Bobby Deglané en el frente junto a un coronel
Crónicas castizas
La artillería fue la partera del hijo de Bobby Deglané
Otros combatientes más realistas aseguraban que los chuchos no pesaban lo suficiente para activar el detonador y hacer explotar las minas, pero Bobby sí se fiaba de la otra teoría. En todo caso, el audaz y temerario locutor se precipitó recorriendo la senda de los chuchos y pudo llegar a la capital. Allí nuestro hombre se dirigió a Unión Radio Madrid
A pesar de que alguna biografía de Bobby Deglané ha intentado blanquear su intensa azulina, lo cierto es que el célebre comentarista deportivo y locutor chileno recorrió los frentes de la guerra civil española con el bando rebelde y contra el gubernamental y no fue una coincidencia ni una lealtad geográfica. El antiguo oficial de carabineros de Chile y piloto de aviación estaba de hoz y coz con los nacionales. Fue el primero en radiar una batalla de carros de combate en la guerra civil española desde el interior de uno de esos tanques.
De hecho, volviendo del Frente Norte, donde realizó una intensa labor propagandística, se reunió, la fama le precedía, con el jefe de los rebeldes en el Frente de Madrid, quien le invitó a cenar. Al dar el reloj las doce de la noche pasadas, Deglané le sugirió al general que podían hacer algo para saludar a los rojillos, como les llamaban sin acritud, en su día, ya que era 14 de abril de 1937. El militar aceptó la idea divertida y dio las órdenes para que sus baterías artilleras comenzaran a bramar en dirección a Madrid. Pero he ahí que en la ciudad capital de España, la que más resistió a los nacionales que ni Bilbao ni Barcelona le llegaron ni a la suela, se encontraba refugiada la esposa de Bobby, una mujer embarazada a quien le quedaba una semana para salir de cuentas y el atronador sonido de la artillería le asustó y le hizo ponerse de parto en el momento, ignorando que buena parte de la responsabilidad del adelanto del nacimiento de la criatura era de su marido. Así vino al mundo el que sería el doctor y traumatólogo Roberto Deglané, de feliz y brillante carrera como médico y excelente cirujano de columna, a quien siempre le fastidió un tanto la republicana fecha de su cumpleaños porque «era más de derechas que san Isidro» al decir de algún amigo.
Bobby Deglané a los mandos de una avioneta Bücker.
El caso es que mucho tiempo después, cuando Bobby decide llegar a Madrid y entrar en la ciudad burlando los carteles de «no pasarán», el terreno hacia la urbe está minado y él, contra todo consejo y aviso de los prudentes, sigue un camino, conocido como «la senda de los perros», que también estaba minada, pero la toma caminando en la seguridad temeraria de que a los canes no les explotaban las minas porque su olfato les advertía del peligro evitándolas. Otros combatientes más realistas aseguraban que simplemente los chuchos no pesaban lo suficiente para activar el detonador y hacer explotar las minas, pero Bobby sí se fiaba de la otra teoría. En todo caso, el audaz y temerario locutor se precipitó recorriendo la senda antedicha y pudo llegar a Madrid. Allí nuestro hombre, ni corto ni perezoso, se dirigió a Unión Radio Madrid, que estaba en la Gran Vía, donde ahora se ubica la cadena Ser y que durante la II República se llamó sucesiva y significativamente: Avenida de Rusia, Avenida de la CNT y Avenida de la Unión Soviética. Aunque se le conocía popularmente como Avenida de los Obuses. El caso es que desde allí comenzó Deglané a hablar por los micrófonos animando a los madrileños y anunciando jubiloso la entrada de las tropas rebeldes. Estuvo horas y horas charlando y emitiendo hasta que extenuado no pudo más y pidió por las ondas a sus oyentes comida y agua indicando su paradero, vituallas que le fueron facilitadas poco tiempo después por algunas almas caritativas que hasta allí llegaron, sumando Deglané a su suerte legendaria la de que no se presentaron en la radio algunos milicianos para pegarle un par de tiros como habría sido posible que ocurriera durante sus largos discursos desde un punto conocido y accesible de un Madrid al borde de la rendición.
La lealtad a sus ideas se volvería a evidenciar en Bobby Deglané mucho tiempo después, cuando eligió la opción menos ventajosa crematísticamente, aunque más cercana a sus ideales. Pero esa es ya otra historia.