
Vista de Cebreros (Ävila).
Cebreros: el pueblo que conecta el vals de Strauss con el espacio desde la cuna de Adolfo Suárez
Alberga una de las tres estaciones de la ESA en el mundo que exploran el Espacio Profundo y ha sido escenario de un hito histórico vinculado a Johann Strauss y a la película «2001: una odisea del espacio»
En 1968, Stanley Kubrick mostró un futuro donde la humanidad flotaba en el espacio mientras sonaba El Danubio azul de Johann Strauss hijo. Aquella inolvidable escena de 2001: Una odisea del espacio, con naves danzando como si fueran bailarines cósmicos, convirtió al vals de Strauss II en la banda sonora no oficial del Universo. Cincuenta y siete años después, la fantasía cinematográfica de Kubrick se ha hecho realidad desde una antena gigante rodeada de viñedos y El Danubio azul ha puesto rumbo a las estrellas desde un pequeño pueblo de Ávila.

Público asistente al concierto que envió «El Danubio azul» al espacio.
El pasado 31 de mayo, a las 20:30 horas, la carga simbólica del cineasta se materializó gracias a la Wiener Symphoniker (Orquesta Sinfónica de Viena), que interpretaba el vals más famoso del mundo desde el MAK (Museo de Artes Aplicadas) en Viena y lo lanzó hasta la antena DSA 2 de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Cebreros (Ávila). Desde ahí, en forma de onda electromagnética y a la velocidad de la luz, la pieza llegó, 23 horas después, a la sonda espacial Voyager 1 de la NASA, a 24.000 millones de kilómetros de la Tierra.

Antena DSA 2 de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Cebreros.
Este hito único, y desde ahora histórico, conmemora el bicentenario de Johann Strauss hijo y el 50 aniversario de la ESA. Corrige, además, el error que tuvo la propia NASA cuando en 1977 envió al espacio los Discos de Oro de la época sin incluir El Danubio azul. Gracias a esta iniciativa conjunta de la Oficina de Turismo de Viena y la ESA, el vals del Universo finalmente viaja por él. Toda una declaración universal de intenciones desde el corazón de Castilla: la música siempre será el lenguaje sin fronteras, y el vals vienés quizá se convierta también en un puente entre terrícolas y extraterrestres.
La cuna de Adolfo Suárez

Museo Adolfo Suárez y la Transición en Cebreros
En Viena, capital de la música y desde donde se ha cimentado un legado musical incomparable, cada noche más de diez mil melómanos disfrutan de la música clásica, siendo La Wiener Symphoniker su epicentro efervescente. Uno de los hijos adoptivos más famosos de Viena, Strauss II, murió allí un 3 de junio, por lo que en estos días no solo se celebran los 200 años de su nacimiento, sino también el aniversario de su muerte. El rey del vals es también uno de los protagonistas del famoso Concierto de Año Nuevo, que siguen millones de espectadores de todo el mundo; a partir de ahora, El Danubio azul ha traspasado además las fronteras de nuestro sistema solar.
El museo sobre la figura de Adolfo Suárez y la Transición es otra visita obligada en Cebreros
La hazaña espacial no habría sido posible sin la Estación de Espacio Profundo de la ESA en Cebreros, que hace seguimiento de satélites más allá de nuestra órbita. La Deep Space Antenna 2 (DSA 2) es una de las tres que existen en el mundo, junto a las de Nueva Norcia (Australia) y Malargüe (Argentina). Tiene 35 metros de diámetro, 40 metros de altura, pesa 634 toneladas y está estratégicamente situada entre montañas y viñedos.
Se permiten visitas guiadas en grupos de veinte personas, previa cita en el Museo Adolfo Suárez y la Transición. Un recorrido cultural muy innovador, ya que incluye, además, la visita al propio museo, dedicado al primer presidente democrático de España y al trascendental periodo de transición del que Adolfo Suárez fue pieza fundamental, así como la entrada a la Sala Universo, centro de visitantes de la ESA situado también en Cebreros, donde se explica de forma didáctica el funcionamiento del espacio profundo, las misiones pasadas y futuras, y el papel clave de la ciencia europea.
Enoturismo y rutas

Embalse de El Burguillo.
Cebreros no es solo el pueblo de las estrellas; es también historia, naturaleza y buen vino, gracias a su centenaria tradición vinícola. La DOP Cebreros es conocida por su garnacha y albillo real. Algunas de sus bodegas ofrecen experiencias de enoturismo, como Bruma Agrícola, donde, previa cita, se puede disfrutar de una jornada única entre sus viñedos, con catas y gastronomía local. Un plan perfecto para conocer las bondades de la tierra y cómo esta bodega combina tradiciones centenarias con prácticas innovadoras, consiguiendo vinos que ya han traspasado fronteras y forman parte de las cartas de vino de los restaurantes más prestigiosos de España.
La Picota, monumento del siglo XVI, ofrece vistas panorámicas del Valle del Alberche y la Sierra de Gredos
El entorno natural de Cebreros es ideal para actividades al aire libre. La Picota, monumento del siglo XVI, ofrece vistas panorámicas del Valle del Alberche y la Sierra de Gredos. Los amantes del senderismo pueden disfrutar de rutas que recorren parajes naturales cercanos, como la Reserva Natural del Valle de Iruelas o el embalse de El Burguillo.
Los Toros de Guisando

Las esculturas vetonas «Los Toros de Guisando».
Otros atractivos que mantienen vivas las tradiciones son el carnaval, declarado de Interés Turístico Regional, y las fiestas de la Virgen de Valsordo. Muy cerca de su ermita, tras un agradable y sencillo paseo, se llega hasta los puentes de Valsordo y Santa Justa, muy probablemente los que cruzó la princesa Isabel para llegar a los Toros de Guisando y firmar el famoso tratado por el que se convertiría en heredera de Castilla y Princesa de Asturias. Resultan muy interesantes las inscripciones talladas en las piedras de los puentes, donde se fijaban los maravedíes a pagar por todo aquel que quisiera pasar su ganado por ellos. Fue calzada romana y, posteriormente, cañada real de trashumancia. A 15 kilómetros de Cebreros se encuentran los enigmáticos Toros de Guisando, esculturas vetonas y escenario histórico del tratado entre Isabel y su hermano Enrique IV.

Puente romano de Valsordo.
Desde los compases vieneses que ahora viajan por el espacio hasta las huellas de Isabel la Católica sobre los antiguos puentes de Cebreros, esta tierra une pasado, presente y futuro en una armonía única. Aquí, donde la historia se cruza con las estrellas y el vino con la ciencia, descubrimos que incluso un pequeño pueblo puede tener vocación universal.