Alonso Cano, "El milagro del pozo", (1638-1640)

Alonso Cano, El milagro del pozo, (1638-1640)Museo del Prado

Así fue la vida de San Isidro en el Madrid medieval, un mozárabe entre la aldea y la villa

Para celebrar el IV centenario de la canonización del santo vamos a dibujar el recorrido del patrón de la capital por la ciudad y sus alrededores

San Isidro es recordado como un ejemplo de vida cristiana y de espíritu de trabajo, atributos ilustrados a través de su vida humilde en el Madrid medieval, o Mayrit, el nombre que recibía entonces. Sus milagros están vinculados al mundo agrícola, por lo que el culto posterior lo erigió patrón de todos los campesinos. Los detalles sobre su biografía, que los historiadores han reconocido a partir de los relatos que han llegado hasta nosotros, nos trasladan a las calles y los campos de los primeros habitantes de la villa.
El primer texto en el que aparece la biografía de San Isidro, y por tanto, el más apreciado, narra que era vecino de Mayrit entre finales del siglo XI y finales del siglo XII, cuando esta tierra aún formaba parte del reino de Toledo. Aunque, más que una biografía es un relato hagiográfico, es decir, un tipo de escrito dedicado a la vida de un santo santo o de un conjunto de ellos. Su autoría se atribuye a Juan Gil de Zamora y está datado en el siglo XIII.
Códice de San Isidro, manuscrito en latín, datado en el siglo XIII

Códice de San Isidro, manuscrito en latín, datado en el siglo XIIICatedral de la Almudena

Los estudios históricos posteriores añaden que San Isidro era mozárabe, un cristiano que vivía entre musulmanes, por ser una población muy numerosa que se estableció en las tierras fértiles de la zona. Era habitual que estos grupos sociales se dedicasen a la agricultura, como campesinos independientes o adscritos a la tierra y vinculados a algún señor. En este sentido, lo menos conocido habitualmente sobre su figura es que fue criado e intendente de Juan de Vargas, aunque no su sirviente. También, perteneció a una cofradía seglar.

Desde la villa

Mayrit dejó de ser tierra musulmana en tiempo de Alfonso VI, por medio de un pacto con el rey taifa Al-Qādir, cuando Isidro era un niño. Contaba con 12.500 habitantes, pero tras la contienda vio reducida su población a 10.000 personas y, a pesar de ello, no dejó de ser un lugar inseguro. Sufría frecuentes saqueos de las tropas de Yusuf ben Tasüfur, emir almorávide.
Esta situación fronteriza con el territorio islámico determinó la vida de las gentes del lugar. Por este motivo el joven San Isidro dejó la villa y se dirigió a Torrelaguna, una villa ubicada al nordeste de la actual Comunidad de Madrid, donde empezó a labrar tierra ajena. Algunos historiadores son partidarios de pensar que fue aquí donde conoció y contrajo matrimonio con Santa María de la Cabeza, mientras otros sitúan estos hechos en Uceda (Guadalajara). Tras vivir un tiempo separados, consagrados a Dios, empezaron a convivir y concibieron un hijo, Juan o Illán.
Anónimo, copia de un dibujo de Alonso Cano, "Santa María de la Cabeza", h. 1652

Anónimo, copia de un dibujo de Alonso Cano, «Santa María de la Cabeza», h. 1652Museo del Prado

La tradición relaciona otros lugares próximos a Madrid con San Isidro, zonas donde los Vargas tenían heredades. Se ha recogido su paso por varias localidades de la sierra norte madrileña: las tierras del Jarama, Buitrago del Lozoya, Talamanca y Carazquiz.

La ermita en Carabanchel

El manuscrito vincula a San Isidro con Carabanchel Bajo, que era entonces una aldea madrileña. Por este motivo algunos historiadores se decantan por la teoría de que viviera en este lugar la mayor parte del tiempo que pasó en Madrid, en lugar de en la villa.
Aquí se encontraba una casa de labor, en un paraje de localización privilegiad, dedicada al cultivo de cereales, junto a la ribera derecha del río Manzanares, que en la época se llamaba Guadarrama. En esta aldea se levantó una ermita doscientos años después, en el siglo XV (y doscientos años antes de su canonización), para dar mayor protagonismo al manantial y a la fuente construida por San Isidro. La tradición popular veneró pronto los milagros del santo en sus facetas de labrador y pocero o zahorí. Por este motivo también se le atribuyen otros pozos que se conservan en distintos puntos de Madrid.
Francisco de Goya, "La ermita de San Isidro el día de la fiesta", 1788

Francisco de Goya, «La ermita de San Isidro el día de la fiesta», 1788Museo del Prado

Otro de los puntos de Carabanchel vinculado a los milagros de San Isidro es la parroquia de Santa María Magdalena, actualmente la ermita de Santa María la Antigua. La tradición señala que este fue el templo al que acudieron los cofrades seglares para dar las gracias cuando vieron realizado el milagro de la olla repleta de comida, donde antes no quedaba, para repartir entre los pobres por intercesión de San Isidro.

Vuelta a la villa

El códice indica que San Isidro vivió hasta los noventa años. Se retiró en una propiedad para sirvientes de los Vargas en el barrio de San Andrés, situada muy próxima a la parroquia que daba nombre a la collación. La tradición popular convirtió esta iglesia en un lugar de peregrinación, pues había sido frecuentada por San Isidro y su camposanto fue su lugar de enterramiento. En el Palacio de los Vargas, en la madrileña Plaza de la Paja, se ha instalado un museo, donde hay una capilla y un pozo que se pueden visitar.

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