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26 de abril de 2024

A Mundiña

Restaurante A Mundiña

Vete de mi parte

Mis platos favoritos (tercera entrega)

Un país de contraste en el que sabe comer y se presume de ello

En esta tercera entrega de mis platos favoritos, voy a comenzar en el norte de los sabores, degustando unas anchoas extraordinarias en Santoña, en El rincón de Alberto, donde la anchoa sigue siendo la reina de Cantabria. Siguiendo por ahí arriba, me voy a mi tierra para sentarme en Casa Bóveda, de Carril, con unas almejas a la marinera únicas en el mundo.
O me acerco a La Coruña, a la taberna A mundiña, en el cogollo del tapeo coruñés, para probar su original bocadillo de cigala. Me encanta la tortilla de Betanzos que hacen en O pote, tiene vitola de campeona de España con todo merecimiento.
Al pasar por Mera, en cuya playa Zara ha montado su última campaña de moda, pido en La perla, frente al mar y a la playa, una buena caña de 1906 y una tapa de la ya famosa empanada de Belén y me quedo tan a gusto. En Vigo, donde el mar es un milagro, Mauro es un oasis de paz, de belleza y de calidad con el mejor marisco de la zona. Le pido a Mauro que me traiga una buena centolla de la ría.
Dejo el norte y me marcho hasta Segovia para degustar el cochinillo de José María y hablar con él de su historia En Logroño me espera El rincón de Alberto con sus famosas lecheritas de cabrito inigualables. Doy un salto en el mapa hasta Medellín, en plena Extremadura legendaria, y disfruto en Quinto Cecilio de su sensacional arroz con liebre frente a su imponente castillo.
Maridaje Ambivium

Maridaje Ambivium

Y de castillo en castillo, llego hasta Peñafiel, para sentir en el Ambivium de Pedro Ruiz y en su bodega de Carraovejas el elegante y sabroso cruce gastronómico entre la tradición y la modernidad. Al llegar a Zaragoza, voy directamente al churrasco, para comprobar que su ternasco no tiene rival por aquellas latitudes. Me queda todavía mucha España que recorrer, muchos sabores que disfrutar y con ese deseo llego a Madrid y alrededores.
En Cercedilla, en la sierra de todas las sierras, Los frutales me ofrecer un paisaje bucólico y unas croquetas de las que ya no quedan. Luego, en Guadarrama, hago un alto en El asador del parque y con torreznos y sangría de la casa brindo por la vida una vez más. Al llegar a la capital, en Barracuda me espera ese tuétano mexicano que les ha situado en lo alto de todas las guías.
Me apetece pedir un bacalao dorado en Tras os montes, el corazón de Portugal en Madrid y acercarme a la rutilante avenida Villamarín para darme un atracón de ostras y bullicio en Barbillón. Y después del famoso sapito que me zampo en flores de alcachofa de mi amigo David Lecanda, viajo hacia el Sur, hasta mi querida Sevilla, para sentir el embrujo andaluz en Manolo León con su salmorejo de toda la vida.
Llamo a mi amigo el gran portero Superpaco, el del Timón de Roche, y me siento con él en su Cádiz, en la Taberna del Anteojo y compartimos una ensaladilla de pulpo. Y como cierre de viaje, doy un salto sobre el mar y llego hasta Arguineguín en Gran Canaria, para pedirle los amigos de El boya su ropa vieja de pulpo o el pescado más fresco del mundo.
Así es España. Así es este país de contrastes. Un país que sabe comer y presume de ello. Hemos viajado por los cuatro puntos cardinales del sabor al encuentro de mis platos favoritos. Aún me quedan muchos rincones que visitar, muchos platos que probar en este viaje alucinante al que pongo punto final por hoy. Que disfruten de la vida y de España. Y vayan de mi parte si así lo desean, que nunca viene mal una recomendación.
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