Vista del monasterio ortodoxo de Curchi, en Moldavia.

Vista del monasterio ortodoxo de Curchi, en Moldavia.freepik

Viajar

Qué ver en Moldavia, el país europeo que casi nadie visita

Moldavia es uno de los países menos turísticos de Europa, pero guarda monasterios, castillos, viñedos y ciudades tranquilas que sorprenden, lo mismo que sus buenos precios

Es uno de los rincones más desconocidos del mapa turístico de Europa, perfecto para quienes buscan descubrir nuevos lugares y añadir una muesca más a su cuaderno de viajes. En el sentido turístico más común, carece de los atractivos clásicos: no tiene salida al mar, ni grandes cadenas hoteleras, ni monumentos mundialmente famosos.

Encajado entre Rumanía y Ucrania, Moldavia apenas recibe 150.000 turistas al año

Hablamos de Moldavia, un pequeño país encajado entre Rumanía y Ucrania que apenas recibe 150.000 turistas al año. Un mirlo blanco del turismo europeo porque quien se aventure hasta allí encontrará un país hospitalario, lleno de historia, naturaleza y, lo más sorprendente, una cultura vinícola sin igual. Pero lo mejor también son sus precios, tanto para comer como para alojarse.

El último rincón de Europa

Vista de Chisináu, la capital de Moldavia.

Vista de Chisináu, la capital de Moldavia.Wikimedia Commons

La capital de Moldavia, Chisináu, no conquista a primera vista, no es como Praga o Budapest, pero bajo sus avenidas anchas y su arquitectura gris se esconde una ciudad con ganas de vivir, con parques frondosos, cafés modernos, mercados y una creciente oferta cultural. El Parque Central Stefan cel Mare es el corazón verde de la ciudad, y no hay que perderse el Mercado Central ni la Catedral de la Natividad, desde cuyo campanario se obtienen las mejores vistas. Y los bares de vinos naturales son paradas obligatorias para empezar a entender la Moldavia urbana.

Edificio del Parlamento en Tiraspol, capital de la región de Transnistria.

Edificio del Parlamento en Tiraspol, capital de la región de Transnistria.Marco Fieber

Fuera de la capital, el complejo arqueológico de Orheiul Vechi, a 60 kilómetros de Chisináu, es el principal atractivo de este país. Situado en un meandro del río Răut, aquí hay un monasterio rupestre excavado en los acantilados, aún habitado por monjes ortodoxos, y ruinas de antiguas ciudades tártaras y moldavas. La región autónoma de Gagauzia, al sur, o la región separatista de Transnistria, al este, son otras Moldavias a visitar, quizá más enigmáticas y contradictorias, y con su punto de fascinación.

La bodega de la URSS

Fuente del Vino en la  bodega Milestii Mici.

Fuente del Vino en la bodega Milestii Mici.Emil LH

Pero si hay algo que define a Moldavia más allá de sus fronteras es el vino. Porque este país con apenas 2,5 millones de habitantes tiene más viñedos por habitante que ningún otro en Europa y algunas de las bodegas subterráneas más extensas del mundo. Por algo Moldavia fue considerada «la bodega» de la antigua Unión Soviética.

La bodega Mileștii Mici figura en el «Libro Guinness de los Récords» por albergar la colección de vinos más grande del planeta

La joya de esta corona vinícola es la bodega Mileștii Mici, inscrita en el Libro Guinness de los Récords por albergar la colección de vinos más grande del planeta: más de 1,5 millones de botellas repartidas en una red de túneles subterráneos de más de 200 km, de los cuales 55 km son visitables. Allí, bajo tierra, entre galerías con nombres de uvas y estanterías de piedra caliza, se puede vivir una experiencia enológica fuera de lo común.

Túneles de la bodega Mileștii Mici.

Túneles de la bodega Mileștii Mici.Myrabella

Otras bodegas a considerar y visitar son las de Castel Mini, Purcari o Cricova. En esta última, también subterránea y famosa por su vino espumoso elaborado por método tradicional, se dice que el cosmonauta Yuri Gagarin se perdió en sus túneles durante horas tras una generosa cata. Estas bodegas ofrecen visitas guiadas, degustaciones y posibilidad de adquirir algunas de sus botellas más exclusivas a precios razonables para su calidad.

Soroca y su castillo medieval

Castillo de Soroca.

Castillo de Soroca.Photobank MD

En el norte la pequeña ciudad de Soroca es una buena visita para comprender la idiosincrasia y la diversidad de este desconocido país. Anclado en la orilla del río Dniéster está su castillo medieval, en buen estado, y muy cerca se encuentra el barrio de los gitanos, famoso por sus palacetes extravagantes y su mezcla de culturas.

Guía práctica

  • Cómo llegar: aunque no hay vuelos directos regulares desde España, se puede llegar a Chisináu con una sola escala desde Madrid o Barcelona principalmente vía Estambul (Turkish Airlines), Viena (Austrian Airlines) o Bucarest (TAROM o Wizz Air). La duración del trayecto suele rondar las 6-8 horas incluyendo la escala. Casi todas las agencias de viajes españolas organizan viajes al país menos conocido de Europa
  • Visado: los ciudadanos españoles no necesitan visado para estancias de hasta 90 días. Se permite la entrada en la República de Moldavia con DNI o pasaporte válido.
  • Moverse: el país es pequeño y fácil de recorrer. Desde Chisináu hay autobuses y taxis a todas las regiones, aunque muchos visitantes optan por contratar tours privados o alquilar coche con conductor para acceder cómodamente a monasterios y bodegas.
  • Moneda: la moneda es el leu moldavo (MDL), un leu equivale a 20 céntimos de euro. Moldavia es uno de los países más económicos de Europa. Comer un menú completo en un restaurante local cuesta entre 5 y 8 euros. En lugares más turísticos o modernos, rara vez supera los 12-15 euros. Una cerveza local cuesta entre 1 y 1,50 €, y una copa de vino moldavo se puede disfrutar por menos de 2 euros.
  • Alojamiento: en Chisináu se puede dormir en un hotel de tres estrellas desde 25-30 euros la noche, y en casas de invitados o apartamentos desde 15-20 euros. Los hoteles de cuatro estrellas raramente superan los 50 € por noche.
comentarios
tracking