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03 de mayo de 2024

Una pareja hablando

Una pareja hablandoPexels

Los cinco lenguajes del amor

Algunos matrimonios piensan que pasan tiempo juntos, cuando en realidad solo viven a corta distancia

El «tiempo de calidad» en la pareja exige tiempo y atención enfocada, más que grandes planes exclusivos, según afirma Gary Chapman al abordar el segundo de los cinco lenguajes del amor que describe en su obra homónima

Si tuviese que pavimentar su hogar, con una superficie de 100 metros cuadrados, ¿lo dejaría todo con cemento de obra? ¿cubriría 10 metros con losetas de costoso mármol travertino de la mejor calidad, dejando el resto sin solar? ¿O intentaría recubrir toda la superficie con el mejor material a su alcance, aunque no fuese tan maravilloso? Este es uno de los ejemplos a los que recurre en sus charlas a matrimonios Javier Vidal-Quadras, secretario general de la International Federation for Family Development (IFFD), para explicar el segundo de los lenguajes del amor descrito por Gary Chapman: el tiempo de calidad.
El ejemplo viene a demostrar que, para construir una pareja sólida, es fundamental pasar tiempo juntos para poner una base sólida, un buen suelo, en el matrimonio. Pero esa base no debe establecerse de cualquier manera, como con «cemento de obra», sino con tiempo «de calidad». Y «por tiempo de calidad –señala Chapman en Los cinco lenguajes del amor–, me refiero a darle a alguien toda la atención. No me refiero a que se sienten juntos en el sofá para ver la televisión».

Qué es el tiempo de calidad

El consultor matrimonial explica que «cuando pasas tiempo juntos pero ante la televisión, es Netflix o HBO quien tienen tu atención, no tu cónyuge. Lo que quiero decir con tiempo de calidad es sentarse en el sofá, con el televisor apagado, mirándose el uno al otro y conversando, con los dispositivos guardados, dándose toda la atención mutua. Significa dar un paseo solos los dos, o salir a comer y mirarse el uno al otro y conversar», explica Chapman.
Este «tiempo de calidad» no implica tener que hacer planes extraordinarios, costosos y esporádicos, como viajes al extranjero o escapadas de fin de semana, mientras se descuida el resto del tiempo en un maremágnum de compromisos de agenda y cruces rápidos por el pasillo de casa. No es, por tanto, comprar unas pocas losetas de mármol de carrara y dejar el resto del hogar sin cubrir, por seguir con el símil de Javier Vidal-Quadras.

Compartir lo más valioso: el tiempo

La clave, según detalla Chapman, está en la disposición interior y personal para centrar la atención en el otro, dándole lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo.
«Cuando me siento con mi esposa y le presto veinte minutos toda mi atención y ella hace lo mismo para mí, nos damos veinte minutos de vida. Nunca más tendremos esos veinte minutos; nos damos nuestras vidas el uno al otro. Esto es un poderoso comunicador emocional del amor», asegura respecto a este tipo de lenguaje emocional. Dicho de otro modo, se trata de estar junto a tu cónyuge, «mirándole a los ojos, dándole toda la atención, haciendo algo con él o con ella que le guste, y hacerlo de todo corazón».

Atención enfocada

Gary Chapman recuerda con toda crudeza que «algunos esposos y esposas piensan que pasan tiempo el uno con el otro, cuando en realidad solo viven a corta distancia. Están en la misma casa, a la misma hora, pero no están juntos». Y pone un ejemplo cotidiano, con el que cualquiera se puede identificar: «Una esposa que está enviando mensajes de texto mientras su esposo trata de hablar con ella, o viceversa, no le está dando tiempo de calidad, porque el otro no tiene su total atención».
Para evitar este tipo de situaciones, es necesario lo que este célebre consejero matrimonial llama «atención enfocada». Porque pasar tiempo de calidad no implica pasarse el rato mirándose a los ojos, sino «que hacemos algo juntos y que vamos a darle toda nuestra atención a la otra persona. La actividad en que estamos ocupados es incidental. Lo importante es que emocionalmente pasamos tiempo centrados el uno en el otro; la actividad es solo un vehículo que crea el sentido de la unión», remarca Chapman.
Y concluye con un ejemplo: «Un esposo y una esposa que van a correr juntos, si el tiempo de calidad es genuino, no se enfocarán tanto en la carrera como en el hecho de que pasan tiempo juntos. Lo que importa es lo que sucede en el ámbito emocional. El empleo de tiempo en una actividad en común comunica que nos interesamos el uno por el otro, que disfrutamos de nuestra compañía mutua, que nos gusta hacer cosas juntos». Que, en definitiva, se construye una base sólida para toda la vida matrimonial, empleando losetas sencillas, pero fuertes, hermosas y, sobre todo, dispuestas a durar para toda la vida.
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