donde crecen las zarzas y los cardos», escribe el obispo, para comparar posteriormente esa viña con el alma humana y el «erial» en que se puede convertir «cuando no correspondemos a los dones de Dios, a sus gracias continuas».
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández

El obispo de Córdoba, Demetrio FernándezDiocesis de Cordoba

La segunda lectura también tiene a la viña como escenario y al dueño de la misma , que la arrendó a unos labradores para posteriormente enviar primero a sus criados y después a su propio hijo a recoger los frutos, siendo estos atacados y rechazados. «Muchas veces el hombre se apropia de lo que nos es suyo, lo extorsiona, lo estropea, lo usa egoístamente y lo destruye. De fondo está el pecado que tiene a toda la creación sometida a esclavitud». En el rechazo al hijo del dueño de la viña está también el rechazo a Jesucristo. Así hablan las parábolas. «El rechazo del hombre hacia Dios ha ido creciendo hasta consumar la mayor injusticia de la historia, matar al heredero para quedarnos furtivamente con la herencia. La reacción de Dios ante este atropello no ha sido la de rechazarnos para siempre, sino, por el contrario, la de darnos a su Hijo como redentor del mundo y de todos los hombres», escribe monseñor.
El obispo de Córdoba pone el acento en la redención, un misterio en el que «aparece el amor loco de Dios por el hombre». «El Hijo rechazado por nuestros pecados se convierte en un don para toda la humanidad», añade, y finaliza recordando que «Dios sigue esperando de nosotros frutos de buenas obras, de conversión, de santidad. Siempre estamos a tiempo».
Pueden leer la carta íntegra en este enlace.
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