Espacio donde viven dos sintecho en el centro de Madrid

Espacio donde viven dos sintecho en el centro de Madrid

Sociedad

La realidad de los sintecho: colas de hasta siete meses para conseguir una plaza en un albergue de Madrid

Pese al inicio de la campaña del frío, actualmente hay 650 personas sin hogar en la capital española

Luca (38 años) y Miguel Ángel (51 años) viven y duermen en la calle desde hace más de un año. Sus demandas de albergue donde pernoctar están en lista de espera. La de Luca, desde hace 7 meses. La de Miguel Ángel, desde septiembre. «Parece que tengan preferencia los rumanos y magrebíes. Los albergues están llenos de ellos», apuntan.  
Sin ayudas económicas sociales, estos dos sintecho viven de la mendicidad. «Pedí el ingreso mínimo vital pero ni me han respondido», lamenta Miguel Ángel. «Quiero volver a encontrar trabajo. Necesito volver a sentirme útil», expresa Luca.  Como ellos, hay en Madrid actualmente 650 personas sin hogar en situación de calle, según el último recuento del área de Familias, Igualdad y Bienestar Social del consistorio. «En total, contamos con 2.169 plazas en la red de personas sin hogar, que sumadas a la campaña del frío que comienza cada año en noviembre y dura hasta primavera, son de 2.631», explican desde el Ayuntamiento.
Pero de este programa para los meses más fríos Luca y Miguel Ángel no han oído ni hablar. «Nadie nos ha explicado nada. De hecho el Samur Social pasa por delante de nosotros muchos días y en seis meses solo se ha parado una vez. Otra vez quisimos hacerles unas preguntas y ni se pararon», aseguran.
Los sintecho Luca y Miguel Ángel

Los sintecho Luca y Miguel Ángel

Si cuentan con ropa de abrigo o comida caliente estos días de frío intenso es gracias a la labor de varios colectivos. «Los de la Asociación Bocata nos traen a menudo un caldo caliente y ropa de invierno. Nos han ayudado mucho, así como los voluntarios de una iglesia de Bravo Murillo», enumeran.
Y mientras su situación se resuelve, les toca dormir a temperaturas por debajo de los cero grados y expuestos a los robos diarios. «Al tener las cosas en la calle nos las roban. La escoba y el recogedor nos los han robado tres veces ya», denuncian. Para proteger sus enseres y dormir más calientes, algunos sintecho incluso se han montado una especie de casa de cartón.
Vivienda improvisada en la calle de un sintecho

Vivienda improvisada en la calle de un sintecho en Madrid

«Nadie se acostumbra a esta situación»

La historia de Luca y Miguel Ángel es la de un cúmulo de acontecimientos fatales que les han derivado a esta situación. «Soy cocinero diplomado en Hostelería. Trabajaba en un restaurante de Gran Vía y vivía de alquiler en la avenida de Valladolid. Perdí el trabajo y el dinero ahorrado se fue agotando», relata Luca, italiano de procedencia, pero español residente por el NIE. La pandemia de la covid agravó su situación. «No había forma de encontrar un empleo. Así que no me quedó otra que dejar el alquiler e irme a la calle. Primero intenté alojarme en un hostal, luego en una habitación compartida por 6 euros al día pero ante la falta de ingresos tuve que irme a dormir a la calle», explica. «Cuando esto te ocurre te sientes como una mierda», desvela. Una opinión que comparte su compañero de colchón, quien enfermó de coronavirus y quedó tocado del corazón. «Era obrero de la construcción pero ya no puedo volver a ella porque me canso enseguida. Me ahogo al caminar», expresa. «Mi médica envió un informe personal sobre mi situación de salud pero aun así me dejaron en lista de espera. Realmente lo estoy pasando mal», denuncia. «Nadie se acostumbra a esta situación», apostilla Luca.
Ninguno puede recurrir a sus familias. Miguel Ángel es huérfano de padres desde hace 6 años y Luca no quiere preocupar a su familia en Italia. «Mi madre tiene cáncer y no quiero hacerle sufrir. Mi familia cree que estoy bien. No saben que vivo en la calle», comenta. 
Ambos están esperando que su situación por fin dé un cambio a mejor y recuperar sus vidas. Luca pretende entrar en el albergue de La Coma. Miguel Ángel, en el de San Isidro. «Posiblemente pueda entrar antes de Navidades, al que estaba en la lista antes que yo acaban de darle la plaza», cuenta Luca ilusionado. Las esperanzas de Miguel Ángel, sin embargo, se emplazan a febrero de 2022. «Me han dicho que mi fecha de ingreso estará por esas fechas», concluye.  
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