Castillo Palacio de los Condes de Oropesa en Jarandilla de la Vera (Cáceres).

Castillo Palacio de los Condes de Oropesa en Jarandilla de la Vera (Cáceres).Paradores

El Parador ubicado en un castillo del siglo XVI que sirvió de refugio al emperador Carlos V

Antes de trasladarse de manera definitiva al monasterio de Yuste, el monarca en cuyos dominios no se ponía el Sol eligió este lugar para su descanso

El diccionario de la Real Academia Española define de dos formas la palabra Edén: por un lado, como el Paraíso Terrenal que sirvió de hogar original para Adán y Eva, los primeros seres humanos; por otro, el término se utiliza de manera coloquial para referirse a cualquier lugar que es extremadamente agradable, encantador y lleno de paz y felicidad, similar a un paraíso.

Carlos V eligió esta pequeña localidad extremeña para su retiro hasta que pudo instalarse definitivamente en el vecino monasterio de Yuste

Esto último es la percepción que debió tener de Jarandilla de la Vera el emperador Carlos V cuando, tras abdicar, cansado y delicado de salud, eligió esta pequeña localidad extremeña para su retiro hasta que pudo instalarse definitivamente en el vecino monasterio de Yuste, donde moriría en septiembre de 1558. El monarca en cuyos dominios no se ponía el Sol fue durante unos meses el huésped más ilustre del castillo de los Condes de Oropesa, que fue convertido en Parador de Turismo en el año 1966.

Parador de Jarandilla de la Vera.

Parador de Jarandilla de la Vera.Paradores

Antes de llegar a Jarandilla de la Vera y tras desembarcar en Laredo (Cantabria) tras su abdicación, el emperador se alojó primero en el castillo de Oropesa (Toledo), también hoy Parador de Turismo y también propiedad entonces de los condes homónimos. Ambos Paradores comparten propietario histórico y una vinculación directa con el itinerario final del monarca.

El último viaje

Piscina del Parador de Jarandilla de la Vera.

Piscina del Parador de Jarandilla de la Vera.Paradores

Fue a finales de 1556 cuando, recién abdicado, el emperador Carlos V emprendió su último viaje hacia el retiro definitivo en el monasterio de Yuste. Pero antes de instalarse allí necesitó un lugar donde recuperar fuerzas y esperar a que finalizaran las obras de su futura residencia. Lo encontró en Jarandilla de la Vera, un rincón protegido por la Sierra de Gredos, de clima templado y naturaleza fértil, un pequeño Edén. Durante varios meses, entre 1556 y 1557, el castillo de los Condes de Oropesa se convirtió en su hogar. Sus estancias medievales fueron testigo del tránsito entre el monarca que dejaba atrás un poder omnímodo y el hombre que buscaba paz para sus últimos años.

Un castillo transformado

Interior del Parador con la galería gótica de dos pisos.

Interior del Parador con la galería gótica de dos pisos.Paradores

El edificio del siglo XVI, convertido en Parador en 1966, conserva su majestuosidad original: robustas murallas, un foso antiguo, una espectacular galería gótica de dos pisos y un inmenso patio de armas, hoy convertido en una de las cafeterías con más carácter de la red de Paradores. Allí, entre arcos y piedra centenaria, es fácil imaginar la vida palaciega del siglo XVI, el ir y venir de criados, soldados y cortesanos siguiendo los pasos del emperador.

El edificio del siglo XVI, convertido en Parador en 1966, conserva su majestuosidad original

Aunque la rehabilitación añadió comodidades modernas, el Parador ha sabido mantener el equilibrio entre historia y confort. En el exterior, una piscina rodeada de olivos y naranjos ofrece un contraste perfecto entre la fortaleza medieval y la tranquilidad de la Vera. Recientes obras de mejora han potenciado su eficiencia energética y accesibilidad, sin alterar su esencia histórica.

El establecimiento cuenta con un restaurante de cocina tradicional extremeña, conexión Wi-Fi gratuita y aparcamiento. Asimismo, el Parador ofrece visitas guiadas para conocer su historia y es el punto de partida de la conocida como Ruta del Emperador, que sigue los pasos de Carlos V hasta el monasterio de Yuste.

Un entorno natural saludable

El Parador está muy cerca de la sierra de Gredos.

El Parador está muy cerca de la sierra de Gredos.Paradores

El Parador está a los pies de la sierra de Gredos, en el valle de la Vera, junto al Tiétar y el Jerte, entre gargantas de agua, piscinas naturales y bosques de castaños. No cuesta imaginar por qué Carlos V eligió este paisaje para recuperarse: aire limpio, agua abundante y una naturaleza saludable. A pocos minutos, el monasterio de Yuste completa el recorrido histórico. Allí, ya retirado de manera definitiva, el emperador posiblemente encontró la serenidad que buscaba.

La leyenda de los pasos

Habitación doble estándar del Parador.

Habitación doble estándar del Parador.Paradores

Como en todo castillo con historia, en el de Jarandilla de la Vera no falta una leyenda. Se dice que, en las noches más silenciosas, algunos huéspedes han oído los pasos del emperador recorriendo los pasillos que habitó siglos atrás. La tradición cuenta que Carlos V, inquieto y atormentado por el peso de las decisiones tomadas en su vida política, sigue visitando en espíritu el mirador desde el que contemplaba la comarca y quizá también que fue uno de los hombres más poderosos de la Historia de la Humanidad.

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