Winston Churchill, a la derecha, de caza junto a su hijo Randolph y Coco Chanel
Cómo Churchill salvó a Coco Chanel de la cárcel
El affaire de la creadora con Hans Günter Von Dinklage pareció corroborar su labor de espía nazi
Coco Chanel cultivó curiosas y variadas amistades, tuvo grandes amores, altibajos en su vida profesional y siempre sobrevivió. Su estilo de vida, su modernidad, su libertad de formas y silueta y su gran inteligencia la posicionaron en la vida y en la sociedad como una esnob de primera, que despreciaba la vulgaridad, la racanería y el comunismo. Pero sus fuertes creencias, su experiencia vital y sus deseos de superación la acercaron en un momento dado a las puertas de la cárcel.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Gabrielle Chanel tuvo que cerrar casi por completo sus tiendas y operaciones. Los nazis tomaron París y los más importantes personajes se instalaron en el Hotel Meurice y en el Ritz. Fue entonces cuando Coco comenzó su relación con Hans Günther Von Dincklage, un oficial nazi de rango, dedicado al espionaje en Francia desde los años 20, dotado de un buen físico y 13 años más joven que ella.
El barón Hans Günther von Dincklage, entonces de 44 años, vivió varios años con Coco en el Hotel Ritz. Se vinculaba a Von Dincklage con la operación 'Modellhut', modelo-sombrero, que claramente hacía alusión a la profesión de Coco Chanel, que inició su carrera como sombrerera. Con 'Modellhut' se intentó utilizar los grandes contactos de Coco en Inglaterra (desde el duque de Westminster hasta Churchill) para intentar unir a Alemania en una paz por separado con el Reino Unido.
Al igual que otros personajes conocidos, como Edith Piaf, Maurice Chevalier o Jean Cocteau, Chanel se quedó en su país cuando los alemanes invadieron Francia en 1940, pero claro, según confirman sus biógrafos, ella era una gran oportunista y los alemanes tenían el poder. Se dice también, muy acertadamente, que las discusiones de Coco Chanel con sus socios judíos, los Wertheimer, hicieron que la ínclita modista acariciara la idea de que Hitler llegase a despojarles de sus propiedades, quedando en plena posesión de su maison.
Winston Churchill, en una imagen de 1941
Chanel cerró sus tiendas al estallar la guerra y se supone que fue Dincklage quién se dice que la reclutó como agente F-7124, apodada «Westminster», por su conexión y romance durante años con el británico duque del mismo nombre. A través de Dincklage, Coco viajó a Madrid en agosto de 1941 para obtener informaciones importantes para los nazis, facilitando la labor de estos. Se dice que lo hizo para que liberasen de la cárcel por colaboracionista con los nazis a su sobrino y gran apoyo, André Palasse.
André Palasse, hijo de una hermana, podría haber sido - según algunas fuentes- vástago de la misma Cocó con alguno de sus principales amores que, comprometidos o casados, no quisieron darle el apellido.
Al finalizar la guerra, Coco Chanel huyó a Suiza y consiguió así salvarse de ser juzgada como colaboracionista. En realidad, la Resistencia y el nuevo ejecutivo en Francia intentaron que Coco diese con sus huesos en la cárcel.
Lo que la salvó, en realidad, fue la amistad de Coco con alguien tan influyente como el duque de Westminster, con el príncipe Dimitri de Rusia y sobre todo, con Winston Churchill, al que conocía desde relativamente joven. Winston Churchill logró salvar a Cocó de la cárcel aduciendo que en realidad durante la guerra ella había defendido secretamente los derechos del Reino Unido y Francia. Hay fotografías de Coco con Churchill en alguna gala antes de la Segunda Guerra Mundial, del mismo modo que existe una en la que Coco, Sir Winston y su hijo Randolph fueron de caza juntos a la zona de Dieppe.
Emery Reves, escritor y editor amigo de Churchill, sería una positiva influencia en esta circunstancia. Húngaro de origen, iba contra el nazismo. En 1954, al morir el duque de Wellington decidió vender su casa de Roquebrune en la Costa Azul. Al fin y al cabo había sido con él con quien había descubierto la zona décadas atrás. Además, necesitaba fondos para reinstalarse en París. Curiosamente, vendió la casa y sus enseres al escritor amigo y biógrafo de Churchill, el mencionado Emery Reves, que también conocía al duque de Wellington, quien la tuvo hasta su muerte décadas más tarde en 1981.
Emery Reves
En 1954 también, Coco pudo volver a París y volvió a abrir su taller de alta costura a sus tiernos 71 años. Pierre Wertheimer, el socio al que quiso despojar de su parte de la empresa viéndolo ser enviado Dios sabe a donde por los alemanes, volvió a apoyarla financieramente al final de la guerra. Tras la guerra, Coco Chanel siguió apoyando financieramente a Von Dincklage, manteniendo probablemente la relación con él.
La Pause, la casa de Coco Chanel en la Riviera Francesa
Reves era un verdadero amigo para Churchill y ambos disfrutaron de La Pause, la casa de Coco en la Riviera francesa, durante los años siguientes. Emery Reves había sido autor de biografías y épicas de la Segunda Guerra Mundial, como es el caso de I Paid Hitler o Yo pagué a Hitler, que describía como Fritz Thyssen, familiar del barón Thyssen que vivió en España, fue uno de los responsables de el auge y la financiación de los nacional socialistas alemanes. Como industrial alemán e hijo de afiliado al partido de Hitler, se especializó en producir armas y municiones para el ejército nazi.
Coco Chanel murió en 1971
Coco Chanel murió en enero de 1971 a la edad de 87 años en el que había sido su hogar durante la guerra y donde se volvió a instalar los últimos años de su vida decorando sus dependencias a su estilo: el hotel Ritz de París. Coco Chanel, que había crecido en un orfanato católico de monjas acabó por convertirse en una reina midas de la moda. Superviviente nata, la chica que empezó a ir con chófer y en Rolls Royce en Biarritz en el verano de 1915, se convirtió para siempre en un personaje inmortal que ha marcado la historia del mundo en amplios sentidos.