Los Grandes Duques de Luxemburgo con las princesas herederas Amalia y Elisabeth en la cena de gala
Noche de gala y tiaras en Luxemburgo
Máxima y Amalia de Holanda destacaron en la gala de proclamación de Guillermo de Nassau
La noche de gala en el palacio ducal de Luxemburgo fue ayer el escenario de la celebración de los flamantes grandes duques. Y también de grandes aciertos de estilismo, prudencia y majestuosidad a la vez. Veamos.
La nueva gran duquesa, Stephanie, escogió un vestido azul/lila plisado con bordados en el corpiño y mangas largas que caían al suelo, que había llevado por la mañana en el acto de abdicación. Toda una declaración de intenciones, ya que si bien no le favorecía ni más ni menos, mostró que no es su interés lucirse ni invertir en su percha, sino favorecer la atención en su marido y su nuevo rol. Aburrido, pero ejemplar de veras. Stephanie de Lannoy es una mujer que ha estudiado, ha trabajado, lee, habla varios idiomas y tiene una amplia cultura, algo de agradecer en la era del «yo ya no leo» de las Pombo y similares.
El Presidente Macron y Brigitte Macron saludan a los Grandes Duques.
En cambio, por la tarde noche escogió una tiara familiar, como exigía la etiqueta: la Belgian Scroll, justo la que ha escogido para su primer retrato oficial en oleo. La tiara llegó a Luxemburgo desde Bélgica en 1953, con la princesa Josephine - Charlotte, abuela del nuevo Gran Duque Guillermo. Fue un regalo a la princesa belga cuando contrajo matrimonio con el gran duque Juan.
Retrato de la Gran Duquesa Estefanía
A la gran duquesa Josephine Charlotte se la regaló el banco Société Genérale, algo impensable actualmente. La llevó a menudo y la escogió cuando su propio marido, el gran duque Juan, accedió al trono, al igual que ha hecho Stéphanie, todo un detalle. Un diez.
Los Grandes Duques Guillermo y su mujer Stephanie
Las invitadas
Entre las invitadas principales han destacado belgas y holandesas. La princesa Elisabeth de Bélgica ha escogido a la británica Jenny Packham, a la que tanto recurre Kate Middleton, para hacerse un exquisito vestido recto de grandes adornos y una leve cola, todo en color plata. Sus zapatos de salón y la cartera, iban en el mismo tono.
La duquesa de Brabante ha escogido llevar una tiara que iba perfectamente a juego, la que sus padres le regalaron cuando cumplió dieciocho. Con motivos florales, hecha en platino y diamantes, comprada en subasta -porque los belgas no tienen tanto joyero como los holandeses, daneses o británicos- iba perfectamente con su atuendo. Impecable.
Las heredera de Bélgica y Países Bajos en la cena de gala en Luxemburgo
Amalia de Holanda, muy guapa, escogió un modelo verde de hombros descubiertos de Monique L’huillier. Con mangas de tul transparente, corpiño, cola y falda amplia, destacaba su nueva silueta. Amalia ha escogido la tiara Emma, una pieza deslumbrante que llevaba por primera vez. Fue un encargo del Rey Guillermo III a la casa Royal Begeer para la reina Emma, hecha en oro y plata con diamantes formando tres rosas. Sus magníficos pendientes de brillantes con esmeraldas y su broche compañero en el escote, de impresión. Estelar.
Belgica
Máxima de Holanda, elegantísima como siempre, escogió un vestido azul noche en guipur, sin mangas y con un falso efecto de transparencias que combinaba el tono nude. Guapísima, sobria pero majestuosa, escogió la tiara de zafiros, la que llevó en la investidura como rey de su marido, Guillermo Alejandro. Data de 1867, diseñada por la joyería parisina Mellerio con 31 zafiros de Cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica. El gran zafiro central de 44 Mila tes era un broche. Máxima la acompañó con un gran broche con zafiro central deslumbrante que puso en su escote y con un brazalete y unos pendientes a juego. No se puede ser más reina.
Los Reyes de Países Bajos con los Grandes duques
Matilde de Bélgica ha repetido el color burdeos que llevó en la mañana, como también hicieron Maria Teresa de Luxemburgo y Amalia de Holanda, con un Armani Privé en honor al fallecido modisto italiano. Con guipur borgoña en escote y brazos, drapeado cruzado en el cuerpo y falda con pliegues, el modelo favorecía su silueta si bien por algún motivo tanto escote - al que no nos tiene acostumbrado la reina Matilde - no le quedaba bien. O quizás sería el maquillaje, o las joyas, ya que como tiara llevaba únicamente la base de la histórica de las Nueve Provincias, y el collar de brillantes, acabado en triángulo de Graff no casaba con el resto de las joyas ni con el atuendo, y es que hay que tener cuidado con las casas joyeras y sus propuestas, a veces demasiado «tecno-chic» para lo que se espera. El brazalete, maravilloso.