La boda de Nicolás de Grecia, estilismos discretos

En la bucólica y exteriormente sencilla iglesia de San Nicolás, en el centro de Atenas y bajo el Partenón, se ha casado esta tarde Nicolás de Grecia con su segunda esposa, Chrysi Vardinoyannis. Una ceremonia discreta, natural y familiar con pocos invitados.

Entre los primeros en llegar estuvieron el novio, el príncipe Nicolás, y su madre del brazo, la Reina Ana María de Grecia. Ana María, bellísima, acudió con un atuendo cobre, una especie de parka con dibujos geométricos pequeños que concordaba con su pelo y que acompañó de un gran collar de perlas, de unos pendientes de diamantes y esmeraldas y de una pochette de mano cobriza.

Marie Chantal Miller acudió de la mano de Pablo de Grecia, su marido, ambos impecables. Ella escogió un elegante vestido azul oscuro con flores blancas combinado con un peinado suelto y pendientes metálicos en forma de flor. Su minaudière de mano, en metacrilato transparente, contaba con un cierre de borla con perlas.

La princesa Benedikta, hermana del medio de Ana María de Grecia, acudió de fucsia con bordados florales y con un chal blanco rematado por visón blanco. Llegó acompañada de su hija, su hijo y nuera. Todas conjugaron vestidos sobrios en tonos rosados y lilas. Su hijo Gustavo acudió con su reciente esposa, Carina Axelsson, con la que durante años no pudo contraer matrimonio para evitar perder su herencia, ya que los dictados hasta 2022 le prohibieron casarse con alguien que no fuera aria, noble y protestante. Ahora tienen dos hijos por maternidad subrogada.

Carina Axelsson acudió con un vestido largo en tono lila con flores blancas y chal compañero. La princesa Alexandra, segunda hija de Benedikta y condesa von Pfeil und Klein-Ellguth entró en la iglesia con su madre, vistiendo un modelo rosado largo de encaje con la parte delantera recogida, manga al codo, escote cerrado, pochette rosa fucsia y estíletos rosa claros.

Teodora de Grecia acudió del brazo de su reciente esposo, Matiew Kummar, vestida de largo con un modelo de raso color verde lima, acompañado de un chal de color similar, calzado y bolso en plateado. La ministra de turismo, Olga Kefalogianni acudió junto a su madre Eleni Kefalogianni, ambas en azul eléctrico y oscuro.

La Reina Sofía, guapísima, escogió falda negra y chal negro con una chaqueta de paillettes blancas y plata, con bordados e incrustaciones, que le quedaba especialmente bien y conjugaba a la perfección con sus pendientes de perlas. La princesa Irene de Grecia, su hermana, acudió en silla de ruedas con conjunto de pantalón en raso verde y chal negro. Ambas, en el país en el que nacieron y reinaron sus padres, extremadamente discretas.

La novia, Chrysi Vardinoyannis, llegó del brazo de su padre acompañada por uno de sus hijos. Muy guapa, escogió un vestido de cuerpo bordado en pedrería y cuello a la caja, con dibujos en zigzag, mientras que la parte inferior del modelo estaba cuajada de capas de encaje bordado con pedrería y brillantes. Su sencillo velo, una capa de tul superpuesta, acompañaba a la diadema que escogió para el día.

Chrysi lució la tiara Corsario. Propiedad de la Reina Ana María e inspirada en los devant corsage de corpiño típicos del siglo XIX, la heredó de Victoria de Badén, reina de Suecia y abuela de la reina Ingrid de Dinamarca. La tiara corsario la han lucido en sus bodas sus cuñadas Marie-Chantal y Nina Florh y su predecesora en cuestiones matrimoniales, Tatiana Blatnik. Las princesas Teodora y Alexia, en cambio y como hijas de rey, lucieron la famosa tiara de Jedive y el velo histórico con bordado de flores que han llevado en sus bodas todas las primas y tías. Una boda familiar y discreta. Bien hecho.