El pueblo mágico de El Bierzo con playa, escudo e himno propios.
El pueblo mágico de El Bierzo que se negó a desaparecer y cuenta con playa, escudo e himno propios
En 2017 recibió el premio al pueblo más bonito de León con menos de mil habitantes y es un ejemplo increíble de sostenibilidad, cohesión vecinal y turismo responsable
Era un pueblo sin mar, era un pueblo sin barra detrás de ningún bar que hubiera abierto. Era un pueblo destinado al abandono, minero sin mina. Era un pueblo que hubiera desaparecido como tantos otros que, desgraciadamente, tiene Castilla y León. Todo cambió hace 33 años, cuando los pocos habitantes de esta pedanía de Torre del Bierzo, capitaneados por Ricardo Vila, su alcalde pedáneo, decidieron que no se rendirían y vencerían al olvido.
Hace 33 años los pocos habitantes de esta pedanía de Torre del Bierzo decidieron que no se rendirían y vencerían al olvido
Tres décadas después, los 16 habitantes de San Facundo mantienen el alma del hogar de sus ancestros, se han transformado y reinventado para poder seguir viviendo como siempre quisieron, en este oasis escondido en el Alto Bierzo.
«Espacio sin humo»
Vista aérea del pueblo de San Facundo.
A 30 kilómetros de Ponferrada, es hoy un «espacio sin humo», un lugar sin coches, que deben aparcarse en un gran parking con 500 plazas en la entrada del pueblo. Además, junto al río hay un enorme espacio habilitado como zona de acampada y para autocaravanas. Ricardo, su visionario alcalde, lo tiene muy claro: no quieren ruido, pero todos los vecinos tienen wifi gratis. El teletrabajo es una opción cada vez más utilizada y un reclamo perfecto para quienes buscan vivir en plena naturaleza y disfrutar de los recursos naturales de nuestra tierra.
San Facundo es un ejemplo de resistencia rural de una España que se niega a ser vaciada y es un referente nacional de sostenibilidad, cohesión vecinal y turismo responsable
Una pedanía escondida entre castaños, robles o encinas, pero no aislada. Ejemplo de resistencia rural de una España que se niega a ser vaciada y referente nacional de sostenibilidad, cohesión vecinal y turismo responsable. Todo su cableado ha sido soterrado para que la arquitectura berciana permanezca tal y como siempre fue, sin renunciar a la más alta tecnología, como la fibra óptica.
La playa fluvial
La espectacular playa fluvial del pueblo.
Un arroyo del río Argutorio bordea la parte sureste del pueblo y, entre alisos, fresnos, sauces y chopos, vecinos y visitantes disfrutan de una impecable y cuidada playa fluvial, equipada con todas las comodidades, como zona de césped, baños, duchas, mesas y barbacoa. Sus aguas cristalinas hacen las delicias del estío y acompañan los paseos durante todo el año. Un sistema de tratamiento de agua potable mediante rayos ultravioleta y depósitos de 55.000 litros garantiza el agua sin química durante todo el año y, para no contaminar el río, hay un lavadero de coches que envía el agua a una depuradora.
Calle de San Facundo.
La paz reina entre sus cuatro calles empedradas, con pequeñas casas en su mayoría rehabilitadas según la estética berciana, respetando la austera belleza de la piedra local y la sincera armonía de la madera. Balcones con flores en primavera, jardines y huertos repletos, y la pulcritud de un vecindario que se enorgullece de vivir donde siempre quiso, cuidando cada detalle al que se considera legado.
Pueblo mágico
Foto antigua de San Facundo.
San Facundo pertenece a la Red de los Pueblos Mágicos de España, siendo el más pequeño de todos ellos. En 2017 recibió el premio al pueblo más bonito de León con menos de mil habitantes. Este rincón auténtico, enclavado en un entorno diverso y privilegiado, es el resultado del empeño estratégico, del sentido común y de la implicación personal de Ricardo Vila, que dejó de picar la mina para vivir en libertad y transformar su pequeño hábitat. Poco a poco se han ido recuperando senderos históricos y el monte que lo rodea ofrece infinidad de excursiones inolvidables.
Rutas de senderismo
Ruta de senderismo cercana a San Facundo.
