Cala de Curazao.
Así es Curazao, la isla holandesa que ha usado María Corina Machado para salir de Venezuela
Ubicada a unos 70 kilómetros de la costa de Venezuela, esta isla neerlandesa del Caribe es conocida por sus playas y sus extensos arrecifes de coral con abundante fauna marina
María Corina Machado no llegó a tiempo de recibir el Nobel de la Paz, pero sí logró salir de Venezuela en un viaje secreto en barco para poder viajar hasta Oslo, la capital de Noruega, y encontrarse con su familia. En un viaje de película, la líder venezolana pudo llegar por barco hasta la isla neerlandesa de Curazao, situada a unos 70 kilómetros de la costa de Venezuela.
Curazao combina el legado colonial holandés con un clima privilegiado que le proporciona más de 300 días de sol al año
Curazao, o Curaçao en neerlandés, es desde el punto de vista turístico una de esas islas caribeñas que sorprenden por partida doble. Primero, por su identidad única, mezcla del legado colonial holandés con ritmos afrocaribeños, y segundo, por su clima privilegiado. Aquí el sol brilla más de 300 días al año y la temporada de huracanes apenas se nota gracias a su ubicación fuera de la ruta habitual.
Patrimonio de la Humanidad
Willemstad, capital de Curazao.
La puerta de entrada a la isla es Willemstad, su capital, declarada Patrimonio de la Humanidad. Basta cruzar el puente flotante Queen Emma para sentirse como dentro de una postal: casitas de colores pastel, fachadas con volutas europeas y el aroma del mercado flotante, donde aún llegan botes con fruta fresca desde Sudamérica. En el barrio de Pietermaai, restaurado con mimo, se mezclan cafés creativos, restaurantes frente al mar y hoteles boutique.
Playas y calas
Playa Kenepa.
Pero la gran promesa de Curazao está en sus playas, un rosario de calas protegidas por acantilados que regalan aguas turquesas y una visibilidad ideal para el buceo y el snorkel. Playa Kenepa, Cas Abao o Playa Porto Mari figuran entre las más bonitas del Caribe. Bajo el agua, la isla guarda un tesoro inesperado: jardines coralinos muy bien conservados y pecios que se han convertido en refugio de tortugas, peces multicolores y hasta caballitos de mar.
Cueva de Hato, otro de los atractivos de la isla.
Quien busque algo más que sol encontrará también rutas de senderismo en el Parque Nacional Christoffel, hogar del pico más alto de la isla, y una rareza natural: la Cueva de Hato, con estalactitas y petroglifos de miles de años. Tampoco falta una incursión cultural. El Museo Kura Hulanda recorre con rigor la historia de la esclavitud y la huella africana que explica buena parte del carácter de la isla.
Gastronomía singular
Otra espectacular playa de Curazao.
La guinda la pone su gastronomía, una fusión de sabores criollos y europeos. Desde el guiso stoba hasta el pescado fresco, culminando con un imprescindible: el icónico licor azul de Curazao, elaborado con la cáscara de la naranja laraha, endémica de la isla.
Arrecife de coral en los fondos marinos de Curazao.
Curazao tiene vuelos frecuentes desde Europa y América, algo que ha ayudado a María Corina Machado en su aventura para llegar hasta Noruega, y quizá le sirva para su regreso, destino del que ojalá pueda disfrutar por sus atractivos turísticos en la próxima ocasión que deba recalar en él.