Patio de María. Córdoba
Viajes
Córdoba, Flora y Patios
No bastan dos días para conocer la gran ciudad califal
Hoy he visto Córdoba con los ojos sorprendidos de un turista. He disfrutado de su luz dorada, intensa, casi africana, con un brillo que todo lo domina. El azul fuerte del cielo contrasta a la perfección con el verde de las palmeras o el albero, blanco y almagre de sus edificios. He encontrado nuevos recovecos, nuevos patios, nuevos recorridos, nuevas puertas de casonas, pequeños jardines refrescantes y un halo de misterio que no decae con la vuelta a la normalidad. Esta Córdoba, conquistadora, arrebatadora y callada, es la que recomiendo en las próximas líneas, solo mencionando algunos de sus atractivos
No son suficientes dos días para conocer bien Córdoba. Del 11 al 21 de octubre se está celebrando de nuevo FLORA, la más importante exposición floral artística en el mundo. Floristas insignes de diversos países ocupan distintas plazas y edificios dotándolos de nueva vida con sus impresionantes arreglos. Se exponen en el patio de los Naranjos de Córdoba, en el patio del Museo Arqueológico y en los arrayanes del Palacio de los Marqueses de Viana, entre otros sitios.
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Los patios -en su edición otoñal sin festival como tal- tienen de nuevo lugar entre el 16 y el 26 de octubre, con motivo de la celebración del centenario del concurso, pero también porque no deja de ser una pena limitar a unos días de mayo la maravilla del interior de las casas cordobesas. 24 patios abren, entre Santa Marina, San Basilio y San Pedro y la Judería.
Visitar la Mezquita y pasear por sus alrededores son un must. Conocer Medina Azahara es una imprescindible para los curiosos que deseen conocer una ciudad que hace más de mil años ya contaba con agua corriente y con un sistema de transporte interno, tipo SEUR, de casi mil burros.
Residencia íntima del califa Abd al-Rahman III. Sector residencial del Alcázar. Terraza superior
Pero además, viajar a Córdoba supone la posibilidad de andar por la sierra hacia las Ermitas, de recorrer los caminos que llevan al Santuario de Santo Domingo o simplemente de pasear por una ciudad interminable de laberintos de calles inolvidables. Caminar alrededor del rio Guadalquivir, por ambas márgenes, nos integra en una zona de increíble flora, fauna y ecología, con espacios recién solados impecablemente organizados.
Comer en una terraza o tomar el sol en algún parque o alguna plazuela es una actividad habitual de los cordobeses en el tramo horario de las 12 a las 4 durante todo el año, incluido el invierno. La descarga de energía que supone tostarse bajo el sol otoñal/invernal es un regalo, una propina que los cordobeses ofrecemos al que nos visita.
A la hora de tomar un almuerzo ligero o un tapeo nocturno, hay infinidad de lugares abiertos todo el año, entre los que está el Patio de María, especializado en flamenquines, no en vano su propietaria fue una de las fundadoras de la Cofradía del Flamenquín. También existe, claro que si, la Cofradía del Salmorejo, que inició la defensa de la gastronomía cordobesa fuera de la provincia.
Patio de María. Córdoba
Junto al río se encuentra el restaurante Las Tinajas, con una carta impecable que disfrutar dentro o en la soleada terraza. Desde las berenjenas fritas al jamón ibérico de bellota, la ensaladilla de puerro y langostino o la presa ibérica a la brasa, todo es de primera, para empezar por el equipo.
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Jabalí en salsa y champiñones a la plancha son dos especialidades de El Coto en su nueva localización de la Plaza de San Miguel.
La Taberna la Montillana y la Taberna Salinas de la Calle Tundidores son dos maravillas, cada una en su estilo. La primera por sus croquetas o su salmorejo, la segunda por su precioso espacio, su gazpacho en vaso y sus inolvidables berenjenas fritas tipo chips inglesas.
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Entre los mejores restaurantes para comer o cenar en serio están Bodegas Campos, El Churrasco, Puerta de Sevilla, Noor, La Casa de Manolete, Casa Pepe, El Envero, El Choco, Casa Matías, La Cuchara de San Lorenzo o El Blasón.
Los recorridos culturales de todo orden presiden las actividades de la ciudad. Conciertos, exposiciones, campeonato nacional de caballos árabes (justo estos días pasados), espectáculos ecuestres en las Caballerizas Reales, visitas al Museo Taurino o al de Julio Romero de Torres se pueden compatibilizar, si se cuenta con varios días, con la visita al Jardín Botánico o al Real Alcázar.
Real Alcázar de Córdoba
De postre, se puede visitar El Cristo de los Faroles, hacer una ruta de las Iglesias Fernandinas, acudir a los excelentes shows de flamenco y guitarra, a los talleres de repujado del cuero o dar un paseo en calesa. La actividad será el complemento perfecto a los almuerzos de salmorejo, ajo blanco, rabo de toro, alcachofas a la montillana, berenjenas o lechuga 'frita'.
Tomar una copa de fino de Moriles o de Amontillado a la sombra de un naranjo o disfrutar de aceitunas aliñadas y del jamón y el lomo del Valle de los Pedroches en el sillón de algún patio, son pequeños placeres que coronan la tranquilidad, el misterio, la luz cegadora y el olor a flores de una ciudad que acoge a sus visitantes con los brazos abiertos.
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