
Calle de Antonio Maura, en Ciudad Jardín
Los inmigrantes: víctimas de la nueva «esclavitud» laboral que se vive en Córdoba
Las irregularidades y los abusos parecen centrados en la hostelería, pero se producen en más sectores
Una oferta de empleo difundida en la red social X por el perfil @SoyCamarero ha desatado la polémica en Córdoba al revelar un caso más de presunta explotación laboral. La conversación de WhatsApp publicada muestra cómo un empleador ofrece 850 euros mensuales por trabajar todos los días de la semana como repartidor en horario nocturno —de 20:00 a 1:00 o 2:00 horas—, con una reducción de 50 euros si el trabajador desea descansar un solo día. Además, en las primeras líneas del diálogo, el empleador pregunta: «¿Tienes permiso?», lo que sugiere que está reclutando a inmigrantes posiblemente en situación irregular. El mismo perfil apuntaba, según la foto que había visto, que el establecimiento se tratara de un kebab.
Este tipo de prácticas no son nuevas. Tal y como denuncia la abogada laboralista Lola de Toro, «esta denuncia solo está visualizando multitud de negocios, no solo en hostelería, regentados por extranjeros de diversas procedencias y para los que la normativa laboral española queda a siglos y kilómetros de distancia». La jurista recuerda que estos casos vulneran derechos laborales fundamentales: «Existen días de descanso obligatorios, salario mínimo, obligación de dar de alta al trabajador y cotizar, prohibición de obligar a hacer horas extras sin consentimiento y, si son nocturnas, deben pagarse más». A su juicio, este tipo de prácticas encajan con lo que el Código Penal tipifica como delitos contra los derechos de los trabajadores, según los artículos 311 y siguientes: «Yo llamo a esto prostitución laboral y el proxenetismo que esconde detrás de ella, generalmente siendo tales proxenetas migrantes como los trabajadores que reclutan».
Desde los sindicatos, el testimonio de Manuel Casado, secretario general del sector Servicios de CCOO en Córdoba, confirma que la situación es mucho más frecuente de lo que trasciende: «Nos encontramos a diario con este tipo de problemáticas en el sector. Es algo muy habitual». Entre los abusos más generalizados señala «el incumplimiento del convenio, altas en la Seguridad Social por media jornada cuando el trabajador echa 45 o 50 horas, y la vulneración de los descansos o las vacaciones». Casado subraya que el perfil más expuesto a estas condiciones es el de los trabajadores inmigrantes: «Vienen muchos con despidos porque han empezado a pedir sus derechos según convenio o simplemente porque ya no aguantan la situación». En algunos casos, añade, se enteran del fraude cuando enferman: «Si tienen la poca fortuna de darse de baja, entonces se dan cuenta de la realidad».
¿Y las inspecciones de trabajo? El representante de CCOO señala que «es muy difícil que, cuando una inspección de trabajo va a una empresa que tú has denunciado y no tienen representación sindical, las cosas salgan a la luz»
El miedo a denunciar es otro de los factores que perpetúan el problema. «Muchísimas personas no se atreven a hablar. Tienen familia, tienen miedo. Solo algunos delegados sindicales, que no tienen esa responsabilidad familiar directa, suelen alzar la voz», explica Casado, quien no duda en calificar esta situación de «esclavitud»: «Sobre todo en hostelería, es algo muy habitual».
La hostelería defiende sus buenas prácticas
Por parte de la patronal del sector, Jesús Guerrero, presidente de Hostecor, ha querido distanciarse de estas prácticas: «Todas las prácticas contrarias a la legalidad vigente merecen el reproche de la patronal y de nuestros asociados. No se corresponden con el buen hacer de la hostelería cordobesa». Guerrero defiende el papel regulador de Hostecor y su compromiso con los derechos laborales: «Creemos en la seguridad jurídica y en los derechos y deberes de trabajadores y empresarios. Somos un equipo». En su intervención, ha criticado al perfil @SoyCamarero por no reflejar también la parte positiva del sector: «Si quiere y respeta a Córdoba podría ahondar en lo bueno que se hace y no solo ver la inmundicia».
Desde la misma patronal, el asesor laboral Francisco Higuera ha reivindicado el contenido del convenio colectivo: «Es el tercero a nivel provincial con mejores retribuciones. En caso de accidente laboral o bajas largas, el trabajador cobra el 100%, y están muy bien regulados los fijos discontinuos y los descansos. Desde la perspectiva del trabajador, el convenio es muy bueno».
Sin embargo, CCOO relativiza esta valoración. Aunque reconocen que «no es un convenio malo», según Casado, «todo es mejorable». Apunta que «se intentó negociar una reducción de jornada a 37,5 horas, pero al final solo se consiguió una subida salarial sin mejoras reales en los derechos». Y añade: «Si quieren profesionales, tienen que pagar profesionales».
La responsabilidad del consumidor y usuario
El problema trasciende la hostelería. Según Lola de Toro, «estas empresas no funcionarían si los usuarios dejáramos de ser clientes, por más que sus precios nos resulten atractivos». La otra solución, dice, es legal: «Denunciar. Pero no en redes sociales, sino en los juzgados. La inteligencia artificial no levanta actas de infracción ni dicta sentencias. Hay que acudir a profesionales del derecho». Porque, como concluye, estas pseudoempresas «no solo explotan trabajadores, sino que compiten deslealmente con quienes sí cumplen».
Así, Córdoba no es una excepción sino un espejo de una realidad mucho más amplia: la precariedad laboral de muchos inmigrantes se ha convertido en la nueva forma de esclavitud del siglo XXI.