Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan, a la salida de la iglesia
Bárbara Mirjan, una novia discreta y elegante
La simplicidad y la belleza de lo auténtico están presidiendo la boda de Cayetano Martínez de Irujo
Jamás habíamos visto tan guapa y radiante a Bárbara Mirjan, ni tan sonriente a Cayetano Martínez de Irujo. Esta pareja, que ha sorprendido por su solidez y su compenetración, ha lucido impecable en este día de su boda.
Cayetano Martínez de Irujo y su mujer, Bárbara, en el coche de caballos tras la ceremonia
La novia, con un elegante y sencillo vestido de Navascués con escote cuadrado, que le favorece por su fachón, su cuello y su altura. Con bordados en el corpiño, un guiño al arte religioso andaluz, ha escogido un modelo al que se le pueden quitar las mangas, la sencilla cola y, por supuesto, el velo. El vestido estaba hecho en crêpe con godets - los volantes interiores que dan movimiento a la falda - en organza bordada y con una sobrefalda en el mismo material. Toda una declaración de intenciones: rotunda simplicidad.
Bárbara Mirjan
Aunque no pensaba llevar joyas, la novia ha portado unos pendientes art decó regalo de Cayetano por la boda. Y una diadema de diamantes de la joyería Grassy de extrema sencillez. A Grassy le viene de perlas este préstamo tan inesperado que probablemente corresponda a una amistad con los Reznak, propietarios de la casa.
Muy bien maquillada, natural, resplandeciente y con una sencilla coleta bajo el velo, Bárbara Mirjan ha acudido a la Iglesia del Cristo de los Gitanos con su padre para ser recibida por sus 300 invitados, Cayetano y un público entusiasmado. El ramo de novia, de esparraguera y hojas de naranjo, casi sin flores, ha llamado la atención por su frescura y simplicidad. Cayetano esperaba con su hija Amina, guapísima, sencilla y muy elegante, que ha actuado como madrina.
Bárbara Mirjan llegando al templo del brazo de su padre
Las flores bordadas en el vestido de Bárbara replican las del manto de la Virgen de las Angustias en la procesión del Viernes Santo. No en vano, Cayetana De Alba, muy unida a la hermandad de Los Gitanos, reposa en la iglesia. Los zapatos de Bárbara Mirjan, sencillos y del color del vestido, eran un modelo tipo salón cómodo para una novia en su día más especial y ajetreado, hechos a medida por Isabel Abdó.
Los novios, recién casados en Sevilla
Sin dar pábulo a mucha charla, Cayetano y Bárbara han dejado la plaza del templo casi inmediatamente al salir, montándose en un sencillo coche de caballos de tres plazas en el que llegó la novia y que guiaba un cochero de confianza de los novios. Impecable salida, digno de alabanza teniendo en cuenta la cantidad de espectaculares coches de caballos, carrozas, caballos y guarnicionería con que cuenta la Casa Alba. Sin alharacas ni ruido, sin préstamos familiares ni ayuda exterior. De nuevo, alabar la simplicidad de lo bello, de lo auténtico y de la sencillez del que sabe que no necesita caireles para demostrar su rango. Un diez.