Raquel Tejero
Raquel Tejero

El agravio constante de Sánchez a Madrid y la respuesta de Ayuso más allá del «me gusta la fruta»

El insulto no es, ni debe serlo, el remedio a las políticas sanchistas. Sin embargo, el maltrato del presidente hacia la Comunidad de Madrid hace más que evidente el objetivo de asfixiar una región que prospera pese a todo

Santiago de Compostela Actualizada 04:30

Ayuso, Mañueco, Rueda y López Miras, en la grada del Congreso

Ayuso, Mañueco, Rueda y López Miras, en la grada del CongresoGTRES

El pasado miércoles, desde la tribuna de invitados, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, escuchó como el ya presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la mencionaba. Lo hacía, como no podía ser de otra forma, para atacarla. Todo ello a pesar de que Ayuso no es líder de la oposición y ni siquiera diputada de la Cámara Baja.
Desde su asiento, y tras la acusación de un «posible caso de corrupción», los labios de la presidenta la delataban. Lo que su equipo aseguraba que era un «me gusta la fruta» terminó con un reconocimiento del insulto al líder socialista. La frase se hizo rápidamente viral en redes sociales y puede leerse ya en alguna que otra camiseta.
Más allá de la anécdota, y de la facilidad de Ayuso para fabricar eslóganes, la Comunidad de Madrid ha visto como las medidas del Gobierno central han ido dirigidas a asfixiar la región en beneficio de comunidades como Cataluña, o más bien, de los partidos que la gobiernan.
La condonación de la deuda a Cataluña perjudica a Madrid que, desde 2020, decidió liquidar sus cuentas con el Estado. Por su parte, los catalanes son la región que más dinero debe actualmente del FLA. Concretamente, 71.852 millones de euros. Según los cálculos, el pacto de Sánchez supondrá un coste de 900 euros por madrileño.

Según los cálculos, la condonación supondrá un coste de 900 euros por madrileño

Pero ésta es sólo la última de las decisiones tomadas por Sánchez. Anteriormente, muchas ya perjudicaron a la Comunidad de Madrid. Una de las más evidentes fue la implantación del denominado como impuesto de solidaridad que afecta casi en un 100 % a la región gobernada por Ayuso. Tanto es así, que el equipo de la presidenta decidió recuperar el Impuesto de Patrimonio para las rentas altas para que, al menos, el dinero repercutiera directamente en las arcas autonómicas y no acabase en las del Estado.
Otra de las reclamaciones constantes del Gobierno regional, es la mayor inversión en los trenes de Cercanías de Madrid. Este asunto se ha vuelto especialmente flagrante después de la cesión de los Rodalíes a Cataluña como parte de las cesiones de Sánchez a los separatistas.
Y es que, a pesar de que el ya presidente del Gobierno mencionase ese «posible caso de corrupción» de Ayuso –a sabiendas de que estaba archivado–, el estrechar de manos con el expresidente catalán fugado de la justicia supone la asunción de delitos como la malversación de la que fueron acusados líderes políticos catalanes como el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Que no se olvide tampoco que el republicano fue previamente indultado por el Gobierno socialista.
Y es que, repetir cien veces la constitucionalidad de la amnistía, no lo convierte en cierto. «Y para nosotros, evidentemente, ni el referéndum ni la amnistía es posible». No lo dice ni Ayuso, ni El Debate. Lo dijo el Sánchez del 2021.
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