Desde el mismo pueblo parten varias rutas de senderismo que se adentran en los montes del Alto Bierzo, como las cascadas de Fervienza, todo un espectáculo natural escondido entre la cerrada vegetación, donde el agua se despeña entre rocas y musgo. O la bellísima ruta conocida como San Facundo Pozo las Hoyas hasta las eco-aldeas alternativas de Matavenero y Poibueno y su poza natural.
Desde el mismo pueblo parten varias rutas de senderismo que se adentran en los montes del Alto Bierzo
La ermita de San Facundo y San Primitivo es la opción para quien busque recogimiento, un lugar que remite a los orígenes del pueblo y a su vocación religiosa. La leyenda cuenta que aquí se veneraron las reliquias de los santos mártires Facundo y Primitivo, cuya devoción se extendió por buena parte del noroeste peninsular durante la Edad Media.
Escudo e himno propios
Escudo de San Facundo.
En el Mirador de San Facundo hondea su flamante bandera. Sí, es la única pedanía de España con bandera, escudo e himno propio, compuesto por el gaitero Blas Rodrigo bajo la supervisión del historiador Manuel Olano. Además, San Facundo tiene vínculos internacionales, culturales y económicos con regiones como Gansu, en China, y las celebridades que lo visitan firman en su Libro de Honor.
Tributo a la trucha
Ricardo Vila, alcalde de San Facundo, y Carla Royo-Villanova junto al monumento a La Trucha.
Cada mes de junio, San Facundo se convierte en epicentro de la trucha gracias al Encuentro Gastronómico y Cultural de la Trucha, que reúne a cientos de amantes trucheros, pero también a personalidades y diplomáticos, ya que el incombustible alcalde de la pedanía mantiene relaciones institucionales con medio planeta y otorga el premio Trucha de Oro para agradecer el cariño a San Facundo. Otro evento que une y hace sentir la identidad local a flor de piel.
Los visitantes pueden participar plenamente de la vida de la pedanía, respetando la premisa del mínimo impacto ambiental
No hay alojamientos rurales y solo tienen un bar restaurante, en su mayor parte abastecido con producto local, pero San Facundo puede con los más de 23.000 visitantes que van a descubrirlo cada año. El visitante es huésped bienvenido, a quien se le invita a integrarse plenamente en la vida de la pedanía, respetando siempre la premisa del mínimo impacto, pero máximo beneficio comunitario. Puede participar en las recolecciones de huertos o castaños cercanos o pasear acompañando a alguno de sus habitantes para escuchar las historias que nunca se perderán.
Gastronomía berciana
Restaurante de los hermanos Vila.
En el restaurante de los hermanos Vila, las ganas de disfrutar de la gastronomía berciana abren el apetito con productos de cercanía y recetas tradicionales. Ya se hicieron famosas sus croquetas de trucha o las anguilas fritas con patatas. Los apasionados por la micología tienen aquí un auténtico paraíso por la gran variedad de setas comestibles que abundan por estos montes y que permite a los aficionados encontrarlas prácticamente todo el año. En otoño, bajo los pinos y los tonos ocres de los castaños se esconden los ansiados níscalos, deliciosos boletus, senderuelas y parasoles. Pie azul al comienzo del invierno, perretxikos en primavera y lengua de buey en verano.
Utopía hecha realidad
Bonita imagen de San Facundo iluminado.
San Facundo tiene también ludoteca para organizar eventos y conferencias o proyectar películas oscarizadas y documentales. Se organizan diferentes actividades al aire libre y pensadas para todos los públicos, siempre con la intención no solo de crear empleo o activar el dinamismo económico, sino de devolver a la comunidad el sentido de utilidad, la pertenencia al entorno y el orgullo de preservar el futuro rural.
Una utopía hecha realidad, una muestra de que hay otra manera de gestionar el medio rural sin discursos ni falsas promesas y con la implicación total del vecindario. El reto sigue ahí: no hay descanso en este rincón berciano porque el logro de atraer sin perder la esencia se forja día a día. El pueblo más pequeño, con las ideas más grandes, ha sido declarado varias veces como «pueblo ejemplar»; es una celebración de lo sencillo, un canto alegre a la España Deseada.