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06 de mayo de 2024

Una madre conversa con su hijo adolescente

Una madre conversa con su hijo adolescentePexels

El sencillo gesto que protege la salud mental de tus hijos, según la Universidad de Cambridge

Mientras los expertos alertan de una «epidemia de mala salud mental» entre los adolescentes, la Universidad de Cambridge ha señalado un modo cotidiano y sencillo de prevenir problemas como la ansiedad, el aislamiento e incluso la depresión o las ideas suicidas entre los menores

Es un problema que genera cada vez más preocupación en las consultas de los médicos, entre los psicólogos y los orientadores escolares, y, sobre todo, en las propias familias: la epidemia de mala salud mental que afecta de un modo creciente a niños y adolescentes, y que en casos extremos puede conducirlos a conductas lesivas e incluso al suicidio.
Los datos son realmente alarmantes: un estudio publicado en la revista Journal of Affective Disorders destacaba cómo desde septiembre de 2020 los intentos de suicidio entre chicas adolescentes se ha incrementado un 195 %. También la Fundación Anar ha revelado que, por primera vez en 30 años, la depresión y la conducta suicida se han convertido en la primera causa de consulta entre los menores de edad que acuden buscando ayuda.

Gestos sencillos, 'made in Cambridge'

Para prevenir este tipo de trastornos y otros problemas asociados a la mala salud mental, como la ansiedad, la hiperfragilidad afectiva o la mala gestión emocional, la Universidad de Cambridge ha señalado recientemente una serie de gestos sencillos que pueden vivirse en cualquier hogar.
En su estudio The impact of family interventions on communication in the context of anxiety and depression in those aged 14–24 years, publicado en agosto de 2023 en la revista científica BJPsych Open, los autores destacan que con algo tan corriente como conversar a diario con los hijos, por ejemplo a la hora de la comida o la cena, sin limitarse a dictarles órdenes o a repasar tareas, puede fortalecer la salud mental de los menores e incluso corregir situaciones de ansiedad y principios de depresión.

Dos acciones esenciales

El equipo de investigadores ha hecho seguimiento de diferentes estudios ya en marcha para valorar si una intervención directa de la familia mejoraba la salud mental de jóvenes con diferentes trastornos emocionales o psicológicos. Y aunque reconocía que en algunos casos las conclusiones habían sido «contradictorias», debido a los muchos factores que incidían en cada hogar, sí han apuntado una serie de prácticas comunicativas que parecen tener la capacidad de prevenir y corregir este tipo de situaciones.
Entre ellas, destacan dos acciones: primero, las conversaciones en familia en las que los padres expresan con naturalidad sus sentimientos, preocupaciones e inquietudes; y, segundo, la creación de espacios cotidianos de comunicación, sin interrupción de pantallas u otras distracciones, para charlar de modo distendido. Por ejemplo, durante las cenas en familia, o en las charlas individuales con los hijos mientras se va en el coche.

Tres consejos

Los propios autores explican que el estudio sigue la línea de otros análisis, que muestran la comunicación familiar como un factor decisivo para la buena salud mental de niños, adolescentes y jóvenes. Por ejemplo, el estudio Family Communication and Mental Health: A Meta-Analysis, publicado en 2020 también por la Universidad de Cambridge.
En él, se afirmaba que «una comunicación abierta y efectiva en la familia puede mejorar la salud mental y emocional de los niños», y sugería que los padres podían incidir positivamente, de un modo cotidiano y natural, en esta área de la vida de sus hijos. Para lograrlo, este estudio destacaba tres consejos de gran utilidad:
  • 1. Escuchar activamente
Según los autores, prestar atención mientras se escucha a los hijos, sin mirar el móvil u otras distracciones, y repitiendo con otras palabras lo que los niños o adolescentes acaban de decir, marca la diferencia a la hora de comunicarse.
  • 2. Validar sus sentimientos y preocupaciones
No minusvalorar ni maximizar sus problemas o inquietudes; mostrar alternativas para que ellos decidan cómo actuar, en lugar de darles soluciones cerradas; y explicar y aceptar que los sentimientos como tristeza, miedo o ira son naturales y no son ni buenos ni malos, sino que surgen casi de modo inconsciente y que lo realmente importante es saber reconocer, aceptar o rechazar qué tipo de acciones nos llevan a hacer, son factores decisivos en el caso de patologías como la ansiedad, la baja autoestima o el principio de depresión.
  • 3. Ser honestos, transparentes y discretos
Los autores destacaban la importancia de que los propios padres prediquen con el ejemplo, y mantengan una comunicación sincera y honesta entre ellos y con los hijos, sin sarcasmos ni mentiras, y con la capacidad de mantener los problemas de los menores en la intimidad del hogar, sin airearlos con otros adultos como amigos o familiares.
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