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Mediterráneo

Estilo de Vida

Mediterraneidad

La riqueza de las diferentes culturas ha ido impregnando el entorno mediterráneo al paso de los milenios hasta crear una propia

El genio mediterráneo nace de la tierra, después parte hacia el mar para de nuevo penetrar en las costas que baña completando un ciclo vital que se repite eternamente. Y que se renueva sin descanso. Ya tierra adentro se cultiva, se cría ganado y se goza de los frutos de mar. Se vive y se cocina. Parece una cuestión simple, pero la necesidad de alimentarse apareja multitud de aspectos que han conducido al desarrollo de una de las civilizaciones más prosperas y largas de la historia. La riqueza de las diferentes culturas ha ido impregnando el entorno mediterráneo al paso de los milenios hasta crear una propia que, en definitiva, es un cúmulo de circunstancias, hábitos y gentes con sus innumerables matices que se han fusionado para terminar dando lugar al desarrollo de lenguas, pensamiento, civilidad y por supuesto, a unos patrones comunes a la hora de comer. Con una triada mediterránea que ya era una ecuación de éxito hace tres mil años y que sigue siéndolo en la actualidad.
Porque comer es una forma de decirle al mundo quienes somos, exactamente igual que lo es la forma de vestirse. Brillat-Savarin lo dejó escrito hace un par de siglos, el ya clásico «dime qué comes y te diré quién eres». Así que ¡ojo! que tomarse un plato de cocido, una torrija o una hamburguesa es la exacta representación de lo que somos, de dónde estamos en la vida y de cuánto sabemos, si queremos cuidarnos o gozar de los buenos alimentos. En definitiva, que comer es un acto culto que expresa cultura. El mediterráneo ha sido la cuna del buen comer en occidente. Ahí nació nuestra historia gastronómica, acunada por griegos y romanos, adobada con tintes medio orientales. Una historia repleta de intercambios, invenciones e ingenio que terminaron deviniendo en conocimiento, en ciencia, conduciendo al pensamiento desde el camino de lo empírico a lo teórico. 
Una historia de la alimentación que es la historia de la humanidad, en la que se engarzan como auténticas joyas los descubrimientos que hoy nos parecen cotidianos: el leudado del pan, la prensa de la aceituna, la fermentación del mosto. O la elaboración de conservas y el desarrollo de salsas, la preparación de caldos reparadores y el uso inteligente de legumbres. Cultura. Y no sólo delicias gastronómicas o placenteras, no: tecnología, cultura, ciencia, progreso. Todo eso es nuestra historia, todo eso nos ha regalado este mágico Mediterráneo en el que ha germinado nuestra civilización. 
Comer al estilo mediterráneo es sumergirnos, por tanto, en esa cultura milenaria que nos ha traído hasta esta orilla de la vida. Conocedores, sabios, saludables y cultos. Hasta en la mesa. Sobre todo, en la mesa, donde al fin y al cabo, nos expresamos tal y como somos. Donde estar y ser llegan a adquirir todo su sentido, donde los milenios se acumulan para mostrarnos lo valioso de un pasado que nos ha traído hacia un loco s. XXI que empieza a desdeñar su valor. Y que debemos seguir refrescando en las fuentes en que se originaron para mantener toda su coherencia y su frescura. Pura mediterraneidad, desde el origen hasta el plato. Cuídense.